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Por Javier Lorca Como pocas cosas, el nombre de Juan Llach como inminente ministro de Educación generó un amplio consenso en el movimiento estudiantil. Todos sin distinción, desde Franja Morada, pasando por el Frepaso, hasta llegar a las agrupaciones independientes y de izquierda, todos lamentaron la elección del ex viceministro de Domingo Cavallo. Pero la preocupación no se limitó a los estudiantes. También se sumaron los docentes de la Conadu. Y, a su turno, el rector de la UBA, Oscar Shuberoff, recordó que casi siempre discrepó con Llach. No obstante, concedió: "Le vamos a dar nuestro total apoyo". El rector radical siguió: "Se trata de una persona inteligente, capaz y honorable, con la que discrepé casi siempre. Pero, en la medida en que es designado por De la Rúa y debe cumplir con la plataforma de la Alianza, tengo la obligación de ayudar por todos los medios para que se cumpla". Menos contemplaciones hubo entre los dirigentes estudiantiles. Aun entre los propios radicales. "Para las expectativas de cambio que generó la Alianza, el nombre de Llach no crea muchas esperanzas. Representa una línea muy vinculada con los organismos internacionales", opinó Pablo Javkin (Franja Morada), titular de la Federación Universitaria Argentina. "No marca rupturas con el modelo actual. Más bien parece una continuidad", dijo. Más radical fue la izquierda. "Menem se va, pero su política queda. Llach es un aviso de que se viene la mano dura en la universidad. El nuevo gobierno va a intentar poner el arancel", dijo Rodolfo Kemp, desde la Corriente Estudiantil Popular Anti-imperialista. Con ideas similares, Daniel Vigo, de UBALibre, un frente independiente, concluyó que, con la designación, "queda claro que la Alianza se subordina a los tecnócratas de siempre. Se van a confirmar el ajuste y la financiación privada". Para la educación superior, una de las pocas propuestas conocidas del futuro ministro es la de descentralizar y provincializar el sistema universitario. "Sería tremendo --dijo Javkin--. El país renunciaría a la única instancia de cambio, al último espacio público que le queda." Para Kemp, se trata de un proyecto que, persiguiendo el autofinanciamiento regional, "busca atomizar y destruir la fuerza de la unidad". Desde el Frepaso, Raúl Sánchez, secretario general de FUA, fue más allá: "No podemos quedarnos con la sorpresa del nombre elegido. Lo más preocupante es la falta de espacios donde debatir las reformas necesarias. Hay que discutir cómo incluir mucha más gente en una educación de alta calidad, con universidades autónomas y gratuitas". La Conadu expresó su "más profunda preocupación" por la elección de Llach "en razón de sus concepciones tecnocráticas sustentadas en una lógica que entiende a la educación como un bien de mercado y no un bien social". Disconforme, la comunidad universitaria está a la expectativa. Y con la guardia arriba.
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