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NICOLAS GALLO, FUTURO MINISTRO, TOMO DISTANCIA DE MARIA JULIA ALSOGARAY
“Ahora casi todos me dicen querido”

El inminente titular de Infraestructura calificó a la carta que le envió la ingeniera, y que Página/12 reveló ayer en exclusiva, como “tilinga”. Dijo que nunca se la pidió y que no comparte para nada sus criterios.

Inglés: “Eso es tilinguería. Y esas cosas de escribir en inglés. He estado siempre en contra de que Medio Ambiente integre el área de Infraestructura”.

Nicolás Gallo dice que no se peleó
con Graciela Fernández Meijide.

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Por Sergio Moreno

t.gif (862 bytes) Tilinguería. Así definió el futuro ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, a la carta que le envió la saliente secretaria de Medio Ambiente y Recursos Sustentables, María Julia Alsogaray, y que Página/12 publicó ayer en exclusiva. La funcionaria preferida de Carlos Menem había mandado a Gallo una epístola dirigida a un “Querido Nicolás”, con una serie de sugerencias: incorporar a su organismo la secretaría y evitar la creación de un foco “verde o conservacionista a la antigua” que seguramente complicaría la posibilidad de hacer negocios hídricos o aeroportuarios, entre otras. Además, pedía que la misiva “for your eyes, only” fuese destruida como en “Misión imposible”. Gallo dijo ayer a este diario que no pidió la carta, que tiene una posición “180 grados diferente” al de la ingeniera, y que no tuvo enfrentamientos con Graciela Fernández Meijide, la segura ministra de Acción Social.
–¿Cuál es su relación con María Julia?
–La misma que tengo con mil quinientos funcionarios nacionales, provinciales y municipales de la República Argentina.
–¿Todos ellos le dicen “querido”?
–En estas últimas semanas es notable como ha aumentado la cantidad de gente que me dice “querido”, “Nicolás” o que me paran por la calle y me dicen “Nicolás, querido amigo”. Es notable. Debe haber alguna magia en la cercanía del poder que hace que gente que realmente no me trataba ahora me pone adelante o después el “querido”. Seguramente, que ustedes cuando me enviaron a casa a la mañana este matutino no me han puesto “querido Nicolás lea la primera página de Página/12”. Ahí no, no habré sido muy querido. Esto se puede convertir en una tilinguería porque la esencia está del otro lado, está adentro del “for your eyes...”.
–Me estaba refiriendo al envío de esta carta.
–Claro, sí. Eso es tilinguería. Y esas cosas de escribir en inglés. Pero vamos a ver la esencia. He estado siempre en contra de que la Secretaría de Medio Ambiente integre el área de Infraestructura, sea quien sea que la maneje. Porque el Medio Ambiente es un área muy importante en el mundo de la gestión pública. Es un poco como el auditor de la calidad ambiental de los proyectos y de las obras. Entonces, es absurdo unificar bajo la misma área quien hace la obra y quien luego debe definir el nivel de impacto ambiental de la misma.
–El gobierno de Menem hizo eso, precisamente.
–Por esa misma razón yo tengo una posición totalmente diferente, ciento ochenta grados de diferencia, con la postura de la señora Alsogaray.
–La señora Alsogaray le mandó esta carta y usted dice que es una cuestión de tilinguería. ¿Usted no se la pidió? ¿Se la mandó ella motu proprio?
–Yo no pido cartas a nadie. La cantidad de cartas que llegan acá son de enorme volumen, en cantidad y llegan de todo el mundo con algunas opiniones, sugerencias, proyectos. Me interesa muy poco que me manden, hoy día, opiniones de cómo debe manejar, administrar la cosa pública la gente del gobierno actual. Digo muy poco para ser elegante, por no decir me interesa nada. Bajo ninguna circunstancia a mí se me hubiese ocurrido pedir esa carta.
–¿En qué ministerio quedará finalmente Recursos Hídricos.
–En el ‘95, con fórceps, la secretaria Alsogaray le sacó a Obras Públicas el área de Recursos Hídricos que por añares estuvo en su órbita. Fue totalmente forzado llevarlo ahí. Lo habrá hecho no sé por qué motivos y ni me interesa analizarlos. Nosotros volvemos a anular, con esto, un decreto que Menem firmó en el año ‘95.
–Se dijo que por esta secretaría hubo un enfrentamiento entre usted y Graciela Fernández Meijide. ¿Hablaron del tema?
–No, nosotros no hablamos de este tema con los potenciales candidatos a ocupar las distintas áreas, los candidatos que usted señala. Yo lo hablocon quienes se encargan del diseño de la estructura orgánica del Estado, que es el doctor Jorge de la Rúa, básicamente su equipo...
–¿Y qué le dice Jorge de la Rúa?
–Que es absolutamente correcta mi posición. Lo incorrecto es lo otro. Lo incorrecto es lo que hizo este gobierno, que es fragmentar la acción de la obra pública en decenas de programas y en cuatro ministerios diferentes. Y eso es lo que destruyó el concepto de obra pública. Precisamente, fue una posterior consecuencia de lo que hizo Cavallo cuando unificó las áreas de Economía y Obras Públicas. No existe en ningún otro país. Las obras públicas son una concepción de ejecución de obras con el presupuesto que le asigna Economía. Tampoco existe esa patraña de que la existencia de un ministerio genera gasto. Lo que genera gasto ineficiente es la dispersión de los distintos programas de obra pública en distintos ministerios con una diferente concepción. Por eso nosotros pensamos enfáticamente en la re-creación de un ministerio, que no es el viejo Ministerio de Obras Públicas, un Ministerio de Infraestructura nuevo, moderno, que pueda utilizar los limitados recursos del Estado y, además, potencie los recursos privados de las concesionarias que están utilizando las tarifas en desarrollo de lo que puede ser infraestructura pública.
–Esto es un ministerio que va a tener mucho poder, muchos recursos.
–Esto de mucho poder... siempre se tiene una sensación...
–Cuando uno tiene muchos recursos, tiene mucho poder.
–No, no tiene muchos recursos. Los recursos son los que asigna el presupuesto nacional. El Ministerio de Infraestructura es un ministerio que tiene, esencialmente, un...
–Poder de lobby...
–¿Poder de lobby para quién?
–Tiene que tratar con empresarios, con gobernadores, tiene que conseguir consensos...
–¿El Ministerio de Economía no tiene que tratar con empresarios? ¿El Ministerio del Interior no tiene que tratar con empresarios? ¿Y el de Acción Social? ¿Y el de Trabajo? Entonces, ¿qué pasa?
–Yo no digo que los otros no tengan poder, digo que su ministerio tendrá mucho poder.
–Reconstruye lo que había dispersado el menemismo en materia de obras públicas. Pero no existe enfrentamiento con la señora Fernández Meijide, absolutamente. Es una concepción que yo propicié: que Medio Ambiente debe estar afuera de Infraestructura. Estoy totalmente en contra de la posición que la señora Alsogaray sugiere en su carta. Le agrego más: a mi juicio, la Secretaría de Medio Ambiente debía ir al área cercana a la salud o a la acción social porque la protección de la salud incluye el medio ambiente social. De esto se trata porque usted no puede atacar un proyecto o una obra sino porque afecta a otro componente del bien común que es la calidad de vida.
–Usted tuvo trato, en su momento, con María Julia en la época en que María Julia renegoció contratos de Aguas Argentinas.
–Sí.
–En esa renegociación María Julia consiguió que la empresa no haga la inversión que debía hacer y que se incrementen las tarifas.
–Esa es una visión. En primer lugar, en la reunión de ese contrato nosotros no tuvimos ninguna injerencia formal, sino la tuvo la Comisión Bicameral. De este contrato sale una licitación la cual dice que el financiamiento de las obras nuevas se hará con el pago por parte de los futuros beneficiarios que tenían que pagar algo así como 500 o 600 pesos por la conexión de agua y lo mismo por la conexión de cloaca. ¿Quién lo pagó? Seguramente los treinta millones de argentinos. Este contrato preveía que los que viven en condiciones marginales tenía que pagar directamente su conexión, 1000 o 1200 pesos, una utopía. Entonces, el contrato estaba desfinanciado. Tenía una solución: todos aquellos que hoy tenemos aguas y cloacas paguemos para aquellos que no tengan. Lo que en sumomento propicié es que todo este dinero se deposite en una cuenta independiente, del mismo modo que se hace en el contrato de Metrovías, una cuenta independiente que audita el Estado. Esto no fue aceptado.
–¿Qué piensa hacer con ese contrato cuando sea ministro?
–Y como todos los contratos. Ya lo dije en el suplemento Cash de Página/12: el día en que un contrato se abrió, dejó de ser intocable.
–¿Cómo imagina estar en un gabinete con tantos economistas, algunos de los cuales habían mostrado diferencias con usted?
–¿Quiénes?
–Adalberto Rodríguez Giavarini que, en su momento, dejó la gestión en la ciudad se dijo por un enfrentamiento con usted. O José Luis Machinea, que era refractario a la formación de Infraestructura o, en todo caso, pretendía que usted no esté al frente.
–Giavarini no se fue porque tuvo diferencias conmigo. Es una linda novela que se inventó en su momento y hoy en día no se puede desarmar porque la novela es linda, hay un bueno y hay un malo.
–A usted le tocó el papel de malo.
–Así parece. Les gustó. Yo ya no lo desmiento más, ya me aburre. Ahora pasamos a la etapa de que no pasó nada, somos todos amigos y vamos adelante. Pero, para que lo sepa, nunca hubo absolutamente nada. Giavarini se fue por razones que él solo conoce. Las diferencias que yo tuve con Giavarini –y está documentado– se debieron a que su grupo proponía la clasificación, en la famosa licitación de la basura, de grupos en determinadas zonas que la comisión completa no auspiciaban porque consideraban incalificables. Entonces, esa era la diferencia y está documentada en el Ministerio de Hacienda. Pero la comisión optó por seguir el rumbo de la mayoría con la oposición de la Secretaría de Hacienda. Así de simple. En cuanto al doctor Machinea, desmiento absolutamente que él haya pensado un instante sobre mi persona. Tiene por mí el mismo tipo de respeto profesional que yo tengo por él. Así que lo desmiento. Que haya tenido sus observaciones con respecto a la inconveniencia de separar el Ministerio de Economía, eso fue público, lo dijo, lo discutimos.
–¿Quiere hacer otra aeroísla?
–Siempre me opuse a tamaña aeroísla. Lo que sí en cambio propiciamos es que la ciudad debe tener su aeropuerto. Porque lo primero que la ciudad, los porteños, debe definir es si quiere o no un aeropuerto. Si no quiero un aeropuerto es fácil: en el 2005 se van a Ezeiza y viene la discusión sobre por dónde va el tren, qué tierras se expropian, a qué concesionario lo voy a utilizar. Pero yo propondría que hagan un plebiscito. Quizás con la elección de Jefe de Gobierno porteño, con la pregunta “quieren el aeropuerto de la ciudad sí o no”. Yo creo que podríamos incorporar estos temas a un plebiscito. Una vez plebiscitado, diseñar un mecanismo para que no empiecen todos los suspicaces dónde está acá el negocio. Entonces, todos y con el periodismo de testigo, veamos cuál es la metodología para readecuar o renegociar lo que haya que renegociar.

 


 

Llegó el día del anuncio del gabinete de De la Rúa

El presidente electo presentará a sus ministros. Sigue el tironeo por las designaciones de las segundas líneas.

Fernando de la Rúa dará a conocer a quiénes tomará juramento el 10 de diciembre.
Los designados y Chacho lo acompañarán en el escenario, pero él será el único orador.

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Por Fernando Cibeira y José Natanson

t.gif (862 bytes) Hoy, a las cinco de la tarde, Fernando de la Rúa presentará formalmente su gabinete dominado por economistas en el salón principal del Hotel Panamericano. El presidente electo anunciará sólo los nombres de sus ministros y dejará para otro momento la presentación de las segundas líneas, que se van definiendo con el paso de las horas. Entre la danza de nombres, ayer hubo dos que apuntaban como novedades: el ex camarista Jorge Edwin Torlasco se convertirá en el titular de la Fiscalía Anticorrupción, que se encargará de investigar las trapisondas del menemismo, y el diputado neuquino Oscar Massei asumirá como secretario de Medio Ambiente, un área que, con algunos recortes, quedará bajo la órbita del Ministerio de Acción Social que conducirá Graciela Fernández Meijide.
De la Rúa aparecerá a las cinco de la tarde por una de las entradas laterales del salón mayor del Hotel Panamericano. Se sentará en el centro de una larga mesa, al lado de Carlos “Chacho” Alvarez, y presentará a los diez ministros y al jefe de Gabinete. Abajo del escenario se ubicarán los funcionarios que no ocuparán cargos ministeriales pero que ya han sido confirmados, como la secretaria de Acción Social, Cecilia Felgueras, y el de Turismo, Hernán Lombardi.
Aunque en un principio la idea era que cada ministro hiciera un resumen de la situación del área que tendría a su cargo y anunciara someramente las medidas más importantes, finalmente se decidió que, por una cuestión de tiempo, De la Rúa presentará uno por uno a sus funcionarios, que no pronunciarán palabra durante el anuncio. El presidente electo anticipó que no se tratará de una conferencia de prensa y que no aceptará preguntas.
En un principio, se pensó que sería bueno que cada ministro se muestre junto a sus secretarios o, al menos, su segundo. Pero sucede que muchos de los ministros todavía no tienen definidos los nombres de sus principales colaboradores, por lo que la iniciativa se frustró. Lo mismo sucedió con los principales entes estatales como el PAMI y la ANSeS, que, hasta anoche, tampoco tenían dueño. En síntesis: De la Rúa ordenó colocar 11 sillas además de la suya y la de Alvarez.
Anunciará sólo a sus ministros, cuyos nombres se terminaron de definir la semana pasada. Cuatro economistas, de diferentes orientaciones, ocuparán posiciones relevantes en el gabinete: el titular de FADE y jefe del Banco Central durante la gestión alfonsinista, José Luis Machinea, asumirá en Economía; Adalberto Rodríguez Giavarini, ex funcionario porteño y amigo personal de De la Rúa, sucederá a Guido Di Tella en la Cancillería y el ortodoxo Ricardo López Murphy irá a Defensa. El último es Juan José Llach, quien se convertirá en ministro de Educación a pesar de las protestas de los gremios docentes (ver páginas 6 y 7). El jefe de Gabinete será Rodolfo Terragno, quien fue confirmado en ese cargo luego de que se lo barajara para la Cancillería.
Dos hombres de estrecha confianza de De la Rúa, que ocuparon cargos en el gobierno porteño, serán designados al frente de dos ministerios. Se trata de Héctor Lombardo (Salud) y de Nicolás Gallo (Infraestructura y Vivienda). El Ministerio de Justicia quedará para el ex camarista Ricardo Gil Lavedra, hombre de consulta del presidente electo. En la Oficina Anticorrupción, que dependerá de esa cartera y se dedicará a investigar los escándalos del menemismo, se ubicará Jorge Torlasco, ex compañero de Gil Lavedra en la cámara que juzgó a los comandantes de la dictadura.
La única concesión importante de De la Rúa a su partido será el Ministerio del Interior, en el que será designado el diputado bonaerense Federico Storani. Fredi todavía no tiene definido quiénes lo secundarán. Le ofreció ser su segundo al ex vicecanciller Raúl Alconada Sempé, pero lo más probable era que le contestara que no aceptaba. Para secretario de Seguridad su candidato es Angel Tello, mientras que especialistas como Marco Di Caprio o Héctor Bertoncello tendrán algún puesto. Los frepasistas que ocuparán ministerios serán dos: Graciela Fernández Meijide asumirá como titular de Acción Social y Alberto Flamarique, operador dilecto de Chacho Alvarez, se convertirá en el próximo ministro de Trabajo.
El ritmo lento de definiciones también marcaba el paso de la Ley de Ministerios que prepara Jorge de la Rúa y que debe ordenar qué areas abarcará cada ministerio. Además de la creación de las dos nuevas carteras y la reducción de secretarías, dos modificaciones aparecían ayer como casi seguras. La Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, por la que pugnan Fernández Meijide y Gallo, será dividida y cada uno se quedará con la parte que más le gusta. Recursos Naturales quedará bajo la órbita de Graciela en Acción Social y su titular casi definido es el diputado Massei. En tanto que Recursos Hídricos se integrará al Ministerio de Infraestructura y Vivienda de Gallo. La segunda modificación es la ANSeS, que actualmente depende de Trabajo y que pasaría a Acción Social.

 


 

EDUARDO MENEM RENUNCIO A LA PRESIDENCIA DEL SENADO
Un paso al costado que no es gratis

t.gif (862 bytes) Eduardo Menem renunció con condicionamientos a la presidencia provisional del Senado, cargo que pasaría a ocupar antes de fin de mes el aliancista José Genoud.
El hermano del presidente comunicó ayer su decisión al bloque del PJ, que en una caldeada reunión aceptó ceder a la Alianza sólo aquellos cargos en los que sus actuales titulares estuvieran dispuestos a hacerlo, entre los que se anotaron Angel Pardo con Asuntos Penales, Julio San Millán, con Asuntos Municipales y Osvaldo Sala, con Pesca.
El gesto del justicialismo no fue gratis, sino que quedó atado al cumplimiento de una serie de compromisos. Entre ellos apurar el tratamiento de la ley de regulación de decretos de necesidad y urgencia, aprobar el diploma de senador del ministro del Interior, Carlos Corach, y abortar los cuestionamientos por la designación de Rodolfo Barra para la Auditoría General de la Nación.
“En febrero nos reservamos el derecho a que, si no hay muestras de convivencia de la otra parte, impongamos el criterio de la mayoría y vayamos a votación”, explicó uno de los senadores del PJ demostrando que el partido hará valer su mayor número de representantes.
En el inicio de la cumbre del bloque Menem anunció su decisión de poner a disposición su renuncia y se retiró del encuentro para evitar “que la discusión quede concentrada en términos personales” y por “razones de moral”.
Un grupo considerado el ala dura (Fernando Cabana, Ernesto Oudín, Héctor Maya y Enrique Martínez Almudevar) insistió en la idea de no ceder la presidencia provisional a la Alianza, postura que fue rebatida por un sector mayoritario preeminentemente duhaldista.


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