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El flamante jefe de Gabinete anunció a Página/12 que tendrá un rol protagónico, manejará los ingresos y los gastos públicos “como manda la Constitución”, y coordinará un gabinete sin “agitadores de banderas”, sin “ajustes irracionales” y sin “malos de la película”. Mientras que sigue seducido por su “obsesión” de crear un modelo industrial exportador, sabe que habrá un fuerte ajuste “porque el Estado no se puede financiar”.

RODOLFO TERRAGNO
“Hasta ahora el jefe de Gabinete estaba dibujado”

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Por Maximiliano Montenegro

t.gif (862 bytes) No hay duda de que Rodolfo Terragno, flamante jefe de Gabinete, quiere desempeñar un rol protagónico en el gobierno de De la Rúa. En este reportaje con Página/12 adelanta que asumirá un estricto control sobre áreas que –se creía– eran potestad exclusiva del ministro de Economía: desde el manejo del gasto público hasta el control de la Administración Federal de Ingresos Públicos. Defiende a Llach al frente de Educación, porque en su visión el problema del área es hoy económico. Y elogia a López Murphy. Aunque aclara que propiciará la planificación de un “modelo industrial exportador”.
–¿Va a haber un achique del Estado?
–Ya hemos anunciado que vamos a suprimir secretarías y subsecretarías, y recortar todo lo que sea superfluo.
–Esos son cargos ocupados por políticos. ¿Va a haber retiros voluntarios de personal de planta del sector público?
–Habrá que analizar caso por caso, ministerio por ministerio.
–El Estado, con su estructura actual, ¿se puede financiar o está sobredimensionado?
–Es obvio que no se puede financiar. Ha vendido todas las empresas,
no tiene que hacer las inversiones para extraer petróleo, transportar gas, comprar aviones, etc., no tiene más escuelas y hospitales (que fueron transferidos a las provincias), y este año va a terminar con un déficit nominal de 6 mil millones de pesos y un déficit real de 7800. Está claro que no es financiable. Muchas de las causas de esta situación las vamos a conocer cuando nos internemos en la administración después de diez años y medio de gobierno menemista.
–¿El costo del ajuste lo van a pagar los que menos tienen, como siempre?
–Ha sido así en los últimos diez años. Pero no siempre tiene que ser así. Hay gobiernos con una idea muy fuerte de la justicia social y otros que son partidarios de una eficiencia mal entendida que termina provocando mayor desigualdad. La Alianza, De la Rúa y yo nos hemos comprometido a que esto sea distinto. No ignoramos las dificultades que enfrentamos, los tiempos que vamos a tener que manejar para conseguir nuestros objetivos y los costos que vamos a pagar. Siempre que uno se pone un objetivo hay quienes reclaman resultados inmediatos o piden cosas más allá de lo posible. Es necesario tener paciencia.
–Hablando de paciencia, ¿cómo va a hacer para convivir con Ricardo López Murphy, con quien ha tenido diferencias ideológicas importantes?
–No he tenido diferencias importantes con López Murphy. Hemos discrepado sobre la magnitud, el ritmo y la forma que debe tener el ajuste. Y, alguna vez, él ha dicho que yo tengo una obsesión con el modelo industrial exportador. Esto no impide que tengamos muchas coincidencias y seamos amigos.
–¿Usted sigue obsesionado con el modelo “industrial exportador” o sus debates con los economistas liberales ya lo curaron?
–Si fuera una enfermedad, creo que hay que enfermarlos a todos. No es una enfermedad, creo que es la única salida. Pero esto siempre lo he discutido muy cordialmente con Ricardo.
–¿López Murphy en Defensa significa que habrá ajuste militar?
–Se puede gastar irracionalmente y se puede ajustar irracionalmente. López Murphy no es la imagen del ajuste sino de la racionalidad. Las Fuerzas Armadas necesitan eso, racionalidad. Hace poco más de un mes, cuando presenté el libro Presupuesto para el cambio, habló López Murphy. En ese acto, cuando no imaginaba que iba a ser ministro de Defensa, dijo que el Presupuesto de las Fuerzas Armadas argentinas es hoy, en porcentaje del PBI, inferior al que tenía el ejército japonés en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando los aliadosimpusieron la desarticulación de sus fuerzas armadas. López Murphy no es un elefante en un bazar, comprende las necesidades.
–Usted va a tener todo el manejo del Presupuesto, una atribución que el jefe de Gabinete anterior no aprovechó...
–Hasta ahora no ha habido jefe de Gabinete, estaba dibujado. El presidente Menem no quería un jefe de Gabinete como el que marcaba la Constitución, buscó darle bajo perfil y podía hacerlo porque tenía el control en ambas Cámaras del Congreso. Ahora, no. Vamos a tener una Jefatura protagónica, como la que manda la Constitución.
–Lo cual significa...
–El artículo 100 de la Constitución indica que el jefe de Gabinete es el encargado de recaudar las rentas de la Nación, hacer ejecutar el Presupuesto y tiene a su cargo la administración nacional.
–¿El jefe de Gabinete también controlará la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos)?
–Esa es su responsabilidad. No importa que esté en Economía. La Jefatura es un área de la Constitución. La Ley de Ministerios puede después asignar responsabilidades a distintas áreas. Pero la responsabilidad última, política, la tiene el jefe de Gabinete.
–¿Carlos Silvani puede quedar después de los seis meses de “transición” al frente del organismo porque fue responsable de la gestión de la AFIP en los últimos tres años?
–Uno puede reconocer que hubo algunas mejoras en la administración tributaria. Sin embargo, por cada dos pesos que se recaudan hay uno que se evade. En todas partes hay gente que no quiere pagar impuestos. Pero cuando se llega a un nivel de evasión tan alta, me parece que hay gente que no quiere cobrarlos. No estoy conforme con lo que se hizo en los últimos años. He escuchado todas las explicaciones. La propia AFIP responsabiliza a la legislación, reclama mayores poderes, se queja de los jueces que pisan expedientes. Ahora, desde adentro, voy a tener todos los elementos, quiero ver cuál es realmente la causa de este estancamiento.
–Hablemos del gasto público pautado en el Presupuesto. ¿Cómo va a hacer para impulsar el “modelo industrial exportador” con semejante mishiadura de recursos?
–Siempre se pueden hacer distintas cosas con el mismo dinero. De todas maneras, hay que distinguir lo que será el manejo de la coyuntura y un proyecto de mediano y largo plazo. En la Argentina nos desacostumbramos al planeamiento, porque se cree que hay navegar a la deriva.
–Eso suena a intervencionismo del Estado en la actividad económica.
–Eso suena a intervencionismo únicamente en la Argentina. No suena así en los Estados Unidos, Japón, Europa, en ningún país capitalista del mundo.
–¿Planeamiento qué significa?
–Significa convocar al sector privado, al sector que produce bienes y servicios transables (internacionalmente). Planeamiento significa reconvertir el Servicio Exterior argentino. Significa una estrategia para la lucha que debemos dar en el marco de la Organización Mundial de Comercio para demoler barreras y abrir mercados en el mundo. Significa una asociación entre lo público y lo privado para irrumpir en el mercado mundial. Para nadie puede ser lo mismo exportar materias primas que valor agregado.
–La designación de Juan Llach en Educación dio la impresión, incluso dentro de la Alianza, de que se viene un ajuste en el área. Es un economista, trabajó con Cavallo, habla de la eficiencia como primera meta...
–Nadie puede postular la ineficiencia. El Ministerio de Educación no tiene universidades, ni colegios, ni escuelas, y tiene un Presupuesto que puede ser mejor utilizado. Hace falta una mayor productividad del gasto. Eso lo necesita la educación, los maestros, los alumnos. No se trata de tener al frente del ministerio a un agitador de banderas. Se trata detener a alguien que sepa cómo hacer para que el Presupuesto rinda más. Cuando uno lo mide como porcentaje del producto bruto interno, advierte que el Presupuesto de educación no es tan bajo. Pero no hay duda de que está muy mal aplicado.
–Hay quien dice que el problema es que ese Presupuesto es poco...
–Los que dicen eso son los que están pidiendo un ajuste. Porque si es poco y se gasta mal, se está diciendo que hace falta alguien que determine dónde faltan recursos, dónde sobran, cómo se reasignan partidas. Yo no veo cómo se puede resolver un problema económico sin conocimiento económico. –¿Machinea quedó debilitado en un Gabinete con tantos economistas?
–Estábamos acostumbrados a un ministro de Economía que era el malo de la película, interviniendo en todas las áreas. Todos los demás ministros jugaban a la política y el ministro de Economía era el que tenía que poner racionalidad. Este es un gabinete racional, donde el ministro de Economía no va a ser el malo de la película.
–¿Quiere decir que al lado de la ortodoxia de Llach, López Murphy y Rodríguez Giavarini, Machinea va a ser el bueno de la película?
–Va a ser un ejercicio mutuamente didáctico. La parte política va a entender que es posible administrar eficientemente, porque se lo va a demostrar la otra parte del gabinete. No un sólo ministro que cuida la caja sino ministros con responsabilidades políticas, pero con un criterio de eficiencia. A la vez, los ministros economistas se van a topar con las restricciones que implica el gobierno.

 

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