Por Luis Bruschtein Graciela Fernández Meijide se
dispone a encarar su nueva función al frente del Ministerio de Acción Social. Las
designaciones de economistas duros en el gabinete no la asustan. Ellos ahora están
de este lado del mostrador explica y necesitarán fondos como cualquier
ministro para hacer bien su trabajo, ¿y quién mejor para explicar el gasto? Se
propone articular a las ONGs y a los particulares que realizan trabajo social. Lo
vamos a hacer sin importar la identidad política, advierte. Los que esperan
que nos peleemos con Cecilia Felgueras, van a desesperar, responde.
¿Cómo se siente a punto de abordar una función ejecutiva al frente del Ministerio
de Acción Social?
Me siento muy bien, pero mejor me hubiera sentido como gobernadora... Este
ministerio tiene muchos desafíos, varias áreas, desde la asistencial, la llegada
inmediata para dar de comer, hasta la de desarrollo para reincluir a la gente. Está el
FONCAP, por ejemplo, que es el banco para ayudar a microemprendimientos para reincluir a
la gente. Tiene planes para jóvenes, tiene deporte, que lo pienso como una forma de
nuestra cultura donde los chicos se sienten contenidos y pueden desarrollarse.
Del trabajo en todas esas áreas, ¿cuál sería la que usted preferiría que quede
como la marca de su gestión?
Quiero lo que sea más útil y en esta materia uno va por grados de urgencia.
Desgraciadamente todavía combatir el hambre y la desnutrición es la primera línea de
batalla. Entonces esa primera línea es atender a los pequeños, atender los comedores
comunitarios, que los niños de cero a cinco años coman, que las madres embarazadas
coman, que los ancianos tengan qué comer, y también hay que detectar focos de
desnutrición para hacer refuerzos.
Usted tendrá como viceministra a Cecilia Felgueras, ¿cómo es y cómo espera que
sea la relación entre las dos?
Hoy una periodista me dijo que todo el mundo está esperando que nosotras nos
peleemos. Entonces yo le recordé que hay un dicho que dice: el que espera,
desespera, y los que esperan que nos peleemos, van a desesperarse. Vamos a tener
áreas de responsabilidad repartida, pero vamos a tratar de armonizar todo. De hecho
Cecilia es una mujer muy trabajadora, que ha hecho muy bien esta tarea en la ciudad de
Buenos Aires, el desafío va a ser para ambas...
¿Habrá áreas compartidas con otros ministerios?
Compartiremos mucho con Salud, Trabajo y Educación. He hablado con Flamarique,
Llach y Lombardo para realizar tareas muy articuladas. Porque es cierto que la educación
permite igualdad de oportunidades, pero es imposible aprender con la panza vacía. Hay que
ayudar a la función social de las escuelas. Hay que ayudar a aquellos que
individualmente, sea como colectividades o como organismos no gubernamentales, están
trabajando socialmente y en muchos casos reemplazando al Estado. Hay que ayudar a que eso
se traduzca en una red eficiente de mejor llegada de todos los programas. Al mismo tiempo
sería una forma de evitar desvíos del gasto social y su utilización clientelar.
Aparece como una tarea difícil desarrollar los programas sociales en un marco de
mucha austeridad como se reclama desde los equipos económicos... Será difícil hacer
todo eso si no hay fondos...
Se ha tratado de recortar lo menos posible en temas de gasto social. Y la plata que
hay, habrá que usarla mejor. A mí me parece que en el área administrativa se puede
ahorrar diez o quince por ciento.
Las ONGs y hasta Caritas afirmaron que la mayor parte de los fondos para programas
sociales no llegaba a la gente.
Supongamos que de cada peso llegaban 50 centavos. Hay que tratar de que llegue más.
Lo grave es cuando eso se desvía con fines de inescrupulosidad, que a veces también es
por falta de eficacia parasaberlo hacer. Hablé con Fernando de la Rúa la posibilidad de
hacer un relevamiento de los fondos que se han derivado a esos programas y qué resultados
tuvieron.
En un gabinete con mayoría de economistas conocidos por sus propuestas de ajuste
será difícil pelear esos fondos...
Yo lo veo desde otro lugar. Todos ven un gabinete de economistas. Yo veo un gabinete
de ministros con un ministro de Economía al que tienen que pedirle plata. López Murphy y
Llach serán ministros de sus áreas y para hacer bien su trabajo necesitarán plata y
entonces Machinea les recordará que ellos siempre fueron partidarios de la
administración con austeridad. En este caso, ellos estarán del otro lado del mostrador.
Cuando usted da prioridad a la alimentación, ¿estaba pensando en un plan como el
PAN o una organización como las manzaneras?
Hay distintos sistemas. El caso de las manzaneras es particularísimo de la
provincia de Buenos Aires. En Río Negro se privilegiaron los comedores comunitarios. Si
quien lo maneja es gente líder de los barrios y cuenta con apoyo de asistentes sociales,
no sólo permite darles de comer a los chicos sino que permite tomarles la talla, el peso
y seguir su evolución, su medio familiar, permite detectar casos de violencia familiar o
detectar focos de desnutrición.
Estos programas tienden a ser usados por los políticos como mecanismos de
clientelismo partidario...
Por lo general eso se estimula desde arriba, cosa que nosotros no haremos. Yo creo
que el clientelismo de un favor por un voto se favorece cuando no hay trabajo.
No hay mejor política social que el empleo. Ayudar, dar de comer y reincluir a la gente
forma parte de una política que tiene que ser mucho más completa, que apunte al
crecimiento económico con crecimiento del empleo. Otra cuestión que es importante es el
desarrollo del hábitat. Este ministerio no tiene a su cargo los grandes planes de
vivienda, pero sí en cambio el mejoramiento de la vivienda que ya está.
El tema de los proveedores y las licitaciones que generan estos programas ha
provocado más de un escándalo. ¿Qué medidas tomará para evitar la corrupción en
estos casos?
Se ha propuesto que en cada ministerio haya una subsecretaría de coordinación
general que será el lugar donde se analizan los gastos, y se tratará de centralizar las
compras y licitar por todo el año. No hacer muchas compras, sino una sola y en cantidad,
desde el papel hasta la leche. Y esto se licitará y figurará en Internet, lo cual
permitirá que ingresen a este sistema pequeñas y medianas empresas que no podían
hacerlo.
¿Usted se ve más como una ministra de oficina o estará en contacto con la gente?
No, yo voy a estar viajando mucho para tener contacto directo con los ministros de
Desarrollo Social de las provincias. Creo que es importante la convocatoria a las
organizaciones no gubernamentales o a las personas individuales, como esta mujer que acaba
de ganar el premio a la mujer del año porque tiene un comedor. Buscaremos la forma de
incorporar y estimular todas esas experiencias en una organización más articulada. Vamos
a hacer propuestas a las ONGs y a las iglesias. Me puse contenta cuando designaron en
Caritas al obispo Jorge Casaretto porque gente que ha trabajado con él en La Cava forma
parte de mi equipo y participó en la elaboración del programa.
¿Esa convocatoria será independiente de la línea política de trabajo de esas
organizaciones?
Por supuesto. No solamente por una cuestión ética, sino porque además sería
totalmente injusto con la gente con la que están trabajando esas agrupaciones... Como si
dijera: no, en este lugar no, porque no ganamos, eso no puede ser... Una no
hizo todo el esfuerzo para cambiar la política y terminar haciendo esas cosas.
¿Y en el caso de la provincia de Buenos Aires? En su momento yo dije que el
Fondo de Emergencia del Conurbano Bonaerense debía mantenerse porque es una demanda
legítima y una reparación justa. Lo que sí es cierto es que quien gobierne lo debe
hacer con la mayor transparencia y garantizando la revisión de cuentas. No sólo por una
cuestión de moral, sino también de eficiencia, que ese dinero vaya a combatir tanta
miseria y no estalle en conflicto social. Hoy ese conflicto se expresa por la
delincuencia.
|