Por Cledis Candelaresi El gobierno saliente y el
Senado están allanando el camino para disponer la rescisión del contrato de los
ferrocarriles cargueros Urquiza y Buenos Aires al Pacífico, actualmente en manos de la
brasileña América Latina Logística. Las líneas, que a principios de la década fueron
adjudicadas al grupo Pescarmona, están paralizadas por un conflicto gremial a raíz del
despido de más de 400 agentes, que se suma a las varias razones legales existentes para
dar por caída la privatización. La definición es ahora eminentemente política y
recaerá en manos de la Alianza, más reacia que el justicialismo a una determinación tan
drástica. El tema amenaza originar un pleito con Brasil.
Poco antes de abandonar el poder, el justicialismo hizo gala de una dureza inusual con una
empresa privatizada, arrastrando a la Alianza en esta embestida. A última hora de ayer,
el Senado votó por unanimidad un proyecto de comunicación del entrerriano Alcides López
pidiendo al Poder Ejecutivo que dé por caído el contrato de concesión del Ferrocarril
Mesopotámico (que explota el Urquiza). Pero hasta media tarde cuando el futuro
ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, les dio el OK para oponerse los
legisladores de la Alianza dudaban si apoyar o no esa exigencia.
La diferencia de criterio entre justicialistas y aliancistas quedó expresada en la
reunión de la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones que tuvo lugar
temprano. El PJ anunció su intención de promover un dictamen aconsejando al Poder
Ejecutivo rescindir el contrato de concesión del Urquiza que, junto al San Martín, fue
vendido por Pescarmona a ALL, operador de trenes de carga en el sur de Brasil. Al final
del día, los justicialistas habían recolectado seis de las siete firmas necesarias para
un dictamen en mayoría, cuando López arremetió con el proyecto votado en el recinto.
Si bien el dictamen del PJ menciona específicamente al Urquiza, y recomienda dejar sin
efecto el contrato de esta línea, en sus considerandos se alude a faltas comunes a todos
los adjudicatarios de carga, que bien podrían ser causales de rescisión. Entre ellas, no
haber abonado el canon al Estado, o haber ignorado el multimillonario plan de inversiones
comprometido.
En la Bicameral la Alianza amagó oponerse. El senador frepasista Pedro del Piero
advirtió a sus pares justicialistas que no podían arrojar esa brasa caliente a manos del
futuro gobierno, ya que éste debería afrontar los costos políticos y, eventualmente,
económicos de la rescisión. Hasta que llegó el aval de Gallo, Del Piero debatió junto
al radical José María García Arecha cómo redactar un dictamen que obligara al PJ a
asumir su responsabilidad por una privatización mal hecha y mal controlada,
pero sin quedar a la derecha del partido gobernante, en una actitud muy benévola con la
empresa concesionaria.
Economía le sacó ventaja a la Alianza, demostrando cierta dureza. El subsecretario de
Transporte Terrestre, Gustavo Alvarez, instruyó por escrito a la Comisión Nacional
Reguladora del Transporte que notifique a la empresa concesionaria del San Martín y el
Urquiza que el Estado está en condición de disponer la rescisión sin costo. Razones no
faltan.
ALL despidió unas 400 personas de la línea que llega a Mendoza, cuando el contrato de
concesión obliga a garantizar la estabilidad del personal. Estas expulsiones motivaron
una medida de fuerza que paralizó el servicio en ambas líneas. Pero, además, acumuló
multas (todas recurridas) por más de 2 millones de pesos, superando el equivalente al 30
por ciento de la garantía de mantenimiento de contrato. Amén de que Economía no habría
formalizado la aceptación del traspaso accionario desde Pescarmona al holding brasileño.
Pero el problema es más político que legal. Si no hubiera un 10 de diciembre de
por medio, rescindiríamos el contrato, confió ayer unafuente de Transporte a este
diario. La palabra quedará ahora en manos de Gallo y de Adalberto Rodríguez Giavarini,
quien desde Relaciones Exteriores debería pilotear la crisis que se desatará con Brasil,
si finalmente la privatización cayera.
Ajuste en el Belgrano El Ferrocarril Belgrano, adjudicado en forma directa a la Unión Ferroviaria,
protagoniza otro de los conflictos que conmociona a las empresas privatizadas. Los
directivos de la cooperativa Ferrocon, creada por agentes ferroviarios para prestar a esa
línea carguera el servicio de conductores y control de la carga, denunciaron que el
gremio comandado por José Pedraza decidió prescindir de esa prestación, dejando
cuatrocientos cincuenta trabajadores en la calle. Omar Maturana, titular de La
Fraternidad, gremio de los maquinistas, ofrece una versión diferente: esa rescisión
afectaría a unas ciento cincuenta agentes, ya que el resto pasaría a trabajar para
Belgrano S.A. como personal en relación de dependencia. La versión coincide con la que
brindó ante este diario Eduardo Varone, director en representación del Estado en la
empresa, quien recuerda también que la cooperativa fue intervenida judicialmente por
irregularidades administrativas. La línea en manos de Pedraza dispone, al igual que el
resto de las concesionarias, de un subsidio estatal, que en este caso asciende a 45
millones de pesos por año. |
MONTAMAT TRANQUILIZO A PETROLEROS
Continuidad asegurada
El futuro
secretario de Energía, Daniel Montamat, aseguró ante una audiencia compuesta por
representantes de las petroleras locales la continuidad de la actual política en el
área. Es un hecho histórico que la oposición dijera que, en caso de llegar al
gobierno, iba a consolidar lo realizado en materia energética por la administración
actual, señaló en una jornada titulada El desafío empresario.
No soy un naïf respecto del funcionamiento de los mercados, sé que no existe un
mercado que esté funcionando en competencia perfecta, pero considero que las fallas no se
solucionan con intervencionismo, enfatizó.
Montamat recurrió a una frase del presidente electo, Fernando de la Rúa, para remarcar
que una salvaguardia contra cualquier visión reaccionaria respecto de los mercados
pasa por corregir los problemas del mercado con más mercado. Y ejemplificó
señalando que, si alguien tuviera la trasnochada idea de poner un tope a las
exportaciones de gas natural para presuntamente preservar el recurso, no podría con ello
garantizar una baja del precio del gas a nivel local.
Sobre el controvertido tema del impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) en las
naftas y el gasoil, Montamat sostuvo que lo ideal sería reducir el ITC que
actualmente grava a las naftas para acercarlo al nivel que tiene el que rige para el
gasoil, pero esto depende de cómo evolucionen las negociaciones sobre la nueva ley de
coparticipación.
Entre quienes lo escucharon se contaban Ramón Blanco (Repsol/YPF), Oscar Vicente (Perez
Companc), Adrián Peres (Pan American Energy), Marcelo Martínez Mosquera (Tecpetrol), y
José Ranero Díaz (Astra).
Montamat, por otra parte, elogió la política implementada por el menemismo en el sector
a través de tres decretos, sin haber votado en estos diez años una nueva Ley de
HIdrocarburos. "Es preferible no tener ninguna ley a tener una mala", señaló.
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