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Por C.P. El experimentado intérprete Rodolfo Ranni explicó ayer que no cumple ni cumplirá con la medida de fuerza contra ciertos programas televisivos, ordenada por la Asociación Argentina de Actores, porque la considera inconsulta y oportunista, pese a lo cual dijo estar a favor de un paro general del gremio. Estoy de acuerdo con la lucha por la fuente de trabajo, pero no se puede meter a todo el mundo en la misma bolsa, afirmó Ranni, dando a entender que reclama para sí un régimen de excepcionalidad. A mí me conviene ir a lo de Mirtha Legrand si me invitan, o trabajar en el sketch cómico de Susana Giménez, y entonces considero ridículo que intenten prohibírmelo mis colegas, aduciendo que luchan por sus fuentes de trabajo, amplió el actor. Yo, por otra parte, cargó no soy de esos que hacen el ridículo quitándose una prenda en cámaras, yo voy a la televisión a trabajar.Las declaraciones del actor italiano radicado en la Argentina fueron una réplica a un intento de un sector del gremio por declararlo persona no grata por su insistencia en desconocer la medida de fuerza y por una entrevista en que justificó su postura, publicada por un diario de Rosario. Me encantaría que me declararan persona no grata, ironizó ayer. Eso demostraría quién es quien en el gremio, porque todo el mundo sabe que yo tengo una postura personal muy clara respecto a mi trabajo, que la he tenido durante toda mi vida, sin necesidad de que me lo ordenen. Su propuesta, agregó, es que los actores concreten no una medida tibia, sino un paro general contra las empresas televisivas. Los actores no lo hacen porque tienen miedo, y entonces andan con medias tintas, agregó, antes de definirse como un liberal anarquista. El problema del gremio con Ranni es que mientras algunos colegas que desconocieron el boicot pidieron disculpas y se comprometieron a no repetir sus actitudes, éste redobló su apuesta, e instó al desacato de la medida de fuerza, por considerarla tibia.Ranni deslizó que tal vez siguió asistiendo a programas y aceptando entrevistas porque se sintió excluido de las reuniones en que el gremio tomó la determinación de recomendar el boicot a los programas con invitados y los talk shows. Quizás nadie me invitó a las asambleas por miedo a toparse con mis críticas, evaluó con sorna. El problema conmigo es que cómo soy independiente, puedo decir lo que se me da la gana, y por otra parte en esas asambleas se hablan las mismas estupideces de siempre. Ranni afirmó que tiene una conducta personal permanente respecto a la televisión basura que es no aceptar invitaciones a ningún programa que considere de baja calidad y dijo que la medida tibia de Actores está condenada al fracaso. Al respecto, recordó que los programas siguen saliendo al aire y que los actores son reemplazados por deportistas, periodistas, locutores, etc. Cuando en una entrevista para su programa radial El Papparazi el conductor Jorge Rial le preguntó ayer si sabía que hay sectores del gremio que lo consideran un traidor, respondió: El que dijo eso es un idiota. Un poco después, le recordaron que su ex compañero de elencos televisivos Gerardo Romano había tildado de lamentable su actitud. Ranni dijo que como se considera amigo de Romano acepta sus críticas. No le mencionaron un comentario del secretario general del gremio, Rubén Stella, que, aplicando una sentencia bíblica, puntualizó que de la abundancia del corazón de Ranni habla su boca.
ATC, la pantalla increíble Los pocos telespectadores que sintonizan eventualmente ATC están viendo por estos días un desfile absurdo de viejos programas, a raíz de un conflicto de antigua data entre el personal y las autoridades. El conflicto se agravó esta semana, ya que los trabajadores del canal comenzaron una huelga, apoyados por el Sindicato Argentino de Televisión, por no haber cobrado aún los salarios del mes pasado. Los trabajadores denunciaron que, en ese marco, los responsables del canal estaban de viaje con el presidente Carlos Menem, desentendidos del asunto. La decisión del personal, que antes estaba en una actitud de quite de colaboración, ha deparado que la programación del canal estatal se extienda sólo desde las 12 hasta las 0.30, y que esté compuesta por películas o programas ya emitidos, muchos de ellos hace años, o en épocas de frío, por lo que sus conductores suelen estar abrigados de más para esta época. La actualidad de la pantalla más fría del país parecía acompañar ayer la discusión en la Cámara de Senadores del proyecto de ley que intenta que el canal desarrolle su actividad bajo control parlamentario, en tándem con Radio Nacional.
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