Pau Donés, líder
de Jarabe de Palo, dice que en el rock latino “cabe de todo”.
Pau Donés está encantado con su amigo
cubano Compay Segundo.
Entre sus dos discos, vendió más de un millón y medio de copias.
Por Roque Casciero
Pau Donés tiene
a la sencillez como método. Esa es su clave para componer las canciones de Jarabe de
Palo, el grupo que lidera. En su habitación de hotel se mueve descalzo, el cabello largo
recogido, lentes, barba de tres días, jeans y una remera roja que anuncia un viejo
concierto de las Supremes. No era muy distinto su aspecto en el Luna Park, adonde fue a
ver a Alanis Morissette: apenas si se puso unas zapatillas y cambió la remera por una de
Café Tacuba. La sencillez en su música y sus letras le permite, asegura, “llegar a
las personas, darles un mensaje rápido y emocionarlas”. “Me gusta la gente
simple. A mí me gusta una chica con una t-shirt y unos jeans, lo cual no quiere decir que
si veo a Naomi Campbell con un vestido súper sofisticado, no diga ¡Guau!”, confiesa
a Página/12 antes de la presentación de su nuevo disco, Depende, en el Teatro Opera,
esta noche.Hasta ahora, el método parece darle resultado a este catalán de 31 años.
Depende ya suma 700 mil copias vendidas y sigue los pasos de La flaca, que superó el
millón en su país y Latinoamérica. Sin embargo, no siempre fue todo tan fácil. A los
24 años, aunque sabía que la música era su vocación, trabajaba en una agencia
publicitaria. “Ganaba mucho dinero, pero no me imaginaba con 40 trabajando de algo
que no me interesaba para nada .recuerda. Acumulé mucha frustración, hasta que llegó un
momento en el que dije: ‘Bueno, te estás equivocando. Si tu eres músico, ¿qué
coño haces en una agencia de publicidad?’ Entonces renuncié”.Ahí fundó un
grupo y le puso Jarabe de Palo, nombre que casi suplantó el suyo propio. La historia
continuó en Cuba, adonde fue a rodar un video para interesar a las compañías
discográficas con algo más que un demo. “Llegar a Cuba fue llegar a un país donde
la gente es culta y conoce mundo sin haber salido nunca de la isla. Es gente que sabe de
las cosas pero no tiene oportunidad de conocerlas. Y eso me pegó como una bofetada”.
Donés caracteriza como rock latino lo que hace, aunque ésta sea bien distinta de lo que
proponen, por ejemplo, Los Fabulosos Cadillacs o Mano Negra. “El rock latino es un
espectro muy amplio, que proviene de la fusión entre las influencias anglosajonas y las
latinas. Y ahí cabe todo”.Enamorado de Cuba y recordando a una cubana, Donés
compuso “La flaca”, la canción que sería su primer éxito. Pero, una vez más,
aparecían dificultades en su camino. “Desde que salió el disco, pasaron nueve meses
sin vender nada”, reconoce. “De golpe, alguien vino a un concierto nuestro en
una sala muy pequeñita, le gustó lo que vio, puso ‘La flaca’ en un spot de
publicidad y se disparó”. Y a Cuba volvió. “Tocamos junto a Compay Segundo en
el Teatro Carlos Marx y fue fantástico. A Compay lo conocí en Londres y a los cinco
minutos de presentarnos, me soltó: (pone acento cubano) ‘Claro, porque a las mujeres
te las tienes que llevar a la cama dos veces a la semana, porque si lo haces cada día, al
final se cansan’. Y al rato me dijo: ‘No le comas nunca el culo a tu mujé, que
se te va a llenar la boca de microbios’ (risas). Después, el día que tocamos en
Cuba, estuvimos toda la tarde en el camerino tomando y tomando. Si yo llego a tomar todo
lo que él se toma, salgo sin voz y con una borrachera increíble. Ahora él tiene 92
años y una novia de 26 o 27 que está para comérsela”.
Pau Donés tiene
a la sencillez como método. Esa es su clave para componer las canciones de Jarabe de
Palo, el grupo que lidera. En su habitación de hotel se mueve descalzo, el cabello largo
recogido, lentes, barba de tres días, jeans y una remera roja que anuncia un viejo
concierto de las Supremes. No era muy distinto su aspecto en el Luna Park, adonde fue a
ver a Alanis Morissette: apenas si se puso unas zapatillas y cambió la remera por una de
Café Tacuba. La sencillez en su música y sus letras le permite, asegura, “llegar a
las personas, darles un mensaje rápido y emocionarlas”. “Me gusta la gente
simple. A mí me gusta una chica con una t-shirt y unos jeans, lo cual no quiere decir que
si veo a Naomi Campbell con un vestido súper sofisticado, no diga ¡Guau!”, confiesa
a Página/12 antes de la presentación de su nuevo disco, Depende, en el Teatro Opera,
esta noche.Hasta ahora, el método parece darle resultado a este catalán de 31 años.
Depende ya suma 700 mil copias vendidas y sigue los pasos de La flaca, que superó el
millón en su país y Latinoamérica. Sin embargo, no siempre fue todo tan fácil. A los
24 años, aunque sabía que la música era su vocación, trabajaba en una agencia
publicitaria. “Ganaba mucho dinero, pero no me imaginaba con 40 trabajando de algo
que no me interesaba para nada .recuerda. Acumulé mucha frustración, hasta que llegó un
momento en el que dije: ‘Bueno, te estás equivocando. Si tu eres músico, ¿qué
coño haces en una agencia de publicidad?’ Entonces renuncié”.Ahí fundó un
grupo y le puso Jarabe de Palo, nombre que casi suplantó el suyo propio. La historia
continuó en Cuba, adonde fue a rodar un video para interesar a las compañías
discográficas con algo más que un demo. “Llegar a Cuba fue llegar a un país donde
la gente es culta y conoce mundo sin haber salido nunca de la isla. Es gente que sabe de
las cosas pero no tiene oportunidad de conocerlas. Y eso me pegó como una bofetada”.
Donés caracteriza como rock latino lo que hace, aunque ésta sea bien distinta de lo que
proponen, por ejemplo, Los Fabulosos Cadillacs o Mano Negra. “El rock latino es un
espectro muy amplio, que proviene de la fusión entre las influencias anglosajonas y las
latinas. Y ahí cabe todo”.Enamorado de Cuba y recordando a una cubana, Donés
compuso “La flaca”, la canción que sería su primer éxito. Pero, una vez más,
aparecían dificultades en su camino. “Desde que salió el disco, pasaron nueve meses
sin vender nada”, reconoce. “De golpe, alguien vino a un concierto nuestro en
una sala muy pequeñita, le gustó lo que vio, puso ‘La flaca’ en un spot de
publicidad y se disparó”. Y a Cuba volvió. “Tocamos junto a Compay Segundo en
el Teatro Carlos Marx y fue fantástico. A Compay lo conocí en Londres y a los cinco
minutos de presentarnos, me soltó: (pone acento cubano) ‘Claro, porque a las mujeres
te las tienes que llevar a la cama dos veces a la semana, porque si lo haces cada día, al
final se cansan’. Y al rato me dijo: ‘No le comas nunca el culo a tu mujé, que
se te va a llenar la boca de microbios’ (risas). Después, el día que tocamos en
Cuba, estuvimos toda la tarde en el camerino tomando y tomando. Si yo llego a tomar todo
lo que él se toma, salgo sin voz y con una borrachera increíble. Ahora él tiene 92
años y una novia de 26 o 27 que está para comérsela”.