Por N.V Llach tiene una capacidad
significativa: tiene ideas en evolución. Hoy dice que la Carpa Blanca es una buena idea
para evitar paros crónicos mientras en el libro dice que es una manifestación de
gatopardismo cerró el primer cruce frente a frente la dirigente docente, Marta
Maffei.
La evolución de ideas no está mal. Los invito a que nos sentemos a conversar
respondió el ministro de Educación designado, Juan Llach.
El programa Hora Clave fue el escenario del encuentro en que quedaron al
descubierto las dificultades que tendrá el hombre que proviene del equipo de Domingo
Cavallo para entablar un diálogo con los maestros. El economista y sociólogo asumió
como propio el programa de la Alianza y pidió dejar de lado su flamante libro Educación
para todos porque los ejes serán los del programa de gobierno del presidente electo
Fernando de la Rúa, no las ideas de Llach.
Mariano Grondona centró el debate en la concepción de una educación pública para
todos, especialmente para los que están en malas condiciones porque los que están en
buenas condiciones van a la privada. Sintetizó como ejes del libro la
jerarquización de los docentes, la evaluación y la capacitación y la libre elección
aun en el sector público permitiendo la competencia. Un compendio de opiniones sobre la
designación de Llach abrió el debate. Graciela Fernández Meijide, el ex viceministro de
Roque Fernández, Carlos Rodríguez, y el presidente Carlos Menem elogiaron la elección
de Llach. Maffei, el escritor Mempo Giardinelli y Alfredo Bravo despotricaron por el
continuismo entre el cavallismo y la alianza.
Dirigir un proyecto educativo es un trabajo de un equipo. De la Rúa está
improvisando en educación. Educación para todos significa algo más que caridad y
compensación. Yo no comparto los ranking de escuelas, que los directores reemplacen a
dedo a los docentes. Hay que hacer un conocimiento nuevo con una realidad en la que abunda
la violencia social, los niños de la calle, el trabajo infantil. Se necesita un
compromiso dialéctico con la realidad, un maestro con alto compromiso y pasión,
dijo la secretaria general de la Federación de Trabajadores de la Educación (Ctera).
El economista Enrique Szewach se quejó por la descalificación por profesión
a Llach, dijo que como padre me da vergüenza lo que cobran los maestros y,
como economista, bregó por el arancelamiento universitario porque no es justo que
un niño lustrabotas pague, al comprar una gasesosa, el estudio de los jóvenes que
estacionan su auto en Córdoba y Junín para estudiar en la UBA. El diputado
socialista Alfredo Bravo fue quien asumió la crítica frontal al rol que desempeñó
Llach como factótum del modelo económico. Si la educación no es una isla, y yo
estoy con a, b y c, estoy haciendo tecnocracia. El viceministro de Cavallo reconoció que
el plan económico produjo la exclusión, algo que no previeron, y que por eso tiene un
cargo de conciencia. Es decir que ha fracasado en algo, la economía, para lo que se
preparó, razonó el diputado-maestro.
Como representante de los empresarios de la educación privada, Perpetuo Lentijo
reivindicó la imaginación, la audacia y la creatividad de las ideas
propuestas por Llach, pero el debate entre Bravo-Maffei y Llach sepultó su discurso.
Maffei planteó que la disconformidad que se genera no es sólo por haber sido el
segundo de Cavallo sino porque durante esa gestión se generó el mayor conflicto
económico de los últimos años cuando se eliminó el fondo de Financiamiento Educativo
en el 92-93, que fue el principio de la catástrofe educativa.
Desde la otra mesa, Llach propuso dejar el pasado de lado porque lo importante es el
futuro y recordó que, durante su gestión con Cavallo, el presupuesto educativo
aumentó un 50 por ciento. Maffei retrucó que en ese lapso se duplicó la cantidad
de alumnos y Llach asumió como un error que no se garantizaron los fondos suficientes a
las provincias al transferir las escuelas. Creo categóricamente que hay que
aumentar recursos ypretender mejorar la educación con estos salarios es utópico,
remarcó. Había terminado el cruce televisivo y quedaba pendiente el diálogo real.
Secretaría Confirmados Juan Llach y Andrés Delich en la cartera de Educación, el tira
y afloje se centra ahora en la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU). Según
averiguó Página/12, los candidatos (en orden de probabilidad) son: el radical Juan
Carlos Gottifredi, rector de la Universidad de Salta y titular del Consejo
Interuniversitario Nacional; Juan Carlos Pugliese, también radical, ex rector de la
Universidad del Centro de Buenos Aires; y Ricardo Ferraro, ex director del Banco Provincia
y de la Fundación YPF. La decisión la va a tomar, en las próximas horas, el propio
Fernando de la Rúa. La mayor chance parece tenerla Gottifredi, avalado por los rectores
de la Alianza y por Franja Morada (es decir, por la hegemonía del sistema universitario
nacional). El nombre de Pugliese responde a un pedido de Raúl Alfonsín y Federico
Storani. Cerrando la lista, Ferraro es apadrinado por el Frepaso y Chacho Alvarez. Ayer el
rector de la UBA, Oscar Shuberoff, se reunió con De la Rúa en el Panamericano. Solos,
discutieron algunas propuestas educativas del bloque de rectores aliancistas. Shuberoff
aprovechó para insistir con el nombre de Gottifredi. También se mostró preocupado por
el proyecto oficial del Presupuesto 2000 (es un disparate, dijo). Además,
volvió a mostrarse conciliador con Llach y prometió colaboración. |
ANDRES DELICH ACEPTO SER EL VICEMINISTRO DE
JUAN JOSE LLACH
Terminé preguntándome por qué no acompañarlo
Fue
presidente de la Juventud Radical y de la Federación Universitaria de Buenos Aires
(FUBA). Ahora es diputado por la Alianza, pero antes del diez de diciembre dejará el
cargo. Es que Andrés Delich aceptó ayer convertirse en el viceministro de Educación del
gobierno del presidente electo, Fernando de la Rúa, pese a que hasta hace unos días
había manifestado su voluntad de seguir con su tarea legislativa. Hubo una
evaluación política. Quise acompañar una relación que empezó en forma tormentosa,
pero que va a ser de muy alta exposición política. Encontré a Juan (Llach) con una
fuerte intención de instalar un discurso social fuerte sobre la educación vinculando la
calidad con la equidad social. Y terminé preguntándome por qué no acompañarlo,
dijo Delich a Página/12.
Andrés Delich tiene 37 años y es hijo de Francisco Delich, ex rector de la Universidad
Nacional de Córdoba. Cuando hace ya más de una semana, la posibilidad de que Llach
ocupara el Ministerio de Educación era una entre tantas, Andrés Delich
operaba a favor de la candidatura Juan Carlos Tedesco, ex titular de
Educación de la Unesco. Pese a sus esfuerzos, Delich no logró la designación de su
favorito, pero sí que le ofrecieran acompañar en el ministerio al elegido Fernando de la
Rúa. Y aceptó, aunque hasta hace unos días les había comentado a sus íntimos ya
enterado del puesto que le ofrecerían que rechazaría la oferta. Si De la
Rúa ha elegido a un hombre como Llach, lo mejor es que arme su equipo para implementar su
política, reflexionaba entonces.
Consultado por la tensión que la política educativa que plantea Llach podría causar con
los gremios docentes en su libro Educación para todos, Llach plantea su idea de
provincializar las universidades y se reconoce en contra del Fondo de Incentivo
Docente, Delich sostuvo que una cosa es un libro, que pertenece al ámbito
académico, y otra cosa son las posibilidades concretas de llevar a cabo determinadas
políticas. Juan sabe que es un ministro de la Alianza en un gobierno de la
Alianza y que tiene que respetar determinados principios, agregó. Días atrás,
Delich había definido a Llach como lo mejor del cavallismo.
Delich puntualizó que la provincialización que plantea Llach en el libro era sólo
una idea que no pensaba incorporar a su programa político y se mostró optimista
sobre la relación que va a establecerse con los gremios. Dijo que el deber que
tiene un gremio es el de representar los intereses de los trabajadores y, en ese sentido,
creo que Marta Maffei y Hugo Yasky lo hacen bien. Creo que el diálogo va a ser posible
porque es urgente tender puentes para solucionar el problema educativo.
Sobre la polémica en torno de la figura de Oscar Shuberoff, el rector de la UBA, Delich
prefirió no opinar. Esa es una polémica que esconde los problemas estructurales
que hoy en día tiene la universidad, que son, entre otros, la masividad, el Ciclo Básico
Común, etc. Además, la secretaría a mi cargo va a encargarse sobre todo de la
educación, aseguró.
La designación del resto de los colaboradores del ministerio se completará hoy, cuando
De la Rúa y su ministro de Educación definan el nombramiento del titular de la
gravitante Secretaría de Políticas Universitarias, que se dirimiría entre el rector de
la Universidad Nacional de Salta, Juan Carlos Gottifredi y el ex titular de la del centro
de la provincia de Buenos Aires, Juan Carlos Pugliese.
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