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Por Diego Schurman Alberto Flamarique se reunirá hoy con la cúpula de la CGT, pero solamente para cumplir con una formalidad. Es que el designado ministro de Trabajo ya mantuvo la semana pasada un encuentro secreto con los popes sindicales para alcanzar acuerdos políticos. Fue en ese marco que el hombre de la Alianza repartió promesas de no producir modificaciones de fondo en materia laboral y les confió que la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS) seguirá dependiendo de su cartera. El jueves de la semana pasada Flamarique y la cúpula de la CGT se encontraron en la sede de la Unión Obrera de la Construcción. El dueño de casa, Gerardo Martínez, acompañado por Oscar Lescano, Armando Cavalieri y Andrés Rodríguez recibieron, además, al designado secretario de Trabajo, Jorge Sappia, y a Eduardo de la Rúa, un primo del presidente electo que se ocupó de recolectar fondos para la campaña de la Alianza. Flamarique habló de las reformas laborales implementadas durante la gestión de Carlos Menem. Y exploró la reacción de la dirigencia sindical cuando dijo que por ahora no piensa producir mayores cambios a excepción de una extensión del período de prueba. Se trata de una manera de abaratar costos en personal, aunque se publicita como una manera de evitar el crecimiento de los índices de desempleo. Los presentes le pidieron que frenara la iniciativa de "garantismo sindical" impulsada por la CTA --la central antimodelo que se escindió de la CGT--, ya que afectará la potestad de la CGT de ser el único negociador en representación de los trabajadores. El proyecto de ley cuenta con el respaldo de varios legisladores de la Alianza. Los cegetistas observan con cautela los movimientos de la Alianza. Tienen buen trato con Flamarique, de quien resaltan su extracción justicialista. Pero, curiosamente, se llevan mucho mejor con Sappia, ex ministro de Córdoba durante la gestión de Eduardo Angeloz. La presencia de Carlos West Ocampo fue clave para que los sindicalistas lograran una aceitada relación con el cordobés. West Ocampo es titular de Sanidad, el gremio que durante la gestión de Angeloz creó junto al Banco Social de Córdoba la aseguradora de Fondos de Jubilación y Pensión Claridad. En esa AFJP --ahora vendida al Banco Provincia-- también participaba la firma Mastellone y el gremio de la construcción. Gracias a la corriente aliancista del sindicato de Comercio, Sappia mantuvo hace un mes un encuentro con Cavalieri. En la CGT están convencidos de que las decisiones técnicas provendrán de la cabeza del radical, a quien Fernando de la Rúa presentó durante la campaña como futuro ministro de Trabajo. La CGT también aspira a que el sociólogo Julio Godio finalmente desembarque en el cartera laboral como jefe de Gabinete. Godio fue asesor de la central sindical y de dirigentes cegetistas, como el ahora diputado duhaldista de extracción gremial Alfredo Atanasof. Los gremialistas, en cambio, miran con recelo al frepasista Horacio Viqueira, a quien aspiran correrlo de la discusión política. Viqueira está designado como secretario de Empleo y su papel será clave a la hora de generar propuestas que morigeren la desocupación. "Nuestra relación con él es desastrosa", dijo sin más vueltas un encumbrado secretario general de la CGT. No es ociosa la diferenciación que los sindicalistas hacen entre aquellos futuros funcionarios del Frepaso y los de la UCR. Los primeros --con la excepción, por ahora, de Flamarique-- son enemigos, eventuales denunciantes de hechos de corrupción, y además, muestran mayor afinidad con otros sectores del gremialismo. Los radicales, en cambio, aparecen como socios, y con una amplia capacidad de maniobra. Recuerdan, incluso, cuando Raúl Alfonsín puso como ministro de Trabajo al lucifuercista Carlos Alderete. La CGT pretende explotar las diferencias que existen entre radicales y frepasistas. De hecho, por estos días se regodean repitiendo lo que en la intimidad a ellos le cuenta el actual ministro de Trabajo, José Uriburu. "Nos dice que los del Frepaso lo consultan por un lado y los radicales por otro. Que no hay reuniones juntos sino que lo hacen por separado", aseguró un dirigente sindical.
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