La facción
moderada aseguró el miércoles que para derrotar al presidente Cardoso en las elecciones
del 2002 no hay que presentar un programa socialista. Y los radicales le saltaron al
cuello ayer con la acusación de estar haciendo pragmatismo electoral. Así
fueron los dos primeros días del II Congreso Nacional de la principal agrupación
opositora de Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT), que se extenderá hasta el
domingo en Belo Horizonte y que quedó dominado por el debate en el partido sobre la
opción al socialismo. En medio de las críticas cruzadas, la única figura que se
mantiene incuestionable y capaz de conducir hacia un acuerdo a las siete facciones
partidarias es el máximo líder del PT y tres veces derrotado candidato a presidente,
Luiz Inacio Lula Da Silva. Que, sin embargo, pertenece a la mayoritaria corriente moderada
Articulaçao. El objeto de todos los ataques radicales al planteo oportunista
fue el diputado federal José Dirceu. Actual presidente del partido por Articulaçao,
candidato a su tercera reelección en ese puesto, lanzó la idea de la discordia por la
cual el PT debería apartarse del ideario socialista. Su máximo opositor fue Milton
Temer, otro legislador federal que pretende disputarle la presidencia del PT al ala
moderada. En una entrevista con el diario Folha de Sao Paulo, el líder de la Democracia
Radical advirtió que si el PT no reafirma su opción socialista, perderá su razón
de ser, y adelantó lo que los analistas coinciden en temer: si el proyecto de
Dirceu prevalece, el partido iría camino a su desintegración.La
disputa por la sucesión de Fernando Henrique Cardoso no puede llevarnos a desistir de
nuestros principios. El PT tiene que ser radical. Cada vez que se muestre más digerible
para la sociedad brasileña, perderá, pronosticó Temer. Otro dirigente de
Democracia Radical, Valter Pomar, salió a respaldarlo. Nadie en el PT ha propuesto
una plataforma socialista para la campaña presidencial del 2002. La verdadera polémica
es si el PT debe mencionar al socialismo en las campañas. Yo creo que eso sería bueno
para el partido, incluso en términos electorales, explicó. Y acusó al presidente
Dirceu de defender un socialismo avergonzado y de intentar abrir un
falso debate político.Brasil no necesita un partido democrático
liberal más, pero sí uno que haga una crítica radical al capitalismo, disparó
ayer Emir Sader, presidente de la Asociación Latinoamericana de Sociólogos (ALAS) y uno
de los intelectuales del PT. El partido puede representar esa alternativa y el II
Congreso será decisivo para definirla, aseguró al diario O Globo. El miércoles,
recién comenzado el encuentro partidario, quedó claro que el aval de Lula a la propuesta
de Dirceu y del líder del PT en la Cámara Baja, Jose Genoino de Souza, era una señal en
favor de mantener la unidad partidaria. Otra reacción favorable a la concertación entre
las siete facciones del PT fue la decisión del actual secretario general del partido,
Arlindo Chinaglia, de presentarse como candidato a la presidencia por el llamado
Tercer Campo. Su intención sería justamente convertirse en una suerte de
tercera opción entre el moderado Dirceu y el radical Temer para evitar que el
enfrentamiento se profundice. Pero igual de claro fue que los sectores más radicales no
apoyarían el cambio hacia la revolución democrática planteada por
Articulaçao, al menos en el corto plazo. A pesar de la crisis desatada por sus
declaraciones, Dirceu reafirmó ayer que si el PT no toma distancia del socialismo
estatizante, no tendrá posibilidades de ampliar su base de apoyo popular, que en
las últimas elecciones se ubicó en el 33 por ciento. Defender esto no es ser
pragmático. Este Congreso tiene que incluir en su agenda el hecho de que el PT quiere ser
gobierno en Brasil. Tenemos un programa democrático para el actual momento histórico,
que es bastante revolucionario para los patrones brasileños, retrucó. El
socialismo continuará siendo la bandera del PT, pero considerar que es un modelo
inevitable es puro determinismo, aclaró.
POR LA NUEVA CONSTITUCION
Chávez tomó su fusil
Inequívocamente castrense, el presidente venezolano Hugo Chávez anunció ayer que se
pondrá sus botas de campaña y desenvainará el sable para iniciar la ofensiva en favor
de la aprobación del proyecto de Carta Magna que será sometido a referéndum el próximo
15 de diciembre. Su anuncio constituyó el disparo de largada para la campaña por el
sí, luego de que Fedecámaras y otras asociaciones empresarias, así como la
Iglesia Católica, se pronunciaran por el no, los primeros por considerar que
el nuevo texto constitucional es centralista y estatista, la
segunda en respuesta a acusaciones lanzadas por Chávez desde Cuba calificándola de
cómplice de la corrupción.Chávez, el principal promotor del proceso
constituyente de su país, subrayó que impulsará un ataque masivo para
contrarrestar la campaña por el no, que de ganar sostuvo equivale
al caos para Venezuela. Vamos a una gran batalla. El ataque va a ser general,
implacable, vamos a las calles, me pongo las botas de campaña y escríbanlo así:
desenvaino el sable, dijo a la prensa el ex comandante de paracaidistas, que libró
una fallida intentona de golpe contra el corrupto gobierno de Carlos Andrés Pérez, pero
luego llegó al poder en elecciones libres con un abrumador apoyo popular. Chávez se
reunió con la directiva de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que redactó el
proyecto y con los ministros del Interior, Ignacio Arcaya, y de Relaciones Exteriores,
José Vicente Rangel, para diseñar la estrategia que usará para hacer frente a la
campaña por el no desatada por la oposición al proyecto de Carta Magna. La
ofensiva de los partidarios del no la encabezan un sector del empresariado, un
grupo de gobernadores y alcaldes de oposición y cuatro de los 131 miembros de la ANC.
Además se ha visto reforzada por la aparición en Caracas del escritor hispano-peruano
Mario Vargas Llosa, cuyas declaraciones contra Chávez y a favor del no
coparon ayer los titulares de los medios informativos. El mandatario consideró que la
presencia de Vargas Llosa en Caracas es parte de la misma batalla que impulsan sus
adversarios quienes, al verse sin fuerza ni liderazgo popular, se esconden detrás
de la manipulación de grandes titulares y llaman a refuerzos de fuera. Chávez
comparó la actual situación política nacional con la que imperaba antes de la
independencia de Venezuela, porque el país está dividido entre patriotas, que serían
los que apoyan el cambio, y los realistas, que son los que lo critican y desean el
continuismo. Se espera que el peso de la contraofensiva oficial recaiga mayormente sobre
Chávez, quien tiene gran acogida en el 80 por ciento de la población situada bajo la
línea de pobreza. Mientras, los defensores del sí apenas representan un 20 o
25 por ciento de los votos.
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