Por Luis Vivori ATC surgió en
1979 a partir de la fusión entre el Canal 7 y Argentina 78 TV. Con Carlos Montero a la
cabeza, se proponía ser una emisora estatal con ansias de competir: uno de sus miembros
más encumbrados en el tenebroso presente del canal, Mauro Viale, aventuraba en aquel
tiempo un porvenir lleno de gloria: ATC es un impresionante complejo de
comunicaciones que espera medidas equilibradas, creatividad, talento, pluralidad y que sin
dudas será el futuro de la TV argentina. La realidad fue otra, y ATC se convirtió
en un canal reducido a su mínima expresión, para el cual recién ahora, con la sanción
de una nueva ley (ver aparte) se enciende una luz de esperanza. Endeudado, con una
pantalla refrigerada y un bochornoso oficialismo, preso en una infraestructura tan onerosa
como arcaica y dueño de las peores carencias del cable, el ATC de referentes como Lita de
Lázzari, Pedro Olgo Ochoa o Ante Garmaz espera una pronta recuperación. Seguramente
vendrá de la mano de un cambio no sólo de nombres, sino, por sobre todo, de contenidos.
Ante este panorama desolador, representantes de distintas áreas vinculadas con el medio
televisivo y conocedores de la emisora, dialogaron con Página/12 sobre lo que es, lo que
debería ser y sobre quiénes deben llevar adelante el nuevo ATC.Una gran coincidencia
abre el debate: ATC no podría estar peor. La situación es resultado de la
improvisación, el amiguismo y los nombramientos a dedo, afirma Emilio Cartoy Díaz,
productor y director de TEA Imagen. Carlos Ulanovsky, periodista especializado en
comunicación, dice que ATC ha llegado al fin del milenio boqueando. Es una
sumatoria de proyectos erróneos. Alejandro Doria, prestigioso director que llevó
adelante Situación límite en el canal, incorpora una visión más
sentimental: Lo que hicieron me da ganas de llorar, me produce una profunda pena.
Era un gran canal que competía con los privados, pero fue víctima de la fiesta
menemista. Representa a un gobierno que destruyó la cultura en general, porque con el
cine hicieron lo mismo. Para el actor Patricio Contreras, que participó en aquel
ciclo de Doria, el canal fue víctima de las reglas del mercado. Estas reglas tienen
sentido para la TV privada, pero no para una emisora estatal. El colmo de esta sinrazón
fue aquel slogan Ahora También Competimos. Un grotesco, porque ese no debería ser el
propósito original. Para la conductora y periodista Cecilia Laratro, que estuvo al
frente de numerosos ciclos en ATC, lo que sucedió es el producto de una larga
historia. Pero de todos los motivos hay uno que es fundamental, la corrupción. Fui
testigo de cómo se compraban equipos que no eran compatibles técnicamente para quedarse
con la comisión. Hubo un vaciamiento y una falta de actualización que lo relegaron con
respecto a los privados. Tantos años de desatinos ejercen una fuerte presión para
los que asuman su conducción. El aspecto de delinear el nuevo canal no ofrece para todos
una misma mirada. Para Cartoy Díaz se trata de refundarlo, con la idea de un canal
público y eficiente como nunca hubo en nuestro país. El productor nombra a la TV
estatal chilena como un ejemplo y cierra su idea explicando que debe ser pluralista
y mixto, con contenidos y calidad. Es esencial incorporar a la gente del interior, siempre
considerando al Estado como motor con un presupuesto acordado anualmente. Por el
contrario para el autor Alberto Migré, que tuvo un paso polémico por el canal a partir
de sus críticas a los funcionarios militares, ATC debería no depender del Estado.
Lo ideal es que tenga independencia económica, que se arme un canal competitivo a partir
de recuperar su parte publicitaria.No parece ser la idea de Carlos Ulanovsky, porque
un canal del Estado debe eliminar de sus preocupaciones el rating. Debe ser público
no gubernamental, sin control parlamentario. Y también escoge ejemplos:Creo
que los clásicos canales 3 de las grandes ciudades o los canales públicos de EE.UU. son
un buen espejo, pero habría que pensar en una estructura más pequeña. Contreras,
que comparte la idea de no ceñirse a la competencia con los privados, se replantea si no
sería interesante que en una especie de referéndum la gente tenga su oportunidad
de votar qué quiere ver. Desde su lugar, Alejandro Doria suma voluntades por
un canal cultural pero no culturoso. Lo que la TV privada no hace, salvo
Vulnerables. Acota que deben terminarse los negocios, y en
sintonía con Migré aboga por la competencia con el resto de los canales porque el
Estado solo no lo puede mantener y además se roban todo, por eso hace falta
publicidad. Cecilia Laratro, que encontró en el Canal á un modelo a seguir, piensa
que ATC debe estar solventado por el Estado, pero no debe ser del gobierno y no debe
competir con la torta publicitaria para después seguirle los pasos a las modas que
imponen los canales grandes, y se pregunta por qué ATC no puede representar a las
minorías, a esos 6 u 8 puntos de rating que no tiene opciones en la
televisión.Llegado el momento de pensar nombres, la cosa se pone complicada. A
Ulanovsky le aparece uno solo, el de Carlos Gorostiza, pero piensa que debería
estar al frente un grupo de notables ajenos a los intereses creados de la TV. Para
Doria hay mucha gente idónea y cita a Nicolás Del Boca, Diana Alvarez y al
primer director del canal, Carlos Montero. Contreras hace hincapié en la pluralidad y en
la formación de un equipo, si es por concurso, mejor. Para Migré el
hombre debe ser Renán, acompañado de representantes de Actores, Argentores y
Sadaic. El resto no se anima a tirar más números en una ruleta en la que el
ganador, testigo del panorama que le espera, no va a tener muchos motivos para el festejo.
Los números de la deuda Si se toma como referencia la discusión eterna emprendida entre los que se
van del gobierno y los que entran con respecto a los números del déficit, se podrá
deducir que ATC también envuelve a su deuda real en una incógnita. A pesar de ello
pueden considerarse algunos números publicados recientemente en el libro Estamos en el
aire, de Carlos Ulanovsky, Silvia Itkin y Pablo Sirvén. De acuerdo con esa
investigación, la deuda ascendería a 30 millones de pesos, en un canal que se encuentra
desde hace tiempo en convocatoria de acreedores. A su vez una parte importante del
personal permanece sin cobrar desde hace meses, lo que ha repercutido de manera evidente
en la pantalla, como lo demuestran los visibles problemas técnicos o los levantamientos
de programación. Por otro lado, el presupuesto del 98 de una emisora que, entre
otras cosas, llegó a sufrir la amenaza de transformar sus instalaciones en un anexo del
Museo de Bellas Artes, acarició apenas los cincuenta millones. A años luz, por cierto,
de los canales estatales europeos, pero seguramente suficiente como para realizar una
propuesta de TV más seria. |
COMO FUNCIONARA RTA, EL ENTE CREADO POR LA
NUEVA LEY
El diseño de un nuevo medio estatal
Por Mariano Blejman
De ahora
en adelante ATC y RNA serán RTA, Sociedad del Estado. Y no es simplemente un cambio de
siglas, sino tal vez un cambio en la concepción del control de los medios estatales por
parte de los gobiernos. El miércoles, en una sesión de la Cámara de Senadores plagada
de actores famosos y políticos haciendo una impresionante puesta en escena, fue votada
por consenso entre todas las bancadas una ley que crea la entidad Radio y Televisión
Argentina y que suplantará a ATC, Radio Nacional y Radiodifusión Argentina al Exterior.
Fuera de la ley quedó la agencia de noticias Télam. La principal modificación está en
que una comisión bicameral controlará la gestión de los directorios de los medios
estatales. Según dijo el diputado y actor Luis Brandoni a Página/12, es un punto
de inflexión en políticas de Estado en telecomunicaciones. Brandoni, junto a
Eduardo Angeloz por un lado y Antonio Cafiero por otro, impulsaron el proyecto que ayer se
convirtió en ley y que debería ser promulgado por el presidente electo. La votación
unánime se explica por la articulación de proyectos de los legisladores Irma Parentella,
Nilda Garré y Rafael Flores del Frepaso y Alvarez García de la UCR, y el antecedente
planteado por Fernando Solanas. La ley tenía un altísimo consenso en ambas Cámaras. Sin
embargo fue presentada una propuesta de ley correctiva debido a algunas disidencias. El
inconveniente para Cafiero es que la comisión que controlará el directorio está
conformada por diez diputados y cinco senadores, mientras que el senador propone una
igualdad entre ambas Cámaras. Es que la mayoría del Senado es justicialista, mientras
que la Alianza tiene la mayoría en Diputados. Otro de los ejes que no quedaron saldados
está en las fuentes de financiación. La ley propone la financiación por los ingresos
directos (están prohibidas las publicidades de cigarrillos, bebidas alcohólicas, etc),
por la asignación de la Ley de Presupuesto Nacional y por el 30% de los gravámenes del
Comfer. El conflicto se presentó cuando se dio a conocer que el Fondo Nacional de
Telecomunicaciones, de donde se iba a sacar el 10% del fondo para el presupuesto de ATC,
ya no existe.Según la nueva ley, entre los servicios que la RTA deberá incluir se
encuentra el Servicio Básico, con contenidos destinados a la población en general,
programas culturales, informativos, documentales, educativos o deportivos, espacios
destinados a reflejar actividades de gobierno y de organizaciones no gubernamentales. Como
servicios especiales están los programas de producción destinados a cumplir necesidades
específicas, como educación curricular y extracurricular, prevención de la
drogadicción y la violencia, cobertura de emergencias y desastres. En cuanto a la
situación patrimonial, se transferirá a RTA el activo de ATC S.A. y Radio Nacional,
inmuebles, equipos, archivos, bienes y derechos. El pasivo, en cambio, no se transferirá,
incorporándose al Tesoro Nacional. La nueva entidad arrancaría de cero, algo que vendrá
muy bien a los empleados de ATC que todavía no cobraron octubre. RTA será supervisada
por la comisión bicameral que nombrará a cuatro de los cinco miembros del directorio. Su
presidente surgirá de una propuesta del Poder Ejecutivo que deberá ser aprobada por dos
tercios de la comisión. Los directores surgirán de un comité de evaluación integrado
por diputados y senadores, representantes de sindicatos y trabajadores de RTA,
representantes de ARPA y ATA, productores de cine y teatro del Consejo Federal de
Educación, del Consejo Interuniversitario Nacional, y de cultos reconocidos por el
Estado.Actualmente Radio Nacional y ATC son los medios de comunicación que más
territorio cubren por aire en el país: otro de los puntos centrales está en que la
Secretaría de Comunicaciones otorgará a RTA iguales o superiores condiciones para la
obtención de licencias que las emisoras privadas, y tendrá prioridad para la asignación
de frecuencias experimentales. Habrá que ver si algo sucede cuando se otorguen nuevas
licencias en materiafutbolística o transmisiones especiales, que son el caldo de las
empresas privadas.
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