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Por Patricia Chaina Como en el verano pasado, Mar del Plata ofrecerá esta temporada una propuesta alternativa, diferente a la tradición del show comercial: el cronograma que despliega el Centro Cultural Auditorio dependiente de la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Buenos Aires, le dará lugar este verano a nombres como José Larralde, León Gieco, Cecilia Rossetto, Manuel Callau, Suma Paz o Leo Maslíah. Regenteado desde 1998 por Marcelo Marán autor y director de teatro, el Centro rompió con el facilismo de generar cultura para la temporada de verano, y desarrolla un plan de trabajo en el que la promoción de los artistas locales y el acercamiento de espectáculos de calidad a la gente que vive en la ciudad, todo el año, funcionan como eje de su estrategia cultural. Soy un tipo de teatro, no un funcionario con ambición de hacer carrera política, advierte Marán en la entrevista con Página/12. Tengo el compromiso de llevar adelante una gestión con un sello diferente, hacer que valga la pena que alguien del espectáculo esté al frente del teatro, afirma. Por eso este año eligió números como Buenos Aires me mata, el unipersonal de Cecilia Rossetto; Soplando nubes, con Manuel Callau y Bernardo Baraj, dirigido por Leonor Manso; Babilonia (una obra entre criados) de Armando Discépolo, interpretada por el grupo de teatro del Nacional Buenos Aires; la ópera Rigoletto; los recitales de José Larralde, León Gieco, Baglietto y Vitale y Leo Maslíah, y el Ballet Argentino con Julio Bocca, entre espectáculos marplatenses. ¿Por qué decidió introducir este tipo de propuestas en esta cartelera? Para cubrir todas las necesidades del público, desde el rock a la ópera, de la comedia al teatro under. Se busca la calidad, no importa si vamos a atraer mucho o poco público. Nos interesa que la gente pueda ver espectáculos que quizá no los puede absorber una sala comercial. ¿Cómo se organiza la estructura del Centro Cultural?Hay salas de teatro como la Astor Piazzolla con 1000 localidades, en la que se realiza el Festival Internacional de Cine y el de Danza. La sala Payró, de 400 localidades. La sala Gregorio Nachman, de 90, que es un espacio para experiencias alternativas donde el año pasado estuvo Mujeres de carne podrida. Y cuatro espacios para artes visuales: el foyer, dos paseos de la imagen y una fotogalería. Además estamos armando la radio del teatro. ¿Esta funcionaría como circuito cerrado o también hacia afuera del Centro Cultural?La idea es que emita para toda la comunidad. Por ahora, hace un gran trabajo con escuelas que vienen a hacer sus experiencias de radio. Se han hecho concursos para grabar programas de gente joven, con nuevos formatos, que después nosotros desde el Centro tratamos de colocarlos en alguna radio. Grabamos también las voces y los espectáculos que pasan por el teatro para las bibliotecas de no videntes. Las actividades que describe desbordan el concepto tradicional de un complejo teatral.Por eso hablamos de Centro Cultural y actuamos en consecuencia. Se generan espacios como Pasaporte, que hace viable la llegada de gente del interior de la provincia a la ciudad. El programa Auditorio en los barrios lleva artistas a los barrios a dar funciones o a hacer talleres. Tenemos dos programas de TV, Ver para crecer sale por el canal local 8 y por canal á, que muestra la actividad de teatro nacional e internacional. No es una agenda, no corre atrás de lo que está pasando sino que muestra tendencias y las refiere en las caras del artista local. Y Payrock, que es también una programación del Payró donde los viernes tocan tres bandas locales. Quisimos hacer un programa para jóvenes hecho por jóvenes. La base es el rock, pero hay otras actividades culturales. UnCentro Cultural permite crecer a una comunidad y para eso estamos trabajando. Nos encerramos en lo que tendría que ser, sino en las posibilidades que podemos abrir desde lo que tenemos.
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