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Conformarán área de Derechos Humanos los máximos dirigentes de la Mutual y será asesorada por Klimovski y Herman Schiller.
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Por Raúl Kollmann ![]() La cuestión de los desaparecidos siempre fue una cuestión más bien tabú para los dirigentes tradicionales de la comunidad judía. Específicamente en la DAIA --la representación política comunitaria-- nunca hubo un reclamo real y concreto y, menos aún, un acercamiento a los familiares. La nueva conducción de la AMIA, liderada por Hugo Ostrower, Noé Davidovich y Beni Zugman, resolvió esta semana tomar el toro por las astas y conformó la Secretaría en base a un reclamo que está relacionado con las actividades propias de la mutual judía: que los desaparecidos sean enterrados de acuerdo con el rito judío, llamado kever Israel. En verdad, la idea de crear la Secretaría de Derechos Humanos surgió hace un mes a raíz de una declaración firmada por familiares de las víctimas judías con el título "¿Por qué no hay un Garzón judío?". El sentido del texto era justamente cuestionar que un magistrado, que no tiene origen judío, se ocupó específicamente de los desaparecidos judíos, incluso abordando la marcada saña y el antisemitismo que hubo en los campos de concentración de la dictadura, en tanto que ni la justicia israelí ni los dirigentes de la comunidad judía a nivel internacional promovieron acción alguna por los crímenes de la dictadura militar. Por iniciativa de la AMIA, el jueves hubo un encuentro entre los dirigentes de la Mutual y una delegación formada por Pedro Chester, hermano del doctor Jacobo Chester, médico secuestrado en 1976 y cuyo cuerpo apareció flotando en el Río de la Plata; Alberto Rosenthal, hijo de Schlomó e Iafa Rosentahl, asesinados por la Triple A en Formosa, Eduardo Nachman, militante de HIJOS y unos treinta padres y madres de detenidos-desaparecidos, todos de origen judío. La reunión se hizo en el nuevo edificio de la AMIA, en la calle Pasteur. El clima del encuentro fue duro, aunque cordial, ya que los familiares no tuvieron pelos en la lengua para señalar que "hubo actitudes genuflexas de los dirigentes de la comunidad judía y no pocos rabinos hacia los militares. Abrimos una expectativa favorable sobre la nueva iniciativa, pero no ocultamos nuestra desconfianza porque en 23 años nos hartamos de palabras huecas. Vamos a avalar, igualmente, todo lo que se haga en la comunidad, por mínimo que fuera, para reparar las injusticias que los propios judíos cometieron con sus hermanos". Para Ostrower, Davidovich, Zugman y los miembros de la comisión asesora la tarea no será fácil. Tendrán que lidiar con los resquemores existentes tanto en dirigentes que nunca hicieron reivindicación alguna de los desaparecidos judíos como con los familiares que sufrieron la política de silencio que mantuvo la mayor parte de la dirigencia tradicional de la comunidad.
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