Para
terminar con las maniobras de los importadores, el Estado les paga desde 1997 a seis
compañías europeas unos 6 millones mensuales para que inspeccionen en el puerto de
origen, en cualquier país del mundo, cada partida destinada a la Argentina antes de ser
embarcada. Este sistema, obligatorio para el importador, sólo rige para alrededor de un
20 por ciento de las importaciones (particularmente las de bienes de consumo y
automóviles). Y aunque a las empresas controladoras se les abona un 0,95 por ciento del
valor FOB de los despachos que certifican, lo cual no parece poco, al parecer su negocio
depende de no hacer concienzudamente el trabajo, ya que hacerlo bien les resultaría
demasiado caro. En todo caso, las increíbles irregularidades que detectan aduaneros y
auditores en los CIPI (Certificados de Inspección de Preembarque de Importaciones)
sugieren que la libre elección de la empresa de inspección por parte del importador
conduce a ciertos acuerdos ocultos entre las partes.
Las inspecciones de preembarque fueron
inventadas en los años '60 para venderles el servicio a los países africanos que se
descolonizaban y solían carecer de aduana. Este control en origen fue desarrollado por
empresas que ya trabajaban para importadores y exportadores, certificando cantidad y
calidad de los embarques comprados o vendidos. Gracias a esta especialidad, tienen una
añeja relación con el espeso mundo del comercio exterior, que es su negocio permanente,
mientras que un contrato como el que celebraron con el Estado argentino no pasa de ser un
filón ocasional.
Del largo inventario de certificaciones
falaces pueden citarse al azar estos ejemplos:
* Se trata en este caso de un certificado de
inspección emitido por Bureau Veritas, la líder en el mercado argentino. Según ese
documento, la inspección física fue efectuada el 4/11/98 en Miami. Pero ocurre que la
mercadería fue despachada por vía aérea desde esa ciudad por la compañía Fritz Air
Freight y aterrizó en Buenos Aires el 26/10/98, es decir, nueve días antes. Conclusión
obvia: la supuesta inspección física no existió.
* Algo similar ocurrió en junio de este año
con la controladora CGS, la segunda en facturación: un certificado suyo indica como lugar
y fecha de inspección Amberes 28/5/99, en tanto que del documento de embarque surge que
la mercadería fue llevada a bordo veinte días antes y llegó a la Argentina el 25 de
mayo.
* En otra operación, la solicitud de
inspección de preembarque, planteada por el importador, está fechada el 4/1/99, mientras
que el certificado asegura que la inspección se realizó el 13/11/98. Esto muestra el
gran poder de adivinación de las controladoras, que se anticiparon en casi dos meses al
pedido de su cliente. Además, en esa misma importación se certifica un flete de 25.000
dólares, cuando en realidad habría sido de 4100.
* Unas toallas etiquetadas como de Industria
Argentina figuraban en el correspondiente certificado como originarias de Brasil.
* En marzo de este año la simple
observación permitió constatar que los números del contenedor y del precinto diferían
de los consignados en el CIPI de ese envío.
* Ahora le toca a CU/Surveyseed Services SA,
cuyos certificados convalidan precios muy diferentes para mercaderías idénticas en
diferentes casos. Aquí van dos de hace cinco meses. Un Panasonic Fax modelo KX-FT33LA,
origen China, tiene un precio FOB de 108,25 dólares en una compra de 400 unidades al
contado. Pero en otra de apenas 23 unidades, del mismo origen, a pagar en 180 días, el
mismo aparato vale sólo 68,70 dólares. Es notorio que al menos uno de estos dos precios
fue groseramente distorsionado, pero ambos fueron dados por buenos con apenas ocho días
de diferencia. En el segundo caso, con el modelo de FT37LA, por 800 unidades a Surveyseed
le pareció correcto un precio de 139,20 dólares, e igual de adecuado halló que se
pagaran 88,90 dólares el aparato en una partida de sólo cien.
* En una importación desde China,
inspeccionada y bendecida por Bureau Veritas e Inspectorate, ingresaron 265 walkman Sharp
JC196K a 60 centavos de dólar cada uno. Una auténtica ganga, que sin embargo no les
resultó sospechosa a los controladores, ni siquiera por haber certificado, con apenas un
día de diferencia, un precio de 6,90 dólares por unidad para exactamente el mismo
artículo de igual origen y en una compra de sólo 96 unidades.
* A veces los inspectores confunden el puerto
sobre cuyos muelles están parados con otros más bien remotos. Así acontece que una
importación proveniente de China había sido embarcada en España, según el
correspondiente certificado. Otro documentaba el origen chino de una partida que en
realidad venía de Estados Unidos. Y así siguiendo.
* En un CIPI emitido por Intertek Testing
Services se certifica el valor de 60 centavos de dólar por unidad para miniafeitadoras
Sunny RM 6800, fabricadas en China. El importador, Fernando Santo Dolce, vende en plaza al
por menor y al contado esas mismas miniafeitadoras a 6,50 pesos por unidad. La diferencia
entre el costo y el precio de venta fue calificada, prima facie, de
"significativa". ¿Quién puede discutirlo?
* Hay contenedores que vienen con sorpresas.
En uno, por ejemplo, que llegó precintado, los verificadores aduaneros hallaron, al
abrirlo, un sobre dirigido a un tal Morales, de la firma importadora, conteniendo 328
obleas con el rótulo de la empresa de inspección Inspectorate. ¿Sólo un souvenir?
* Según un CIPI de Socotec, diversos
artefactos (licuadoras, radiograbadores y ventiladores) importados carecían de marca,
pero aquí se comprobó que sí la tenían. Como es sabido, un producto sin marca es más
barato, por lo que éste puede ser un recurso usado para subfacturar la importación y
así pagar menos derechos e impuestos. El control preembarque fue contratado para
evitarlo, pero si realmente se efectúa.
* Parecerá insólito, pero en otro
certificado de Socotec el precio está consignado en marcos alemanes, mientras que en la
factura comercial el mismo valor figura en euros, moneda que vale aproximadamente el
doble.
Además de una aduana paralela, ¿habrá
también un control preembarque paralelo? |