|
Por P.R. Desde Montevideo El 31 de octubre pasado, la coalición de izquierda Encuentro Progresista-Frente Amplio se convirtió en la primera fuerza electoral del país y hoy su candidato Tabaré Vázquez podría convertirse en el primer presidente izquierdista de Uruguay. La historia uruguaya está protagonizada exclusivamente por sus dos partidos tradicionales: el Nacional (Blanco) y el Colorado. Ambos se unieron contra la izquierda y ambos saben que el Frente Amplio ha captado a amplios sectores blancos y colorados para sustentar su crecimiento. Página/12 conversó con dos líderes "rebeldes" de los partidos tradicionales, que apoyarán hoy la candidatura de Vázquez, para intentar comprender qué es lo que cambió en Uruguay, qué pasará hoy y cuál será el futuro político del país. Ellos son Víctor Vaillant, líder del colorado Movimiento de Reafirmación Batllista, e Irineu Riet Correa, ex intendente blanco del departamento de Rocha y a punto de ser expulsado de su propio partido. --¿Por qué rompieron con sus partidos y apoyaron a la izquierda? Vaillant: En este momento, el Movimiento de Reafirmación Batllista tiene muchas más coincidencias programáticas con el Frente Amplio que con el de mi propio partido. Más allá de que el país y la región están sumidos en una crisis coyuntural, hay una crisis en el modelo que se está aplicando. Se precisa un gobierno que tenga la flexibilidad y la humildad suficiente para superar la ortodoxia y cambiar los aspectos negativos de este modelo. El candidato colorado no tiene ni la humildad ni la flexibilidad necesaria. Representa el modelo ortodoxo neoliberal y contradice la historia y la filosofía batllista, la de su propio padre. Riet Correa: Nosotros venimos de la línea progresista del Partido Nacional, la que inició Wilson Ferreira Aldunate en 1971. Y esta línea no está representada de ningún modo en la conducción actual de Luis Alberto Lacalle.
--¿Negociaron algún tipo de espacio político con la izquierda? Vaillant: No. No hubo ningún acuerdo ni ninguna negociación. Renunciamos a ser candidatos de cualquier partido, porque se trata de una renuncia ética de nuestro espacio político. Riet Correa: Nosotros no hemos negociado ningún espacio. Estamos buscando recuperar el ideario progresista que fue expulsado de nuestro partido.
--¿Cuál es el futuro de sus partidos y de sus propios votantes si las líneas políticas se siguen dibujando como hasta ahora? Vaillant: Mi partido nació siendo batllista y fundó la primera socialdemocracia del Uruguay. El Partido Colorado es a un tiempo liberal y socialista. Ahora se perdió el contenido progresista de los colorados, y este contenido ahora aparece en el programa del Encuentro Progresista-Frente Amplio. La izquierda está recuperando el ideario batllista. Desgraciadamente, veo muy poco probable que mi partido pueda recuperar este ideario, lo cual desembocará en las próximas elecciones presidenciales en la misma sangría de votos que alcanzó ahora con mucha fuerza al Partido Nacional. Riet Correa: Mi partido debe discutir cómo es que se llegó a una situación en la que nuestro candidato no alcanzó siquiera el segundo lugar en los comicios del 31 de octubre. Esto implica, inevitablemente discutir el lugar que ocupa Luis Alberto Lacalle en el partido. Mientras Lacalle continúe en el Partido Nacional, no habrá recuperación posible para los blancos. El Partido Nacional ha perdido 200.000 votos desde el triunfo de Lacalle en 1990. Uno de los principios básicos del Partido Nacional es la honestidad administrativa. Ahora el partido permitió que Lacalle, habiendo sido presidente de un gobierno conocidamente corrupto, siga liderándolo. En segundo lugar, el partido ha perdido su identidad al unirse con el Partido Colorado. Eso implicó abandonar banderas que fueron tomadas por el Frente Amplio. Si no se va Lacalle y si no se intenta recuperar la identidad, el Partido Nacional seguirá desangrándose.
|