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Página/12 Por Oscar Guisoni --¿Qué posición que ha adoptado su familia ante la indemnización de 224.000 dólares que la subsecretaria de Derechos Humanos argentina les ha otorgado? --El principal móvil del asesinato de mi padre fue político, y esta decisión lo confirma. Yo recuerdo los momentos difíciles que vivimos cuando estábamos en Buenos Aires. Todo el mundo le decía a mi padre que se fuera, que la Argentina había dejado de ser un lugar seguro, que había una dictadura, que había represión. Y mi padre no quiso irse. El no concebía un "exilio dorado", lo consideraba una deslealtad, él quería estar cerca de Bolivia... Y ya no le quedaban lugares donde ir, había estado en Perú, había estado en Chile, no podía ir al Paraguay, menos al Brasil. A mi padre lo mataron por la gran ascendencia que tenía entre los sectores más humildes, más pobres de Bolivia. --¿Usted está convencido de que su padre fue una víctima del Plan Cóndor? --Yo creo que el Plan Cóndor existió y que en el marco de ese plan mi padre fue asesinado. Lo que no se sabe es cómo se ejecutó el crimen, quién estuvo detrás, de dónde provinieron las órdenes y quiénes fueron los que las ejecutaron. Martin Andersen, el periodista norteamericano, sostiene en su libro que directamente fueron rangers bolivianos los que viajaron a la Argentina para llevar a cabo el asesinato. Nosotros, sobre la base de la documentación que nos aportó Andersen, iniciamos dos líneas de acción: por un lado investigar en el propio territorio boliviano. Entregamos al fiscal general de la República los nuevos datos aportados en el libro. Pero ni el gobierno de Sánchez de Losada, ni la Justicia, ni los partidos políticos se interesaron demasiado en el tema. Entonces, como en Bolivia no pasaba nada, encomendamos un trabajo de investigación a Martín Sivak, un periodista argentino al que nuestra familia le otorgó todos los poderes para sacar los expedientes de la Argentina, para que se entrevistara con el comisario Colotto (al que Andersen citaba como una de sus fuentes, NdR). Todo esto nos lleva a estar convencidos de que el plan existió. En el expediente que se abrió en EE.UU. también se habla del plan. Ahora falta aclarar quiénes operaron detrás de esto, si fueron las Fuerzas Armadas, si hubo coordinación de la CIA... --¿Ud. es asesor del presidente Banzer en estos momentos? --Eso es falso, es una canallada de uno de los candidatos a la Alcaldía, que me está atacando porque su candidatura se le viene abajo. Es un absurdo. Porque yo he querido dejar claro que apoyaría una gestión de gobierno y no una persona (el MIR apoya en el parlamento al actual gobierno de Banzer, NdR). Por eso en su momento no di mi voto a la investidura. Y siempre he mantenido mi independencia. --¿Se considera heredero de la tradición política de su padre, quien fuera un militar manifiestamente declarado de izquierda en su momento? --Mi padre siempre se inscribió en la línea de los países no alineados. En la línea de Tito, de Perón, del nacionalismo revolucionario. No sé si puede clasificárselo de izquierdas... Yo siempre he compartido su línea política, y a pesar de haber sido educado en un país socialista, en la RDA, jamás milité en el PC, jamás adherí al marxismo-leninismo. Yo creo que los escenarios han cambiado con respecto a la época de mi padre, y hoy día ser de izquierdas es tener un programa político como el que nosotros tenemos, aunque no hablemos de las mismas cosas. Por ejemplo, mi padre fue un nacionalizador, y aunque nosotros no hemos estado a favor de la privatización de YPFB, sí hemos apoyado la privatización de empresas menores. Nos pareció una barbaridad que se hubieran privatizado los ferrocarriles y a ese bajo precio, pero no que se privatizaran empresas que por su naturaleza tienen competencia en el mercado.
--¿Cree que hay espacio en las democracias latinoamericanas para producir cambios importantes en lo social y en lo económico? --Yo creo que como han cambiado los escenarios, el margen para la creatividad política acompañada de credibilidad es mucho menor. En los años 70 había utopías y detrás de las utopías se formaban partidos políticos. Hoy las utopías siguen existiendo, pero la gente ya no cree que ciertas cosas se puedan cambiar. Por ejemplo hay gente que dice: vamos a cambiar la economía de mercado porque es la causa de todos los males. Los partidos que plantean eso son marginales. Creo que la gente no se plantea grandes giros, pero sí diferencia quién es de izquierdas y quién es de derechas. Actualmente ser de izquierda es tener una sensibilidad en el manejo de las políticas sociales y económicas, sin tener que decir: "Vamos a cambiar las reglas de juego de la economía mundial". En Bolivia hemos hecho mucho esfuerzo para adecuarnos a las reglas de juego globales, no quisimos ser una isla. Pero ¿qué pasa cuando se diseñan las cosas para que sólo algunos puedan tener acceso a la economía de mercado? Por eso no se pueden aplicar medidas neutras. Las medidas neutras son buenas cuando existe igualdad de condiciones, pero cuando esto no es así, todo va a parar hacia los que tienen más oportunidades. Es como si hubiésemos construido un estadio (la economía de mercado) en el que sólo pueden jugar ciertos equipos de fútbol, los que tienen oportunidad de pagar. Mientras que la gran mayoría de la gente está jugando en canchas de tierra y no pueden ascender a esas ligas. Nosotros hemos planteado leyes para que esto no siga siendo así, porque en Bolivia se ha dado en los últimos tiempos una tremenda concentración de la riqueza. Hoy día hasta Fidel Castro en Cuba está haciendo un esfuerzo por insertarse en el escenario de la globalización. Pero no generando paraísos para las grandes empresas, que es como se hizo. Y eso es lo que nos diferencia a los que somos de izquierda de los que son de derechas. Y ésa es la mejor herencia política de mi padre. --Hay un tema en común, tanto en Bolivia como en Argentina, que forma parte de la agenda política de estas elecciones, y que es la corrupción... --En La Paz se ha llegado a un nivel de hipercorrupción salvaje en la Alcaldía. Y en esto han estado involucrados casi todos los partidos importantes, el MNR, Condepa, ADN... Por suerte el MIR hace diez años que no participa en el gobierno del municipio. En la alcaldía ha habido desgobierno, todos han hecho lo que quisieron, ha habido inestabilidad, golpes de Estado, y eso ha permitido que se expanda la corrupción. (En La Paz los concejales pueden remover al alcalde presentando una moción de censura, NdR). Y ha habido impunidad en todos los casos de corrupción. Nosotros creemos en el juicio y castigo a los responsables. Y vamos a establecer un Consejo de Notables para que dé esa lucha. Además, estamos proponiendo toda una serie de mecanismos para evitar que esto se dé incluso en nuestra posible futura gestión. En ese sentido creemos que la información es la mejor manera de impedir la corrupción. Estamos pensando en un sistema de seguimiento de los recursos para detectar dónde se genera el problema. Y otra cuestión fundamental: vamos a cambiar una gran cantidad de personas, previa evaluación de los recursos humanos (tampoco podemos achacarle a alguien que sea ineficiente o corrupto; hay que demostrarlo). Y vamos a descentralizar la administración, porque en La Paz se ha centralizado todo para tener la oportunidad de hacer los negociados desde una sola oficina. Esta es una iniciativa de doble propósito: eliminar la corrupción y a la vez atraer inversiones económicas. Por ejemplo: vamos a eliminar las patentes municipales, que para lo único que han servido es para engrosar los bolsillos de los que cobraban las coimas. La gente pagaba menos patentes o no pagaba a la alcaldía, pero sí les pagaba a los extorsionadores.
--Durante el gobierno de Paz Zamora, su partido fue acusado por la Embajada de EE.UU. de tener dirigentes vinculados con el narcotráfico. ¿Cuál fue a su juicio la motivación de la embajada para promover este tipo de denuncia y en qué estado se encuentran las causas contra estos dirigentes? --Hubo momentos en que las relaciones entre la embajada y el ex presidente Jaime Paz Zamora no fueron buenas y se generaron ciertas heridas. Globalmente la administración norteamericana necesitaba dar muestras de que era eficiente en su lucha contra la corrupción. Y eso se combinó con el hecho de que hubo gente en el MIR que cometió errores, que fueron reconocidos, y con la actitud revanchista del gobierno anterior que trató de inviabilizar al MIR y a Jaime Paz. De todos modos nunca hubo una acusación contra Jaime Paz, sí contra alguno de sus colaboradores. Pero el proceso no ha concluido. Se ha demostrado incluso que se han fabricado pruebas. Pero no emito criterio, quien debe emitir criterio es la Justicia.
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Jorge Torres
es hijo del general boliviano Juan José Torres, asesinado en Buenos Aires en 1976, y
actual candidato a la intendencia de la ciudad de La Paz por el MIR (Movimiento de
Izquierda Revolucionaria), en las elecciones que se celebrarán el próximo 5 de
diciembre. En esta entrevista concedida a Página/12, habla de su padre, de la reciente
indemnización que el Estado argentino le ha concedido a su familia reconociendo la
responsabilidad del crimen y de la investigación de su familia para esclarecer los
hechos, así como de lo que significa hoy ser progresista.