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OPINION

Entre Dios y el mercado

Por James Neilson

Fernando de la Rúa nunca logrará batir a Carlos Menem --¡aquel trueno!, vestido de nazareno-- cuando de congraciarse con el papa Karol Wojtyla se trata, pero no cabe duda de que ha conseguido armar un gobierno tan católico que pocos ministros se sentirían incómodos si al jefe se le ocurriera celebrar las reuniones del gabinete en una iglesia. Con todo, aunque el primer gabinete delarruista sea muy poco liberal ante la tragedia que para muchísimas mujeres pobres supone el aborto clandestino, su forma de encarar la economía difícilmente podría ser más "liberal", lo cual plantea un pequeño problema: para el Vaticano el liberalismo, especialmente la versión económica, es todavía peor que el marxismo, opinión que el santo padre ha reiterado con elocuencia en muchas ocasiones. Pues bien: ¿cómo se las arreglarán estos hombres --la única mujer es la "anticristiana" Graciela Fernández Meijide-- de misa semanal para reconciliar su fe "profunda" con sus deberes hacia el Mercado? ¿Antepondrán sus convicciones religiosas presuntamente irrenunciables --las cuales, es de suponer, incluyen la obligación de prestar una atención respetuosa a las homilías papales contrarias al capitalismo y de actuar en consecuencia-- a las reglas básicas de su oficio? Ya tenemos la respuesta: han decidido que la fe es un tema privado que no debería incidir para nada en lo que efectivamente hacen las personas, acaso por entender que el castigo divino suele demorarse pero una paliza económica destinada a impedirles apartarse del camino correcto podría darse en cualquier momento.

De la Rúa ha hecho gala de un grado de astucia admirable al elegir a personas que caen bien tanto a la Iglesia como al Mercado, matando de este modo a dos pájaros con picos filosos de un solo tiro, pero mal que le pese pronto será amonestado por obispos que quieren que el gobierno se solidarice con los "humildes". ¿Cómo reaccionarán el presidente y sus economistas cuando comiencen a llover sobre sus cabezas los anatemas episcopales? Tratarán de explicar que lo que dice la Iglesia acerca de la responsabilidad de los gobernantes es muy lindo pero no tiene mucho que ver con el mundo real, lugar en el que no ven otra alternativa que la de seguir privilegiando a la minoría rica porque de lo contrario todo se vendría abajo. Puede que esta tesis sea "realista", pero no es probable que impresione al clero más combativo que no tardará en acusarlos de subordinar lo humano, para no hablar de lo sagrado, al dios supremo de nuestra época, el Mercado.

 

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