La UBA relanzó un plan de unificación de cargos que beneficiará a más docentes. Pero una nueva cláusula excluye a muchos otros. |
Por Cecilia Sosa "Dependemos de esto. Si no, no podemos vivir." Así de drástico es el planteo de 68 docentes de la UBA que, a fin de año, deberán dejar inconclusas sus investigaciones y sin cabeza a sus equipos, además de perder cerca de la mitad de sus sueldos. Los afectados integran, por ahora, un "programa de unificación de cargos" de la universidad que permite a los profesores empleados en más de una facultad sumar sus designaciones y cobrar el equivalente a una designación mayor. Pero un reciente cambio de reglas, a la vez que amplía la convocatoria y permite el ingreso de más docentes, deja a otros tantos afuera. Como informó Página/12 en junio, el Consejo Superior de la UBA decidió cerrar el programa para evaluarlo y reabrirlo. Cumplió, y hasta ayer se recibieron solicitudes. Pero sumó un requisito: sólo se admiten profesores con un cargo concursado. Y en la Facultad de Ciencias Sociales y el Ciclo Básico Común (donde trabaja la mayoría de los afectados) los concursos están atrasados. "Los requisitos se pusieron para mejorar el programa --dijo Verónica Nespereira, subsecretaria de Asuntos Académicos de la UBA--. De paso, servirá para que las facultades aceleren los concursos, que son obligatorios." El "Programa de incremento de cargos docentes" nació en 1993 para promover investigaciones (hay que presentar un proyecto para ser admitido) y compensar los salarios de los docentes que, teniendo varios cargos en distintas facultades y trabajando más, ganaban menos que otros que trabajaban igual tiempo, pero tenían un cargo superior. "Es una iniciativa muy valiosa. Permitió hacer investigación y tareas de extensión, publicar libros y formar equipos. El Estado invirtió en nosotros y ahora deja todo inconcluso", se angustió una prestigiosa profesora. Cuando decidieron cerrarlo, las autoridades de la UBA argumentaron que de los 126 beneficiarios originales sólo quedaban 68. Y que había un sesgo en la representación: 21 eran de Sociales, 15 del CBC y 12 de Filosofía y Letras. El resto se repartía en otras 11 facultades. Para que el programa no vuelva a vaciarse, ahora una comisión analizará cada nueva solicitud y armará un orden de méritos. "Así, si se produce una baja, se incorporará a otra persona sin hacer otra convocatoria", dijo Nespereira. Como todavía no se confirmó el presupuesto, no se sabe cuántos serán los beneficiados. "Ojalá sean muchos. Seguro serán más de 68", aseguró la subsecretaria. Los afectados esperaban que se les diera prioridad y se garantizara la continuidad de sus investigaciones. "Pero ni nos consideraron", dijo Teresa Raccolín, adjunta de Ciencia de la Comunicación y Ciencia Política. El problema de fondo es que pocos docentes son regulares en el CBC y Sociales. En el ciclo básico, sobre 2700 hay cerca de 180 docentes concursados. En Sociales, sólo lo está el 12,7 por ciento de los 1488 rentados (para reparar esto, en agosto se llamó a 33 concursos). "En el CBC, en 15 años, me presenté a tres convocatorias, pero no se hizo ningún concurso. Y Sociales tiene 10 años de atraso", protestó Hugo Gaggero, adjunto en el CBC y jefe de trabajos prácticos en la facultad. Además, según el nuevo régimen, los docentes auxiliares podrán presentarse si la facultad se compromete a llamar a concurso en un año. "Es imposible que la situación se regularice en un año", razonó Gaggero. Y Nespereira insistió: "Eso deberán resolverlo las facultades". Y agregó: "El programa nunca aseguró continuidad. Todos podrán seguir con las tareas que tenían". Con el apoyo de la Asociación Gremial Docente, los afectados elevaron un recurso al Consejo Superior: si no prospera, planean acciones legales. Y pese a que estaban excluidos, insistieron. "Nos presentamos bajo protesta --contó Mónica Campins, otra afectada--. No podemos dejar caer proyectos, equipos y sueldos."
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