Por Diego Schurman Dulce, muy dulce. Fernando de
la Rúa y los sindicalistas de la CGT se trataron como los recién casados en la luna de
miel. Si hasta las habituales rondas de café amargo fueron reemplazadas por puñados de
caramelos Sugus. Ni el presidente electo habló de ajuste ni los dirigentes gremiales de
medidas de fuerza. Todos coincidieron al analizar la crítica situación del país y todos
se comprometieron a consensuar medidas para paliar la desocupación.
El matrimonio, claro está, es por conveniencia. De la Rúa necesita un sindicalismo
contenido. La CGT aspira recuperar los espacios de poder que fue perdiendo a lo largo de
diez años de gestión justicialista.
El presidente electo abrió la reunión en el Hotel Panamericano con un breve panorama de
la realidad económica, obviamente muy distinta a la que ofrece por estos días Carlos
Menem.
Rápidamente, Rodolfo Daer reconoció la franqueza de De la Rúa. Y le propuso
formar un consejo tripartito que incluya al empresariado para estudiar maneras
de revertir la situación. En verdad, la iniciativa del titular de la CGT no fue
improvisada: ya había sido discutida entre los sindicalistas como una manera de
equilibrar posiciones con el establishment, que tendrá su espacio en el consejo asesor
presidido por el economista Fernando de Santibañes.
No vamos a hacer una mala lectura de las elecciones de octubre. Sabemos que la gente
votó por el cambio y vamos a colaborar se despachó Luis Barrionuevo para ratificar
la impronta dialoguista de la central sindical.
El dirigente gastronómico mantiene un diálogo fluido con Enrique Nosiglia, operador en
las sombras del radicalismo. Con él negocia en estos días la manera de retener su
estructura de poder en el PAMI, la obra social de los jubilados que quedará bajo la
órbita del Ministerio de Acción Social. Además del PAMI, fueron materia de
conversación las obras sociales, el trabajo en negro y los elevados índices de
desocupación.
Sorprendentemente, la única voz disonante del encuentro fue la de Armando Cavalieri, un
negociador nato. El mercantil dijo que el designado ministro de Defensa, Ricardo López
Murphy, en su carácter de economista jefe de FIEL, debía saber de los números reales
del presupuesto en vez de mostrar sorpresa. Durante al campaña, López Murphy fue blanco
de las críticas de la CGT por proponer un recorte del 10 por ciento de los sueldos para
equilibrar las cuentas.
Después de ese intervalo siguieron tirándose flores. De la Rúa mostró la
necesidad de modernizar las normativas laborales, pero siempre que se discutan
dentro del marco de las convenciones colectivas de trabajo. Esto es, que tengan la
aprobación de los sindicalistas.
Como si fuera poco, el presidente electo aseguró que a iguales condiciones la Alianza
priorizará la producción nacional frente a la extranjera. Hubo, en ese sentido, algunas
propuestas de los dirigentes gremiales. Fue entonces cuando De la Rúa sugirió que las
vuelquen a un escrito y se las giren a Alberto Flamarique, quien no abrió la boca durante
toda la reunión.
El designado ministro de Trabajo no fue el único que optó por el silencio. Carlos
Chacho Alvarez, quien se sumó a mitad del encuentro, prefirió mantenerse en
un segundo plano. El vicepresidente electo sabe de las preferencias de los capitostes
sindicales por los radicales en desmedro de los frepasistas. Aún así, el gesto del
Chacho, quien saludó uno por uno a los presentes, tuvo un valor simbólico.
A los postres, hasta los propios gremialistas se entregaron a las chanzas al observar el
buen trato que le prodigaban los mandatarios electos.
Está tan golosa la Alianza que nos recibe con toneladas de caramelos -exageró un
sindicalista. Pero ojo muchachos, no nos confundamos que estos Sugus son de los
ácidos se despidió Barrionuevo.
LLACH TIENE VACANTE LA SECRETARIA DE EDUCACION
SUPERIOR
Un espacio difícil de llenar
Por Nora Veiras
Esta es una jugada de ajedrez de esas que te dejan pensando porque uno no tiene idea
hacia dónde apuntan, comentó un rector radical todavía sorprendido por la
designación de Juan Llach como ministro de Educación del gobierno de la Alianza. La
sorpresa de los rectores radicales se refleja en las dificultades para definir quién
ocupará la estratégica Secretaría de Educación Superior de la cartera educativa. El
rector de la Universidad Nacional de Salta, Juan Carlos Gottifredi, se reunió ayer con
Llach pero según dijo a Página/12 todavía no tuve ni el ofrecimiento. Por
otra parte, en la Secretaría de Ciencia y Técnica que pasará de la órbita de
Educación a Presidencia, el diputado Dante Caputo ratificó su aceptación luego de que
el propio presidente electo, Fernando de la Rúa y su vice, Carlos Chacho
Alvarez, le aseguraran el manejo de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la
Comisión de Investigaciones Espaciales.
El rector de la Universidad de Buenos Aires, Oscar Shuberoff, puso el grito en el cielo
cuando se enteró de la designación de Llach y corrió a reunirse con De la Rúa.
Anteayer, nueve rectores radicales se encontraron en el Comité Nacional de la UCR para
definir una estrategia común y reforzar la candidatura de Gottifredi. El radicalismo ya
colocó al diputado Andrés Delich en la Secretaría de Educación y aspira a rodear con
tropa propia al ex viceministro de Domingo Cavallo. Con Delich hablamos dos veces y
fueron suficientes para darme cuenta de que coincidimos -diría más de lo necesario
para trabajar juntos, comentó Llach a este diario. El resultado de la conversación
con el rector salteño no habría sido tan cordial.
Apenas terminó el diálogo en el estudio de Llach, Gottifredi se dirigió al rectorado de
la UBA para debatir con Shuberoff y dirigentes de Franja Morada. Fue una
conversación dura, Llach dejó en claro que sea quien sea el que ocupe esa secretaría
tiene que responder a él y no a la corporación universitaria, comentó
uno de los radicales que no está dispuesto a resignar ningún espacio de poder.
Coincidimos en la necesidad de incrementar la calidad y en buscar la manera de que
la universidad se inserte mucho más en el seno de la sociedad como una institución
apreciada, valorada, sensible, con transparencia, dijo el rector salteño que
acordó en mandarle por escrito al designado ministro algunas ideas sobre el desarrollo de
la educación superior.
En el área de ciencia y tecnología, Caputo consiguió que le garantizaran las áreas que
quería. Sólo falta definir si el Instituto de Tecnología Industrial quedará bajo la
jurisdicción de la Secretaría de Industria o podrá ser absorbida por la remozada
secretaría que comandará el ex canciller. El titular del Instituto de Investigaciones de
la Universidad Nacional de Quilmes, Mario Albornoz, es número puesto para la
subsecretaría o área de investigación científica pero todavía no está definido
quién será el responsable del área de aplicación tecnológica. Albornoz también fue
sondeado para ver si hablaría con Llach sobre la posibilidad de ir educación superior.
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