Por Sergio Moreno Entre nerviosas hipótesis
conspirativas y malhumor, ayer en diversas oficinas de la Secretaría de Inteligencia del
Estado se barajaban y rebarajaban nombres de candidatos a sentarse en el sillón que deja
vacante Hugo Anzorreguy. Los espías criollos daban por cierto que las acciones del
contraalmirante (RE) Basilio Benito Pertiné cayeron abruptamente pero otro hombre que
la Casa ve con buenos ojos se había reinstalado en el minué de las
designaciones: se trata del embajador Oscar Torres Avalos, presidente de la Convención
porteña de la UCR y ex subsecretario de Comunicación Social de SIDE durante la gestión
de Facundo Suárez en el gobierno de Raúl Alfonsín. Consultado por Página/12, Torres
Avalos dijo que no he tenido ningún ofrecimiento pero que en el caso de que
se produzca lo tomaría como un acto de servicio.
Torres Avalos es un diplomático de carrera de filiación radical. Dirigente de la Capital
Federal, el Buda como lo llaman tanto en la Cancillería como en la SIDE
y en la UCR llegó a la secretaría durante la gestión de Facundo Suárez, luego de
haber mantenido una tormentosa relación con el canciller de Alfonsín y por entonces su
correligionario Dante Caputo. El desentendimiento que en un comienzo fue frío mutó en
insostenible, por lo que Torres Avalos dejó temporariamente la diplomacia con rumbo al
edificio de la calle 25 de Mayo al 100.
Suárez lo designó subsecretario de Comunicación Social, un área que tenía como
misión relacionarse con el periodismo, analizar la información de los medios y realizar
encuestas. Allí, el diplomático tejió algunas relaciones con varios agentes de línea
de la secretaría, algunos de los cuales hoy continúan en funciones. Estos junto a otros
que ingresaron en los últimos diez años muchos provenientes de las filas
militares constituyen un potencial comité de bienvenida para el diplomático.
Es cierto, al embajador le ha llegado que muchos miembros de la secretaría ven bien
su posible designación, confió a este diario un colaborador del Buda.
Torres Avalos supo sostener una buena relación con el jefe saliente de los espías. Tanto
es así que Anzorreguy dio empleo a la hija del diplomático, designándola en la Escuela
Nacional de Inteligencia, que conduce el contraalmirante (RE) Alberto Varela. El legajo de
la hija del embajador en la secretaría es el Nº 56.526/92.
Torres Avalos y Anzorreguy construyeron su amistad con los auspicios de un amigo en
común, Enrique Coti Nosiglia, que hace las veces de padrino del diplomático
ante el presidente electo, Fernando de la Rúa. El multifacético operador radical es un
consultor privilegiado de De la Rúa en temas de seguridad e inteligencia y, tal como lo
ha adelantado este diario, es el principal muro de contención para la designación de
Horacio Jaunarena al frente de la SIDE.
Página/12 consultó al embajador sobre su posible designación. No he tenido
ningún ofrecimiento, dijo.
En caso de que se lo ofrecieran, ¿usted aceptaría? preguntó este diario.
Al haber pasado por ahí (la SIDE) con Facundo Suárez, y teniendo en cuenta que es
un área sensible con asuntos riesgosos, creo que mi capacidad puede rendir, puedo
contribuir. Yo lo tomaría como un acto de servicio.
Su nombre encuentra una buena acogida entre los servicios en funciones, a pesar de que la
presencia en la SIDE de muchos de esos agentes causan escozor en las filas aliancistas,
tanto en el Frepaso como en la UCR. Uno de los espías que ayer recorrió los pasillos de
la secretaría describió así a Página/12, pidiendo reserva de su nombre, el estado de
ánimo reinante en la sede del espionaje argentino: Hay incertidumbre y nervios. No
saben qué va a pasar. Pero ahora el candidato es el Buda. Acá hay gente que cree que va
a respetar algunas cosas y eso es bueno para la casa. En sintonía con los dichos
del agente, un colaborador muy cercano de Torres Avalos dijo a este diario: La casa
vería con agrado que el embajador cuide sus intereses y pueda defenderla en lo que sea
defendible.
En la SIDE renacen las esperanzas.
Llamado de Anzorreguy Página/12 publicó en su edición de ayer que el titular de la SIDE, Hugo
Anzorreguy, organizó una cena de despedida para el personal militar contratado en la
secretaría, en un club de
San Isidro. Anzorreguy se comunicó ayer mismo con este diario y dijo que el festejo era
una de las habituales reuniones de la promoción 13 del Liceo Militar, a la cual
pertenece, pero a la que no asistió, debido a que a esa misma hora tenía que participar
en un agasajo en su honor organizado por el embajador de carrera César Keller Sarmiento.
El jefe saliente del espionaje argentino confirmó que muchos de los militares que se
desempeñan en la SIDE participaron del encuentro en el Náutico San Isidro. |
OPINION
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