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Por Carlos Rodríguez Si la historia es llevada al cine, el gasto de producción será enorme porque la trama deberá transcurrir en escenarios naturales de Tierra del Fuego, Rosario, Chaco y la ciudad española de Sevilla, donde vive hoy un niño argentino, de seis años, que fue sacado ilegalmente del país por un torero y su esposa, siguiendo el itinerario descripto y burlando las normas locales que prohíben la adopción internacional. Con el apoyo de las Abuelas de Plaza de Mayo, Alba Pompeya Torres reclamó a la Cancillería que interceda ante las autoridades de España para que la Justicia de ese país acelere los trámites para la obtención de una muestra de sangre para realizar el análisis de ADN que permitiría saber si el niño Carlos Peralta Rizo, como lo llaman sus padres adoptivos, es hijo de la querellante, que afirma ser la madre biológica y que desde hace seis años viene reclamando la restitución del pequeño. Por lo pronto, la mujer pone sobre la mesa un documento asombroso, reproducido en estas páginas: la foto del niño que está en Sevilla, publicada por la revista Hola, y la de su hijo Fernando cuando tenía un año. El parecido entre los supuestos hermanos es innegable. Teniendo en cuenta todas las constancias de la causa que hacen sostener a esta Magistratura esa eventualidad como posible (que el chico fuera hijo biológico de Alba Pompeya Torres), resulta absolutamente necesario efectuar sobre el menor de marras el estudio del ácido desoxirribonucleico, comúnmente denominado ADN, a los efectos de determinar el vínculo biológico que corrobore o deseche los términos de la denuncia. El pedido fue formulado, hace más de ocho meses, por el juez de Rosario Luis María Caterina, quien se dirigió vía exhorto al juzgado de Coria del Río, Sevilla, a cargo de Pilar Ordóñez, que mandó pedir fotocopias de la causa, pero hasta ahora sigue sin resolver el punto crucial. Ayer, junto con su abogado Gonzalo Miño, la señora Torres se reunió en la Cancillería con Ignacio Goycoechea, asesor letrado de la Dirección General de Asuntos Jurídicos. Le pedimos un esfuerzo y que tenga en cuenta que la prueba de ADN es obligatoria en la Argentina teniendo en cuenta que lo que se investiga en Rosario es un delito, el de sustracción de menor, explicaron Torres y Miño en una reunión de prensa realizada en la sede de Abuelas. En España la jurisprudencia sobre la obligatoriedad del ADN está un 50 por ciento a favor y otro 50 en contra, pero la Corte Suprema española lo ha avalado, de manera que confiamos en un resultado positivo, pero queremos una pronta definición. De esa resolución dependen los pasos a seguir, que podrían ser un pedido de captura internacional contra el matrimonio español formado por el torero Angel Peralta Pineda y Encarnación Rizo, más la contratación de un estudio en Sevilla para fortalecer la querella. El juez Caterina envió copia certificada de unas 40 fojas del expediente que habían sido solicitadas, pero al mismo tiempo el matrimonio español presentó en el juzgado de Sevilla un pedido de nulidad de la prueba de ADN que es incorrecto, porque deberían presentarse en el tribunal rosarino. La historia que relató Alba Torres parece de película. El 2 de noviembre de 1993 tuvo un bebé su quinto hijo en su domicilio particular de Río Grande, Tierra del Fuego, asistida por el médico Mario Feullade, quien en ese momento gozaba de toda su confianza. El parto se produjo en ausencia del esposo de Alba, Héctor González, y el doctor Feullade se llevó a mi hijo al hospital diciendo que tenía que ponerlo en la incubadora. Cuando se trasladaron, ese mismo día, a la clínica, se les notificó que el niño había fallecido, pero durante tres días se negaron a entregarnos el cuerpo, de manera que hicimos la denuncia policial y judicial. Feullade fue sobreseído, después de un largo proceso, y antes de su muerte, que ocurrió en mayo pasado de un infarto, hasta fue declarado ciudadano ilustre de Tierra del Fuego. La segunda parte transcurrió en Rosario, donde el chico que hoy vive en Sevilla fue inscripto mediante la intervención del escribano rosarino Malcolm Gibbons y de la obstetra Elba Montiquín como hijo legítimo de Lorena Paola García, una joven que era estudiante de medicina y trabajaba en el supermercado Tigre. Ahora sería vicedirectora de una escuela primaria en Santa Fe. En distintas oportunidades incluso en una cámara oculta que hicieron periodistas de América TV ella ratificó que Carlitos es hijo suyo y que lo entregó en adopción por propia voluntad, sin que mediara pago alguno de dinero. Sin embargo, sus propios padres, Francisco y Elena García, han declarado que la joven nunca estuvo embarazada. En igual sentido se han manifestado, ante el juzgado de Caterina, varias personas que fueron compañeros de trabajo de la joven en el supermercado. La secuencia terminó de completarse en un nuevo escenario, la ciudad chaqueña de Presidencia Roque Sáenz Peña. El juez local Juan Zaloff Dakoff concedió al matrimonio español la adopción plena de Carlitos en un plazo que puede considerarse record: apenas pasaron once meses. Cuando llegó la sentencia, hacía rato que el matrimonio estaba en su residencia de Sevilla. El juez tenía en su haber un total de 36 adopciones sólo en el año 1994, una marca insuperable en la provincia. Por las irregularidades cometidas fue sometido a un jury de enjuiciamiento, pero fue absuelto por el Consejo de la Magistratura, junto con los fiscales Nilda Casalino y Hugo Movrin y los defensores José Giménez Ortega y Nélida Agnello. Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, expresó su respaldo a Alba Torres porque todos los chicos tienen el derecho a saber la verdad.
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