Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York La Acción Global
del Pueblo, la coalición de manifestantes que está arrasando Seattle, es una mezcla
heterogénea. Sus miembros más moderados quieren que la Organización Mundial de Comercio
(OMC) incluya regulaciones laborales y ambientales más estrictas, idea a su vez
fuertemente resistida por países de Asia y América latina, cuyas economías se
benefician con un mercado de trabajo barato. La moderación, sin embargo, no cundió en la
retórica. James P. Hoffa, titular del sindicato de los camioneros, cuyos miembros
desfilaron por Seattle aunque sin provocar incidentes, advirtió: Vamos a cambiar la
OMC o nos vamos a librar de ella. En el rechazo a la OMC se han encontrado codo a
codo representantes de las visiones más dispares. Ralph Nader, activista de la izquierda
estadounidense y defensor de los consumidores, se hizo presente en Seattle, y también Pat
Buchanan, el político populista y ultraconservador que en el otro extremo del espectro
político aspira a convertirse en la voz de los blue collars, la clase trabajadora
norteamericana. En el ecléctico conjunto figuran también activistas contra el sida, que
sostienen que el organismo desalienta la producción de drogas contra la enfermedad en los
países del Tercer Mundo, y ambientalistas disgustados porque la OMC no obliga a EE.UU. a
que imponga un tipo de red que permita la evasión de las tortugas de mar, una especie en
peligro de extinción, en caso de que sean atrapadas en la pesca. La Liga de Resistentes
contra la Guerra también se ha estado desplazando por las calles de la ciudad de los
cafés Starbucks, argumentando que el gasto militar no está incluido en la
regulación del organismo, fomentando así el peligroso aumento de los arsenales en los
países subdesarrollados. Y los miembros de la religión pagana Wicca, unas 60 mujeres
autodenominadas brujas, viajaron de California a Seattle para protestar porque
la OMC no se ocupa de los ecosistemas sino de respaldar a las corporaciones
transnacionales.El rechazo a la OMC trascendió la frontera de Seattle e impregnó
la incipiente campaña presidencial estadounidense. En Nashville, Tennessee, en el cuartel
de campaña del vicepresidente y candidato Al Gore, unos 30 manifestantes se reunieron el
martes a la noche para expresar su indignación con la reunión internacional. No hubo
ningún acto violento, pero los manifestantes lograron entrar en el local político
coreando a viva voz: No, no a la OMC, ante los perplejos asesores de Gore.
LAS PROTESTAS FORZARIAN A REPLANTEAR LA AGENDA
Cambiar el mundo, o al menos Seattle
Por J.V.
Desde Seattle
Los
graffiti anarquistas advertían a los gobiernos del mundo desde las paredes del centro de
Seattle: ¡Nunca se olviden del 30 de noviembre. Apenas hubo que recordarles
esto a los 5 mil delegados de 134 países. Muchos no llegaron más allá del lobby de sus
hoteles en el día en que comenzaban sus reuniones en la cumbre de la OMC. El caos en las
calles se reflejaba en el caos del centro de convenciones y de las salas de reunión. Pero
esto no impidió que muchos bloques de poder usaran en interés propio la cacofonía de la
movilización democrática de las bases y los desagradables incidentes que siguieron. El
negociador comercial norteamericano Pascal Lame dijo ayer que las manifestaciones habían
reforzado la resistencia a los intentos de su país para que Europa elimine los subsidios
estatales. Lo que está ocurriendo afuera tiene su efecto en las negociaciones. Hace
que la posición norteamericana se torne aún menos viable, dijo Lame. La
avergonzada delegación norteamericana, que fue en gran medida incapaz de asistir a las
negociaciones preliminares y se vio reducida a negociar mediante una telefonía
congestionada y celulares poco fiables, aseveró que su trabajo no había sido perturbado.
Algunos países africanos lamentaron que las protestas habían debilitado su causa al
reducir el tiempo disponible para las negociaciones. Pone presión sobre los países
pequeños para que cedan, afirmó uno de ellos. Otros defendieron a los
manifestantes: Están defendiendo sus derechos, intentan hacer lo mejor que
pueden, dijo un sudafricano. Ayer comenzaban a ponerse en evidencia las primeras
bajas de los disturbios en Seattle. Parece seguro que la Unión Europea (UE) dará marcha
atrás en su posición sobre si se debe crear en la OMC un grupo de trabajo para
investigar asuntos de biotecnología. Previamente, Europa había dicho que la
biotecnología tendría que ser abordada por un tratado aparte de la UE, que les
permitiría a los países miembro imponer restricciones por motivos ambientales o de salud
a la importación de comidas y la agricultura genéticamente modificadas.
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