Por Carlos Polimeni Marcelo Tinelli
tenía más pasado profesional que presente, aquel día de fines de marzo de 1990 en que
Gustavo Yankelevich lo convocó de urgencia, recién llegado a la gerencia artística del
flamante Telefé. El presidente Carlos Menem acaba de privatizar los canales y el por
entonces nuevo cuarentón marido de Cris Morena buscaba cerrar una primera programación
de impacto, porque sabía que la lucha con el 13, en manos del grupo Clarín, sería sin
cuartel. Tinelli no sabía, cuando le dijo que sí a la oferta laboral le hubiese
dicho que sí a cualquier trabajo en televisión que no era la primera sino la
segunda selección de Yankelevich, ex manager de un grupo de música en los 70. Es
que a Gustavo Lutteral, que por entonces trabajaba para Juan Alberto Badía, no le había
parecido que el proyecto de Yankelevich, hacer un programa de trasnoche en base a material
deportivo importado comprado en lata, tuviese demasiado futuro. Durante tres meses
Videomatch no mediría, casi. A partir del Mundial Italia 90, el futuro
había llegado.El canal ya tenía contratado el staff del programa cuando fue por un
conductor: periodistas, como el relator de boxeo Osvaldo Príncipi y el por entonces
cronista de La Nación Gonzalo Bonadeo, a los que se sumaron los expertos en
deportes menores Lanchita Bissio, Henry De Rider y Teto Medina. Lo principal del proyecto
es que el canal no tenía nada que perder. El horario de medianoche estaba vacío, pero ya
Raúl Portal y Badía habían mostrado durante los años del alfonsinismo que había una
veta a explotar, o mejor, un público al que entretener, más allá de la histórica
frontera de la medianoche. Yankelevich apostó a Tinelli y a un horario. Tinelli apostó a
la televisión, sin nada que perder. Quedaba sellado un pacto que duró casi una década.
Hasta esta semana, cuando el productor ejecutivo de los programas de Tinelli, Claudio
Villarruel, se quedó, para sorpresa de medio mundo, con el puesto de Yankelevich. La
decisión del nuevo dueño del canal, Telefónica Media, una división de la empresa
española Telefónica Internacional, era ayer el comentario obligado en el ambiente de la
comunicación. Algunos colaboradores íntimos del presidente electo, Fernando de la Rúa,
supieron del ascenso de Villarruel 48 horas antes que el resto del mundo. Villarruel, hijo
del periodista televisivo Sergio Villarruel, cobra su sueldo de Telefé, se preocupó en
aclarar ayer la jefa de prensa del canal, Ana Tomaselli. Pero nadie ignora que, pese a que
pudo haber sido un Arlequino, está mucho más cerca de Tinelli que de Yankelevich.¿Por
qué los nuevos dueños de Telefé apostaron al tándem TinelliVillarruel, si está
probada la capacidad de Yankelevich para programar con éxito? Las respuestas son varias.
En principio, el cambio tiene un carácter simbólico: se nota que hay nuevos dueños, que
no piensan como los anteriores, dos conglomerados (Atlántida y el CEI) públicamente
relacionados con el presidente Menem. Esos nuevos dueños, por otra parte, creen que
Telefé debe ser una empresa comercialmente exitosa y no lo ha venido siendo por largo
tiempo. Tinelli-Villarruel deben haber asegurado a los nuevos dueños que están en
condiciones de bajar los costos sin que la calidad de la pantalla decaiga. La tesis de
Yankelevich era que Telefé debía ser un canal familiar, con un puñado de figuras
emblemáticas (Tinelli, Susana Giménez, Natalia Oreiro, Nico Repetto), sin programas
políticos y con una pantalla caliente, que no se podía dar el lujo de incluir programas
con menos de 10 puntos de rating. Los ojos de Vigil (compañero de golf del presidente
Menem) y del hoy prófugo banquero Raúl Moneta vigilaban que los noticieros fuesen lo
más amistosos posibles con el Gobierno. Jorge Jacobson como máxima figura noticiosa del
canal, con su discurso prediluviano y archimenemista, fue emblemática de la decisión en
este rubro. Es obvio que los nuevos dueños deben querer cualquier cosa menos empezar una
era con un servicio noticioso opositor al presidente que asume dentro de 9 días. ¿Será
ahora un canal independiente Telefé? Al respecto, los contactos de Tinelli-Villarruel con
el presidente electo Fernando de la Rúa y Darío Lopérfido, que asumirá el 10 como
secretario de Cultura y Medios, han sido fluidos en los últimos meses. De la Rúa incluso
apareció en el piso de El show de Videomatch en plena campaña electoral
nacional, con la excusa de agradecer el apoyo de Tinelli al maratón porteño que
organizó el Gobierno de la ciudad. Tinelli corrió ese maratón. Lopérfido y Villarruel
han hecho buenas migas, y de hecho estaban juntos el sábado por la noche, en el recital
del grupo inglés Blur en el Luna Park. Por entonces, el presidente de Telefónica Media,
José Antonio Ríos, ya había tomado la decisión de desplazar a Yankelevich y
reemplazarlo por el productor del hombre que este año, pese a los cambios de horarios, ha
demostrado ser el verdadero peso pesado del rating en la televisión argentina.¿Está
enojado Yankelevich con Tinelli? La relación fue fraternal, y a la vez interesada,
durante ocho años. Ambos tenían cosas que agradecerse y respetarse. Pero durante este
año Yankelevich debió recurrir a razones de Estado para convencer a Tinelli
de que arrancase El show de Videomatch a las 20 todos los días el año
pasado iba lunes y jueves de 22 a 24 y después para lograr que le dejase ese
horario a Susana Giménez y tomase el de las 21. Tinelli quiso rebelarse en privado y en
público se mostró como un coronel obediente a la orden de un general. Pero se prometió
ironizar al aire sobre la decisión y tomó como un desafío personal ganarle en el rating
a Susana. Lo logró, con creces, y demostró que en el horario que sea es el campeón de
las mediciones y el preferido de los avisadores. Y que además tiene una vida personal
controlada, sin problemas judiciales serios. Por otra parte, a través de su productora,
Ideas del Sur, Tinelli puso este año en el aire, con diferente suerte, cuatro programas
en Azul, canal que pertenecía a los dueños de Telefé y también fue comprado ahora por
Telefónica Media. Es decir, estuvo fogueándose, a ojos de Yankelevich, en la tarea de
pensar productos televisivos sin su cara delante. Pero no en vano paró en seco, en el
primer semestre, su idea de lanzar un canal de cable propio: de algún modo sabía o
intuía que tenía un futuro mejor en Telefé que ser apenas el número uno del staff de
contratados. Durante abril tuvo que desmentir varias veces que fuese el encubierto gerente
artístico de Azul. En realidad, se preparaba para ver a su máximo hombre de confianza
como gerente artístico de Telefé. Yankelevich no está enojado, en apariencia: plantea
su salida como un ascenso y como un descanso, al mismo tiempo. En su lógica, él éxito
de Tinelli es el suyo propio. En un primer momento, no confiaba mucho en él,
contó hace tres años. Lo consideraba un tipo de saco y corbata, duro. Tenía miedo
de que fuese demasiado rígido. Pero me equivoqué. Fue tan zarpado que al otro día lo
felicité y le pedí que se bajara de la moto (...). Empezó conmigo, casi sin querer, y
tengo la sensación de que siempre estaremos juntos. En esto último se equivocó.En
lo que no se equivocó Yankelevich es en lo que vendió a sus empleadores al
asumir su cargo: que era capaz de poner a Telefé al frente de las mediciones, que hasta
entonces favorecían al Canal 9 de Romay. Telefé picó en punta con las privatizaciones y
no dejó nunca la primera posición, con un respaldo aunque a Yankelevich nunca
terminó de convencerlo absoluto del pool de medios de Atlántida, y de la radio del
holding ahora vendido, Continental, otro espacio hipermenemista que ha quedado en offside.
En los canales de aire, el desde ayer ex gerente de programación de Telefé tendría el
trabajo que quisiera, si quisiese. De hecho, ayer tuvo que salir a desmentir, a las
apuradas, que fuese a recalar en las huestes de América, que no logra acercarse al 13,
segundo en la tabla de rating. Seguirá asesorando el canal, al que le deja la
programación del verano y el arranque de la temporada que viene, dijo a Página/12
uno de sus más íntimos allegados. ¿Se atreverá Villarruel a cambiar algo de lo que
está decidido o se dedicará,primero, a desmenemizar la imagen general, para después
atacar el tema de la rentabilidad?
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