Por David Cufré El próximo secretario de
Financiamiento, Daniel Marx, viajará este fin de semana a Washington para comenzar a
negociar un nuevo acuerdo con el FMI. Será el primer contacto formal del gobierno electo
con el organismo. Su misión será conseguir un waiver (perdón) de la institución por el
incumplimiento de la meta de déficit fiscal de este año. Pero más trascendente que
ello, será que Marx llevará la propuesta de aumentar a 5800 millones de dólares la
línea de crédito contingente para la Argentina, que en el programa vigente alcanza a
2800 millones. La idea es que aquellos fondos estén disponibles para cubrir una eventual
emergencia financiera, y así demostrar a los inversores que el próximo gobierno no
tendrá problemas en repagar la deuda. A la vez, evalúan en la Alianza, conseguir el
fuerte espaldarazo del FMI repercutirá en una baja del riesgo-país, y en
consecuencia de las tasas de interés internas. El objetivo final de esta estrategia es
acelerar la reactivación de la economía, a través de un mayor ingreso de capitales a
bajo costo.
La negociación es clave para el gobierno electo. Los inversores están pendientes de la
reacción del FMI. De conseguir el apoyo del organismo, la Alianza verá facilitado su
acceso a los mercados de capitales. La Argentina necesita que le presten el año que viene
18 mil millones de dólares para cubrir otros vencimientos de deuda y el déficit fiscal
(Roque le dejará un colchón financiero de 3000 millones). Si se acuerda con el FMI una
línea contingente por 5800 millones, Machinea estará más desahogado para negociar en
mejores condiciones con los financistas privados. Pero en caso contrario, la Alianza
podría comenzar su gestión con una relación complicada con los financistas.
El otro hecho que demostraría el respaldo del organismo internacional es que conceda un
waiver por el desvío en la meta de déficit fiscal de este año. Marx tendrá a su cargo
empezar a negociar esa dispensa, aunque se descuenta que la Alianza no tendrá demasiados
inconvenientes en conseguirla. La meta convenida por el actual gobierno establecía que el
desequilibrio de las cuentas públicas debía limitarse a 5100 millones de pesos, pero el
propio Roque Fernández ya admitió que trepará al menos a 5800 millones, sin
contar el egreso de recursos en caso de que Machinea decida pagar el medio aguinaldo en
diciembre.
El segundo requerimiento que Machinea le hizo a Marx es que eleve al FMI la propuesta de
aumentar a 5800 millones la línea de crédito contingente para la Argentina, que en el
programa vigente alcanza a 2800 millones. Pero no se pedirá un desembolso directo, porque
la Alianza confía en que podrá financiarse voluntariamente en los mercados.
Machinea cambió varias veces de opinión respecto de cómo encarar la negociación con el
FMI. Dos meses antes de las elecciones, dijo que era necesario pedir un desembolso por 8
mil millones de dólares, para cubrir las necesidades de financiamiento del Estado al
menos hasta el primer semestre del 2000. Luego, cuando el futuro ministro viajó a
Washington a fines de setiembre para participar de la asamblea anual del FMI, sostuvo que
tal vez ese crédito no fuera necesario, y señaló que era preciso esperar unos meses,
hasta verificar si la economía salía de la recesión, para tomar una decisión
definitiva. Finalmente, ahora el equipo económico de la Alianza se inclinó por no pedir
un desembolso, sino aumentar la línea del préstamo contingente.
De todos modos, el acuerdo global con el organismo, que incluye metas cuantitativas
de déficit fiscal y cuenta corriente y cualitativas -política laboral y en
materia financiera, recién se negociará cuando la Alianza asuma el poder. Mientras
tanto, Marx empezará a allanar el camino en otro aspecto central del acuerdo: el monto de
la asistencia financiera a la Argentina el próximo año.
SUMMERS SE FUE DANDO MAS CONSEJOS
Apuntar al frente fiscal
El
secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, dio por finalizada ayer su visita al
país. Durante su estadía, además de respaldar decididamente al nuevo equipo económico,
no se privó de recomendaciones, entre ellas y principalmente la toma de medidas
fiscales decisivas para reactivar la economía. En un desayuno con los empresarios
de la Cámara de Comercio Argentino-Americana (Amcham), el secretario comparó la
situación argentina actual con la existente en Estados Unidos en 1992 a comienzos de la
administración Clinton. Al igual que el presidente norteamericano -explicó
Summers, De la Rúa tiene la necesidad de confrontar el frente fiscal, el alto
nivel de las tasas de interés reales y un ambiente económico recesivo.
Por aquel entonces, Clinton siguió la estrategia de confrontar rápida, decisiva y
duramente todos estos problemas y tornar el círculo vicioso en virtuoso con la baja del
déficit público, la reducción de los intereses y el crecimiento, agregó.
Otra de las recomendaciones del funcionario estuvo destinada al Mercosur. Summers expresó
la preocupación de Estados Unidos por que la unión aduanera no se convierta en un
enclave que permita el desvió del comercio. El Mercosur sólo podrá
desarrollar su potencial si se enfoca en su relación con el mundo, sostuvo.
La máxima autoridad económica estadounidense consideró también que uno de los
desafíos estructurales críticos de la Argentina es reducir el desempleo. En este sentido
expresó: Me impresionó el compromiso de la futura administración para
adoptar reformas que ayuden a los mercados a operar y generar más y mejores
empleos. Estoy de acuerdo con su énfasis en la desregulación y en la reducción de
desincentivos para contratar trabajadores, declaró.
Por último, Summers hizo un balance de los temas tratados en sus encuentros con
empresarios y funcionarios de la actual y futura administración: Los logros de la
pasada década de reformas, la cercanía en las relaciones bilaterales durante
el período; los desafíos que Argentina enfrentará y nuestro interés
compartido en una economía fuerte y más globalmente abierta en los años por
venir, concluyó.
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