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MARX VIAJA A NEGOCIAR EL APOYO FINANCIERO DEL FMI
Escala en Washington

Un peso, un euro

Contra todos los pronósticos iniciales, a once meses de creado, el euro –moneda común de once de los quince países de la Unión Europea– se devaluó hasta equivaler a un dólar. Desafortunadamente, esto también significa que el peso ha seguido revaluándose contra el signo monetario europeo, lastimando la competitividad argentina. En todo caso, Fernando de la Rúa ya puede agregar, como segundo eslogan, la promesa de “un peso, un euro”.

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Por David Cufré

t.gif (862 bytes) El próximo secretario de Financiamiento, Daniel Marx, viajará este fin de semana a Washington para comenzar a negociar un nuevo acuerdo con el FMI. Será el primer contacto formal del gobierno electo con el organismo. Su misión será conseguir un waiver (perdón) de la institución por el incumplimiento de la meta de déficit fiscal de este año. Pero más trascendente que ello, será que Marx llevará la propuesta de aumentar a 5800 millones de dólares la línea de crédito contingente para la Argentina, que en el programa vigente alcanza a 2800 millones. La idea es que aquellos fondos estén disponibles para cubrir una eventual emergencia financiera, y así demostrar a los inversores que el próximo gobierno no tendrá problemas en repagar la deuda. A la vez, evalúan en la Alianza, conseguir el fuerte espaldarazo del FMI repercutirá en una baja del “riesgo-país”, y en consecuencia de las tasas de interés internas. El objetivo final de esta estrategia es acelerar la reactivación de la economía, a través de un mayor ingreso de capitales a bajo costo.
La negociación es clave para el gobierno electo. Los inversores están pendientes de la reacción del FMI. De conseguir el apoyo del organismo, la Alianza verá facilitado su acceso a los mercados de capitales. La Argentina necesita que le presten el año que viene 18 mil millones de dólares para cubrir otros vencimientos de deuda y el déficit fiscal (Roque le dejará un colchón financiero de 3000 millones). Si se acuerda con el FMI una línea contingente por 5800 millones, Machinea estará más desahogado para negociar en mejores condiciones con los financistas privados. Pero en caso contrario, la Alianza podría comenzar su gestión con una relación complicada con los financistas.
El otro hecho que demostraría el respaldo del organismo internacional es que conceda un waiver por el desvío en la meta de déficit fiscal de este año. Marx tendrá a su cargo empezar a negociar esa dispensa, aunque se descuenta que la Alianza no tendrá demasiados inconvenientes en conseguirla. La meta convenida por el actual gobierno establecía que el desequilibrio de las cuentas públicas debía limitarse a 5100 millones de pesos, pero el propio Roque Fernández ya admitió que trepará –al menos– a 5800 millones, sin contar el egreso de recursos en caso de que Machinea decida pagar el medio aguinaldo en diciembre.
El segundo requerimiento que Machinea le hizo a Marx es que eleve al FMI la propuesta de aumentar a 5800 millones la línea de crédito contingente para la Argentina, que en el programa vigente alcanza a 2800 millones. Pero no se pedirá un desembolso directo, porque la Alianza confía en que podrá financiarse voluntariamente en los mercados.
Machinea cambió varias veces de opinión respecto de cómo encarar la negociación con el FMI. Dos meses antes de las elecciones, dijo que era necesario pedir un desembolso por 8 mil millones de dólares, para cubrir las necesidades de financiamiento del Estado al menos hasta el primer semestre del 2000. Luego, cuando el futuro ministro viajó a Washington a fines de setiembre para participar de la asamblea anual del FMI, sostuvo que tal vez ese crédito no fuera necesario, y señaló que era preciso esperar unos meses, hasta verificar si la economía salía de la recesión, para tomar una decisión definitiva. Finalmente, ahora el equipo económico de la Alianza se inclinó por no pedir un desembolso, sino aumentar la línea del préstamo contingente.
De todos modos, el acuerdo global con el organismo, que incluye metas cuantitativas –de déficit fiscal y cuenta corriente– y cualitativas -política laboral y en materia financiera–, recién se negociará cuando la Alianza asuma el poder. Mientras tanto, Marx empezará a allanar el camino en otro aspecto central del acuerdo: el monto de la asistencia financiera a la Argentina el próximo año.

 


 

SUMMERS SE FUE DANDO MAS CONSEJOS
“Apuntar al frente fiscal”

t.gif (862 bytes) El secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, dio por finalizada ayer su visita al país. Durante su estadía, además de respaldar decididamente al nuevo equipo económico, no se privó de recomendaciones, entre ellas y principalmente la toma de “medidas fiscales decisivas” para reactivar la economía. En un desayuno con los empresarios de la Cámara de Comercio Argentino-Americana (Amcham), el secretario comparó la situación argentina actual con la existente en Estados Unidos en 1992 a comienzos de la administración Clinton. Al igual que el presidente norteamericano -explicó Summers–, De la Rúa tiene “la necesidad de confrontar el frente fiscal, el alto nivel de las tasas de interés reales y un ambiente económico recesivo”.
Por aquel entonces, Clinton siguió la estrategia de “confrontar rápida, decisiva y duramente todos estos problemas y tornar el círculo vicioso en virtuoso con la baja del déficit público, la reducción de los intereses y el crecimiento”, agregó.
Otra de las recomendaciones del funcionario estuvo destinada al Mercosur. Summers expresó la preocupación de Estados Unidos por que la unión aduanera no se convierta en “un enclave que permita el desvió del comercio”. “El Mercosur sólo podrá desarrollar su potencial si se enfoca en su relación con el mundo”, sostuvo.
La máxima autoridad económica estadounidense consideró también que uno de los desafíos estructurales críticos de la Argentina es reducir el desempleo. En este sentido expresó: “Me impresionó el compromiso” de la futura administración para “adoptar reformas que ayuden a los mercados a operar y generar más y mejores empleos. Estoy de acuerdo con su énfasis en la desregulación y en la reducción de desincentivos para contratar trabajadores”, declaró.
Por último, Summers hizo un balance de los temas tratados en sus encuentros con empresarios y funcionarios de la actual y futura administración: “Los logros de la pasada década de reformas, la “cercanía” en las relaciones bilaterales durante el período; los “desafíos” que Argentina enfrentará y “nuestro interés compartido en una economía fuerte y más globalmente abierta en los años por venir”, concluyó.

 

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