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 Apenas dos
días después de ser recibidos por Alberto Flamarique, los sindicalistas de la Central de
los Trabajadores Argentinos (CTA) se encontraron ayer con el futuro ministro del Interior,
Federico Storani. Más allá del diálogo, que giró en torno de la crisis social de las
provincias, lo cierto es que la reunión implica un gesto concreto de la Alianza, que ha
reconocido a la CTA como interlocutor válido en cuestiones gremiales. “Es una nueva
etapa”, aseguró Víctor De Gennaro al término del encuentro.La reunión, que se desarrolló en el despacho de Storani en la Cámara de Diputados, comenzó poco antes de las 16.30 y concluyó dos horas después. Los temas estrictamente laborales fueron tratados el martes con Flamarique, futuro ministro de Trabajo de la Alianza, por lo que el encuentro se concentró en temas más políticos. Participaron, además de Storani y De Gennaro, los diputados aliancistas Luis Brandoni y Marcelo Bordenave y el próximo viceministro del Interior, Carlos Becerra. Durante el encuentro se habló específicamente de la situación social de Corrientes, Río Negro, Tierra del Fuego y de la localidad salteña de Tartagal. De Gennaro, titular de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y líder de la CTA, aseguró que las autoridades del próximo gobierno se comprometieron a consultar con los gremios sobre las futuras medidas que apunten a calmar los conflictos provinciales. Con respecto de los dirigentes procesados por su participación en protestas gremiales, como cortes de ruta y piquetes, Storani pidió que se le entregue una lista completa de sus nombres para intentar mejorar su situación judicial. De Gennaro también le comentó a Storani que la CTA convocó para el martes próximo a una reunión de todos sus abogados para buscar una salida conjunta a los procesamientos, que a partir del mes próximo pasarán a juicio oral y público. “Es una nueva etapa que aspiramos a consolidar con propuestas”, aseguró De Gennaro, quien luego insistió en llevar adelante un “acuerdo social” con la participación de “los sindicatos y las asociaciones de industriales y comerciantes” para acordar medidas económicas que permitan crear un subsidio de 500 pesos para los desocupados. Carlos Menem nunca reconoció a los gremios díscolos nucleados en la CTA e incluso hizo esfuerzos para limitar su capacidad formal de negociar en nombre de los trabajadores. El gobierno electo de la Alianza no sólo reconoció de hecho a los sindicalistas de la CTA como un canal de diálogo con los trabajadores, blanqueando la coexistencia de la CTA y la CGT y rompiendo con un viejo mito peronista: el de una central gremial única. A pesar de haber mantenido la semana pasada una amistosa reunión con Flamarique, los principales jefes de la CGT se reunieron ayer en la sede de la UOM y advirtieron sobre el riesgo de que la Alianza modifique el “modelo sindical peronista”. Uno de los participantes del encuentro aseguró que “Menem introdujo muchas modificaciones que nos perjudicaron, pero nunca entregó el modelo sindical peronista y ése es nuestro temor frente a la Alianza”.
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