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LAS DOS HIPÓTESIS TRAS LOS ATENTADOS: LAS PROPIAS EMPRESAS O UN CONFLICTO
Quién se esconde en la penumbra

La SIDE y la Federal investigan a las empresas con la idea de que los sabotajes puedan tener por objeto justificar cortes de suministro. La otra hipótesis apunta a una movida gremial.

La caída de tres torres dejó en la oscuridad a medio país el martes.

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Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes)  La SIDE y la Policía Federal investigan a las empresas que transportan energía con la sospecha de que los sabotajes fueron hechos para justificar graves problemas de suministro de esas compañías o sus subcontratistas. Pero, al mismo tiempo, no se abandona la hipótesis de que los sabotajes hayan sido obra de dirigentes sindicales de Luz y Fuerza, supuestamente para poner presión sobre las empresas para que negocien mejoras en algunas condiciones de trabajo o desistan de algunos planes de recorte. Tras los atentados, los investigadores se encontraron con un cuadro de acusaciones cruzadas: las empresas dicen que los culpables son los gremialistas y éstos apuntan a las empresas. Los atentados contra torres transportadoras de energía son un clásico y se producen en numerosos países. Donde hay actividad terrorista es tradicional que vuelen o derriben las torres, como es el caso de Colombia o Perú. Pero, además, se atenta contra el tendido eléctrico en el marco de muchos otros conflictos, porque tiene inmediata repercusión. El corte de energía afecta a la población y produce impacto (en la Argentina hubo un atentado en 1992, tres en 1993 y uno en 1994). En primer lugar, porque es fácil, ya que es imposible controlar decenas de miles de kilómetros de tendido. Además, no hay riesgo: no se cortan los cables de alta tensión sino las riendas, es decir los tirantes que sostienen a las torres. Estas ni siquiera se caen de inmediato. El que hace el corte tiene tiempo de irse porque, en verdad, la torre suele derrumbarse varias horas más tarde, por acción del viento. Los métodos del corte son básicamente tres: con alicate de fuerza, con sierra eléctrica o con una tela impregnada en ácido. En los casos de estos días se está utilizando la sierra eléctrica.Los investigadores analizan los sabotajes producidos en tres torres ubicadas en la provincia de Buenos Aires –la 75 de la línea Olavarría-Abasto, la 218 de la línea 1 bonaerense y la 218 de la línea 2– y en una –la 677– de la línea Córdoba-Catamarca. El análisis inicial indica que los derribos fueron hechas en forma muy prolija, con las sierras y en ubicaciones estratégicas. Un informe preliminar de inteligencia señala que “los planificadores y ejecutores de los cortes conocen de líneas de alta tensión, su distribución en red y dónde cortar”.En la SIDE sostuvieron ayer que “da la impresión de ser una cuestión más profunda, que va más allá de lo gremial. Se están investigando los contratos, los permisionarios, prestatarios y empresas contratadas”.En la secretaría de los espías no apuntan únicamente a Transener, la transportadora de energía que está a cargo de las seis torres derribadas. “Hay subcontratistas y otras empresas que estamos estudiando”, confirmaron ayer tanto la SIDE como la Federal. La hipótesis que manejan es que debido a la ola de calor que se vivió en los últimos días, y la que se prenuncia para enero, el abastecimiento de energía tendría serias dificultades, por lo que podría producirse una crisis similar a la que Edesur afrontó el año pasado. Instalar la cuestión de los sabotajes desde ahora permitiría desviar las responsabilidades.Pero ni en la SIDE ni en la Federal están seguros de la veracidad de esa hipótesis, por lo que no abandonan la investigación sobre el Sindicato de Luz y Fuerza. Se estudia la posibilidad de que los gremialistas realicen los actos de sabotaje como una advertencia contra las empresas, a las que intiman de esa manera para que negocien mejores condiciones de trabajo, salarios, distintos beneficios o la suspensión de planes de reducción de personal. Las compañías transportadoras de energía son las que tienen menos trabajadores y las más tecnológicas, por lo que han reducido la cantidad de gente empleada. Por ejemplo, los “avistadores de avería” ya no son hombres de a caballo ni se mueven en coches sino que todo se hace con helicóptero, con la correspondiente reducción de personal. Otro dato quetienen en cuenta los investigadores es que hay fuerte presencia gremial en las empresas subcontratistas. Lo cierto es que, a 48 horas del derribo de las primeras torres, la pesquisa está en penumbras. En esencia, los investigadores se basan en las acusaciones que en privado se cruzan los trabajadores y las empresas, pero por ahora no hay ni siquiera un sospechoso.

 


 

POR QUE ES TAN VULNERABLE LA RED DE TRANSPORTE DE ELECTRICIDAD
Un sistema con muchos puntos débiles

Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) Los cuatro atentados a la red de alta tensión ocurridos en 24 horas pusieron al descubierto que el sistema nacional de transporte de electricidad es triplemente vulnerable: 1) la extensión de la red –16.000 torres en 7500 kilómetros– hace imposible su custodia; 2) su diseño radial, desde Buenos Aires hacia cada una de las regiones del interior, hace que el corte en uno de los brazos deje sin luz a toda una región; 3) a diferencia de la generación de electricidad y de la distribución, el transporte resultó ser el “hijo bobo” de la privatización: no se exigieron inversiones y ahora el sistema está al borde del colapso. Según los análisis coincidentes de fuentes gremiales y empresarias, el sector eléctrico tuvo durante la gestión menemista un crecimiento desproporcional: por un lado, la generación creció de la mano de la libre competencia, al punto que casi duplica la demanda y permite exportar energía; por otro, la distribución –a cargo de Edesur y Edenor en el área metropolitana– también creció, de la mano de una mayor demanda. En el medio quedó el sistema de transporte, que se mantuvo igual desde 1992, cuando fue privatizado.“La concesión del servicio se hizo por 10 años, para la operación y el mantenimiento de la red, pero no preveía la expansión del sistema”, explicó a Página/12 el gerente de Relaciones Institucionales de Transener, Oscar Dores. Transener es un consorcio integrado por el grupo local Perez Companc y la inglesa National Grid, que tiene el monopolio del sistema que transporta 500 kilovoltios de electricidad.La energía viene desde las centrales hidroeléctricas del Comahue, Yacyretá y Salto Grande hacia Buenos Aires, y desde allí es distribuida en forma radial –como la antigua red ferroviaria– hacia Cuyo, el Noroeste y el Noreste. Desde Mendoza, Tucumán y Chaco, son las redes regionales las que se encargan de llevar la energía a los pueblos de cada zona. Por eso, el atentado ocurrido el miércoles a la noche en una torre de Córdoba dejó sin luz a seis provincias, Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, La Rioja y Catamarca, sin posibilidad de abastecer la zona por otra vía que no sea la afectada. Ayer, el gerente general de Transener, Silvio Resnich, se quejó por lo que considera una asignatura pendiente del sistema eléctrico nacional. “Alguien tiene que poner los 600 millones que cuesta hacer una red en anillo, que conecte las regiones entre sí”, reclamó.Transener construyó una nueva línea –que se agrega a las tres actuales– para transportar energía desde el Comahue hacia Buenos Aires. Su inauguración está prevista para el 20 de diciembre, pero se habilitó parcialmente esta semana, ante la emergencia generada por los atentados. Otra vez fuentes empresarias y gremiales coinciden en que la construcción de esta cuarta línea era imprescindible para evitar el colapso del sistema. “Llega con cinco años de demora”, dijo Gustavo Callejas, ex subsecretario de Combustibles. “El sistema de transmisión está al límite de su capacidad y puede colapsar ante un incremento de la demanda”, advirtió Gabriel Martínez, de la Federación de Trabajadores de la Energía, opositores a la conducción de Luz y Fuerza. Según fuentes empresarias, el vacío legal de la privatización derivó en un tira y afloje entre empresas: las generadoras y las distribuidoras se pateaban la pelota entre sí y ambas, a los usuarios. Finalmente, la obra se licitó y Transener se la adjudicó, con una inversión de 260 millones de pesos.

 

“Existen conflictos”

El titular del Sindicato de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, rechazó cualquier participación de gente vinculada con su gremio en los atentados contra las torres de alta tensión, aunque admitió a Página/12 que “existen conflictos en el sector y no se puede descartar que gente que ha quedado afuera, sin trabajo, sin duda está mal, y no es de extrañar que un loco haga una cosa como ésta”. Por su parte, las empresas vinculadas con el sector eléctrico rechazaron la hipótesis de que estos hechos pudieran tener origen en intereses empresarios.“Con Transener no tenemos conflictos gremiales. Es cierto que hay oposición a la privatización de la Empresa de Energía de Santa Fe, y por amenazas de despidos en todo el país, pero el gremio tiene una herramienta de lucha que es la huelga y nunca hechos de este tipo”, dijo anoche Lescano a este diario. Por su parte, Oscar Dores, de Transener, dijo que la empresa “no mantiene conflictos gremiales ni con proveedores, ni contratistas, ni competidores, porque no tenemos”. Además, voceros de las distribuidoras consideraron “descabellada” la hipótesis de un autoatentado.Lescano, sin embargo, opinó: “Hilando muy fino, no sería nada raro. Las empresas privatizadas no tienen límites y ahora están presionando al futuro gobierno, que quiere negociar una baja en las tarifas”.

 

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