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Por Patricia Chaina La abundancia de propuestas de ficción en la televisión por cable series, miniseries, películas, telenovelas suele volvérsele en contra, sobre todo cuando el espectador cae en cuenta de que, al fin y al cabo, cada nuevo producto ofrece los mismos ingredientes, a veces combinados de modo diferente. Por eso sorprende encontrar en un canal de cuño estadounidense USA Network una serie de factura latinoamericana, cuya originalidad parece a prueba de bala. Se trata de Cuentos para solitarios, una serie de historias escritas, producidas, dirigidas e interpretadas por latinoamericanos que USA emite los viernes a las 23 en su segmento Calle 13. Hoy se verá el cuarto capítulo, El juego, dirigido por el mexicano Javier Bourges.Bajo la consigna Un amigo no es quien te saca del infierno, sino quien te acompaña mientras estás en él, la serie propone un conjunto de pequeñas historias desarrolladas a nivel audiovisual con la destreza del cuento literario, que sobreviven con hidalguía en el formato televisivo. Enmarcados en el género de los relatos fantásticos, sus capítulos van del drama a la comedia, del misterio a la acción o al suspenso, sin descuidar el tono realista del relato. Quizá su mayor logro. La serie se compone de veintiséis capítulos pensados de antemano para la televisión aunque realizadas en fílmico, 16 mm y con estructuras de narrativa breve. Sus capítulos unitarios de media hora se ubican dentro los límites y las posibilidades de la TV, ya que sus guionistas lo hacen habitualmente para ese medio en México y los Estados Unidos. Y sin ambiciones de contar la gran historia, satisfacen las expectativas de quien quiere disfrutar de ver historias simples pero sabrosas.El primer episodio que se emitió en la Argentina, La crisálida, fue dirigido por el mexicano Walter de la Gala, que por estos días participa en la dirección de la adaptación a TV de Pedro Páramo, la célebre obra de Juan Rulfo. La protagonista es una joven mujer que queda embarazada. Al recibir la noticia, su novio la deja. En ese trance ella conoce a la que será su nueva compañera de departamento... que resulta ser un compañero travestido, con un padre empresario-funcionario que, obviamente, no lo quiere cerca y lo obliga a un largo viaje. Una historia pequeña, pero con un final impecable. El capítulo Los hilos del tiempo, desde su presentación, anuncia otra atmósfera: casas antiguas y cielos borrascosos. Dirigido por Alejandro Cantú, incursiona en lo fantástico con dosis de acción y suspenso. Su nudo dramático es la ruptura de una pareja en la que Eusebio, el personaje central, entra y sale de ataques de paranoia potenciados por un agudo cuadro de esquizofrenia. La novia en cuestión funciona como el parámetro de la normalidad. Y el descenlace aporta las cuotas necesarias de realismo e incomodidad. El ritmo mantiene la tensión hilarante que arrastraban los capítulos de Twin Peaks, pero deja reconocer la marca latina en la actuación, en la fotografía, en los encuadres subjetivos, en los tiempos de espera que no son muertos, sino la confirmación necesaria del suspenso en el devenir de la historia. Para morir en video, dirigido por Sebastián Silva, incorpora el humor y la lectura adolescente de la realidad. Mientras que El juego, el episodio que se verá esta noche, mezcla el suspenso con el drama y dibuja una historia donde los protagonistas se involucran en una recreación infantil que puede tener consecuencias fatales. Los próximos estrenos son La cena, El clavel negro, La mano, El punto ciego, entre otros. Historias bien armadas y con finales acorde a la lógica del cuento tradicional. Concentradas pero con el despliegue suficiente como para que el espectador intuya el universo al que corresponden las escenas. Artesanales aún utilizando la ingeniería de producción de la que hoypermite abusar la televisión, los programas responden a diferentes tendencias, estilos y técnicas, pero reflejan la libertad de acción que suelen permitir las producciones independientes.
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