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"Me voy a operar para poder ver a mis hijos", dijo Steve Wonder, quebrado por el llanto. Los 400 feligreses que tomaban la misa en una iglesia de Detroit, en el estado norteamericano de Michigan --entre ellos el activista por los derechos civiles, reverendo Jesse Jackson-- se pararon y aplaudieron hasta el cansancio al cantante. No era para menos, Wonder es ciego casi de nacimiento. Y anunciaba emocionado que con sólo colocar un par de chips en sus retinas podría ver por primera vez en su vida. Los especialistas consultados por Página/12 pusieron paños fríos a la ilusión de Steve para no "generar falsas expectativas" en sus propios pacientes. Entre otras cosas, señalaron que este tipo de operación está en una fase "puramente experimental", que es sólo para personas totalmente ciegas y que el paciente sólo podrá "notar la diferencia entre la luz y la sombra". A lo sumo, "reconocer bultos". Pero algunos señalaron que, de todas formas, dejar de ser ciego para pasar a ver aunque sea poco es un avance científico notable. Y que es "psicológicamente favorable" para un ciego lograr al menos un mínimo de visión. Steve Wonder tiene 48 años de ceguera. Nació prematuro y perdió la vista porque recibió demasiado oxígeno cuando estaba en la incubadora. "Mi vida estaría completa únicamente si, al menos durante diez minutos, mi ceguera desapareciera y pudiera ver a mis cuatro hijos. La vista me haría más independiente", dijo en una entrevista realizada en 1992. Ahora, ante la posibilidad de cumplir su sueño, el músico no pudo contenerse y lo reveló en medio de una misa, realizada en el estado de Detroit. La operación aún no tiene fecha prevista, pero sí lugar. Se realizará en el Wilmer Eye Institute de la Universidad John Hopkins, en Baltimore, estado de Maryland, a pesar de que el chip no fue aprobado por la Administración General de Drogas de ese país y solamente se sometieron a ella unas 15 personas en todo el mundo. Se trata de implantar en las retinas del paciente un par de chips que estimulen las células que no se degeneraron completamente. "El chip funciona como una cámara de video que transmite impulsos visuales artificiales", explicó Jorge Levit, director médico del Instituto Oftalmológico Córdoba. La persona que se somete a esta operación tiene que aprender a mirar y a relacionar la sensación que le transmiten estos chips con lo que se tiene adelante. "Los estímulos no se corresponden con la realidad que el paciente tiene adelante de él, son artificiales, el paciente debe establecer la relación", aclaró Levit. Y, como todos los especialistas consultados por este diario, aclaró hasta el cansancio que se trata de cirugías experimentales. "Se intentan cirugías similares desde hace 10 años, pero por ahora todas han ido de fracaso en fracaso --apuntó--. Los primeros chips pasaban tanta información que la persona no la podía procesar, ya que mientras el ojo humano presta atención a un objeto y descarta otros, la máquina registra todo". Justamente uno de los riesgos de la operación es que el paciente rechace los chips. Más allá de eso, a pesar de que es una cirugía importante, "tiene el riesgo de cualquier intervención quirúrgica", señalaron. "No le permitirá ver la letra chica de un contrato, pero esperamos que le permita ver formas grandes, como una mesa que se encuentre en su camino", dijo Gerald Cader, de la Fundación Contra la Ceguera del Reino Unido. "La persona implantada puede ver solamente bultos y cosas muy grandes, no le permite una visión de cosas delicadas", coincidió Levit. "Y solamente puede ver en blanco y negro", agregó. Sin embargo, no todos son tan optimistas. "Lo único que se logra con esto es ver la diferencia entre la luz y la sombra --señaló un reconocido retinólogo--. La operación no es nada satisfactoria, los pacientes no pasan de ser menos ciegos". "Deberán pasar años y años para que tenga algún resultado perceptible", agregó. "Es muy difícil saber si va a poder ver la cara de sus hijos, es algo muy nuevo", apuntó el especialista Ezequiel Fernández Sasso. Para Ignacio Negri Aranguren, especialista en retina de Consultores Oftalmológicos, hay un único aspecto a destacar. "Para la persona que nunca vio luz, a lo mejor el hecho de recibir alguna sensación luminosa, aunque no se corresponda con la realidad, podría ser importante, pero hay que seguir investigando", comentó. En la misma línea, Fernández Sasso consideró que, aunque físicamente parezca mínimo, el cambio puede ser "psicológicamente favorable". "Está comprobado científicamente que un paciente que nunca vio la luz, si en algún momento puede llegar a ver al menos bultos, cambia psicológicamente", apuntó. "A una persona que va perdiendo la visión por algún motivo --ejemplificó-- se le hacen hasta tres o cuatro cirugías para que pueda al menos mantener ese nivel de visión: es muy importante la diferencia entre no ver absolutamente nada y ver al menos luces".
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