|
Por Irina Hauser Aunque el nuevo gobierno sea tan aliancista como él, el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Oscar Shuberoff, asegura que "si al próximo año lectivo se llega con déficit y se produce un recorte, no empezarían las clases". A los 56 años, con trece al frente de la universidad más grande del país, en su despacho lleno de cuadros de próceres, el rector más reelecto reconoce que su misión está a punto de agotarse. "Aparecer como el eterno gruñón contra el avance de la política del menemismo ha generado una situación de desgaste", justifica. Señala diferencias importantes con el futuro ministro de Educación, Juan José Llach, pero no le asusta la convivencia. Y, contra algunas versiones, asegura que tampoco teme ser respecto del gobierno de Fernando de la Rúa lo que los sindicatos al de Carlos Menem. Descalifica las denuncias en su contra y niega que la UBA sea un reducto de la militancia rentada. --Usted dijo que casi siempre discrepa con Llach pero que igual le dará apoyo. Sinceramente, ¿está de acuerdo con su designación? --Llach fue designado por el futuro presidente como la persona más idónea que tenía a disposición para poner en práctica la plataforma educativa de la Alianza. Yo tengo que apoyarlo porque estoy comprometido con esa plataforma, participé de su redacción. --¿Qué discrepancias puntuales tiene con Llach? --Hay cosas que él viene sosteniendo y que figuran en libros suyos. No acuerdo con la privatización de la educación pública, ni con la provincialización universitaria, ni con la supresión de la gratuidad de la educación. Son elementos que hacen a que todo el mundo tenga acceso a la mejor calidad de educación. --¿Y cómo cree que afectarán las diferencias con Llach a la relación entre el futuro ministerio y la UBA? --Son cuestiones distintas. Son ideas que él tiene derecho a sostener. La realidad también es que Argentina está en una situación educativa de catástrofe. En eso seguramente vamos a estar de acuerdo. En que hace falta garantizar educación a todos y de la mejor calidad. Eso es lo que dice la plataforma de la Alianza y Llach dijo que es su plan de gobierno, tengo que creerle. --Todo suena ideal, pero requiere plata. Llach deslizó que no habrá aumento de presupuesto para la universidad y algunos economistas echaron a rodar versiones de que un recorte podría concretarse. --A mí y a otros rectores del comité ejecutivo del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) nos garantizaron que no va a haber recorte en el presupuesto de las universidades y el propio futuro ministro lo comentó con algunos allegados a él que así me lo hicieron saber. --¿A usted se lo garantizó De la Rúa? --Sí. Nuestra preocupación actual es que el gobierno de turno nos está intentando recortar el presupuesto de este año de 89 millones de pesos. --Si al año próximo se llega con este déficit y el nuevo gobierno no hace nada, ¿qué hará usted? --Si al próximo año lectivo se llega con déficit y se produce un recorte de hecho, nosotros no estamos en condiciones de seguir funcionando. --¿Cerraría la UBA aunque el gobierno sea de su mismo signo político? --Desde luego. En marzo no empezarían las clases. --El ex banquero Fernando de Santibañes, amigo de De la Rúa, ha sugerido que la UBA está mal administrada y que hay que arancelar la universidad. --El señor Santibañes tiene derecho a opinar como quiera. Pero la Constitución prohíbe el arancelamiento de los estudios superiores, situación que no es respetada por algunas universidades, lo que ha derivado en reclamos judiciales. Hubo un fallo de la Corte Suprema favorable al arancelamiento pero no es el único donde una mayoría regimentada de ministros ha intentado sacarle las papas del fuego al gobierno que se va. No hay lugar para pensar en arancelamiento. La plataforma incluso establece la gratuidad. Ni siquiera me planteo que vayamos a tener que discutir esta cuestión con el gobierno nacional. --Los rumores sobre un recorte suelen justificarse con la acusación de que la UBA es un reducto de militancia política rentada. Y esta semana el propio decano de la Facultad de Ciencias Económicas, que ha sido de su confianza, dijo: "Se van a acabar los ñoquis y los sobresueldos en la facultad". O sea, reconoce que muchos cobran sin trabajar. ¿Esto es así? --Lo que dijo el decano de Económicas es que si hay ñoquis hay que echarlos a todos. Yo digo lo mismo. Lo que pasa es que a la UBA la han venido castigando todos estos años y nos tocó a su rector y al conjunto de la comunidad ser los que más firmemente enfrentaron el avance de la política del menemismo. La agresión del menemismo se concentró en la UBA y dentro de ella en su rector. Está absolutamente demostrado y porque prácticamente dormimos con la auditoría entre nuestras sábanas que todas aquellas acusaciones nunca tuvieron sustento. Cuando le pedimos a Diputados que nos citara para aclarar esas pavadas los legisladores oficialistas no pudieron encontrar nada para acusarnos de mal manejo. --¿Entonces no hay ñoquis en la UBA? --En la UBA no puede haber ñoquis ni sobresueldos. Y si los hubiera, cuando nos los señalan nos hacen un favor porque nos permiten eliminar una irregularidad que no deseamos. --¿Y qué garantiza que no hay militancia rentada y ñoquis? --El mecanismo de gobierno colectivo de la UBA, que no permite el aprovechamiento personal del poder. La mayor parte de las designaciones se hacen por cuerpos colegiados. Por ejemplo, a un profesor regular lo designa el consejo de su facultad y lo ratifica el Consejo Superior. --Este año apareció una seguidilla de acusaciones en su contra. Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) que revelaba irregularidades, el señalamiento de varios nombramientos de familiares suyos en la UBA, su supuesto enriquecimiento, entre otras cosas. --El informe de la AGN apareció cinco veces y fue utilizado en momentos considerados oportunos. Lo de los nombramientos de amigos y familiares en algunos casos es cierto, y es pertinente. Mis abogados están viendo si corresponde hacer juicio por ciertas acusaciones, como las de Radio Mitre, y que no prueban, como lo del enriquecimiento. --¿Teme que la UBA sea para el gobierno de De la Rúa lo que los sindicatos a Menem? ¿Teme una ofensiva en su contra en el nuevo gobierno? --No, quédese tranquila si tiene alguna preocupación por eso. --Le pregunto si la tiene usted. --No, yo no. No hay razones para pensarlo. Acá lo que se pierde de vista es que nosotros, el rector y la comunidad universitaria, fuimos los principales contradictores de la política desertora del Estado nacional que representó el menemismo y seguramente se nos conoce más por esa función contestataria que por las cosas que hemos hecho. No sé si he sido un buen rector, pero sí sé es que ésta es una buena universidad y la mejor del país. Tenemos la esperanza de que ahora que no vamos a tener que dispersar una enorme cantidad de esfuerzos en defender a la universidad de los ataques del Gobierno, esa energía se pueda aplicar a las que ya estamos aplicando para las transformaciones necesarias de la universidad. --¿Qué otras consecuencias negativas le trajo como rector su militancia histórica en el radicalismo? --No me trajo consecuencias negativas, pero aparecer como el eterno gruñón ha generado una situación de desgaste. --¿Cree que va a terminar esta cuarta gestión al frente de la UBA? --No veo por qué tendría que dudarlo. --¿Aspiraría a un mandato más? --No, ésta es mi última gestión. Ya no hacen falta algunos atributos que yo creo tener para controlar la prepotencia del menemismo.
|