Con goles de Graf y Galván, dio vuelta un partido que Colón tuvo servido. En el Rojo fueron expulsados Galván y Núñez.
|
Independiente revirtió una derrota parcial y terminó imponiéndose de visitante a Colón de Santa Fe en un partido cuyo desarrollo le fue claramente desfavorable durante la mayor parte. El equipo de Trossero, que en los minutos finales sufrió las expulsiones de Gastón Galván y de Gustavo Núñez, se llevó una victoria valiosísima con goles del mismo Galván y de Claudio Graf, que acababa de entrar en reemplazo de Francisco Guerrero. Así levantó una racha que incluía tres derrotas consecutivas, aunque todavía sigue instalado en la mitad de la tabla. Colón pagó muy cara su imprecisión a la hora de definir y acumuló su novena derrota en el certamen. Ahora, ostenta el peor tercer promedio para el descenso y la llegada del técnico Osvaldo Piazza no parece ser suficiente como para torcer el rumbo.La primera etapa se caracterizó por la intensidad del juego, protagonizado sobre todo por Colón. Su leve dominio no le alcanzó, sin embargo, para sacar ventajas. Con la prolijidad del debutante Bontemps, la conducción de Córdoba y la movilidad de Enría arriba, los santafesinos hicieron bastante más que Independiente, que no llegó a tener en Amaya al conductor que necesitaba, mientras Cambiasso y Galván estaban demasiado ocupados en la obstrucción. Las cosas cambiaron en la apertura de la segunda etapa, porque Morant localizó la pelota después de un centro de Unali que la defensa roja no sacó y llegó al gol. Enseguida fue pontiroli el que salvó su valla ante Biaggio y ante Córdoba, en jugadas que podrían haber definido el partido. Y así, lo que perdió el equipo de Piazza lo alcanzó el de trosero en la primera intervención de Graf, que recibió la cortada de Cambiasso y resolvió suave y preciso a un palo. Y poco después otra vez golpeó independiente: pateó Galván de afuera y la pelota pasó entre mil piernas alguien la tocó antes de convertirse en la ventaja roja.El final heroico de los rojos dos expulsados, varias amarillas y la impotencia de Colón le dieron un sabor especial a los últimos minutos. Amargo para los locales, dulce bien que lo necesitaba para los de Avellaneda.
|