El
momento más espectacular del caso Pinochet no fue cuando el ex dictador fue arrestado en
una clínica de Londres por dos inspectores de Scotland Yard, ni siquiera cuando el
anciano general debió comparecer ante una corte en las afueras de Londres en el marco del
juicio por su extradición a España, sino que se dio en Chile, poco después del primer
hecho, cuando la Policía de Carabineros cambió de blanco y reprimió a los pinochetistas
que habían ganado la calle para protestar por la "inacción" del gobierno y el
Ejército ante la detención de su "Tata". Por más "malestar" que
trasuntara de las cúpulas militares, su impotencia para modificar la situación --fuera
de enviar una flota expedicionaria a Gran Bretaña para rescatar al Capitán General de su
confortable "encierro" en el suburbio de Surrey--, determinó que la relativa
autonomía política del Ejército cediera a una cadena de mandos cuya última instancia
era el poder civil. Por esa razón, el arresto de Pinochet terminó resultando
paradójicamente beneficioso para la democracia chilena --pese a lo que pudo temerse en un
primer momento--; también por esa razón, la primera vuelta de las elecciones que
confrontan el próximo domingo en Chile al socialista moderado Ricardo Lagos y al
pospinochetista Joaquín Lavín tiene el potencial de inaugurar el desenlace de la
transición iniciada hace 10 años con el restablecimiento de la democracia, que sin
embargo apareció condicionada por las leyes-cerrojo de la Constitución de 1980, aprobada
en plebiscito en pleno auge de la dictadura.
Desde que Pinochet fuera arrestado hace más
de un año, no sólo no se quebró la institucionalidad sino que la Justicia chilena
adquirió una renovada fuerza, con las actuaciones Juan Guzmán Tapia y otros jueces
contra los represores de la dictadura y el propio Pinochet. El avance de Lavín en las
encuestas, desde un punto de partida de gran inferioridad, también confirmó este
desarrollo de la transición, ya que su campaña populista tuvo el astuto oportunismo de
despegarse paso a paso del ex dictador, hasta el punto de brillar por su ausencia en el
homenaje de cumpleaños a distancia que sus seguidores más fervorosos --incluyendo la
cúpula militar-- le realizaron a Pinochet hace poco en Santiago.
Por ahora es difícil hacer pronósticos pero --y si como
parece-- Lagos gana en la segunda vuelta, los socialistas podrán librarse del estigma
dejado por el caos del gobierno de Allende, siempre y cuando --claro está-- el ala
derecha de la DC --integrante de la Concertación que postula a Lagos-- no vuelque la
balanza al otro lado. |