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El asilo del golpista paraguayo Lino Oviedo en la Argentina es uno de los temas más delicados que discuten el designado ministro de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini, y el todavía canciller Guido Di Tella. La Alianza no quiere que el militar continúe en el país y por ello los actuales integrantes de la Cancillería realizaron contactos con diferentes países donde Oviedo podría trasladarse. Pero todo indica que el menemismo tiene decidido que este polémico tema sea resuelto por la futura administración de Fernando de la Rúa. Al menos es lo que el propio Di Tella dejó entrever cuando ayer dijo que "seguramente el nuevo gobierno tiene mejores condiciones" para resolver la situación del golpista. El propio Di Tella reconoció que durante las reuniones de trabajo que mantuvo con el futuro canciller de la Alianza le dijo cuál era la opinión de la administración menemista: "Le expliqué que, por tratarse de un nuevo gobierno, estaban en mejores condiciones" de conseguir otro país para el asilo del ex hombre fuerte guaraní, recordó el canciller. Por otra parte, reveló que durante su gestión se le buscó asilo a Oviedo en Venezuela, Panamá y Alemania, pero que todos rechazaron ese pedido. Una alta fuente del Palacio San Martín quiso ser más clara que su jefe y explicó que "ninguno de los gobiernos consultados se mostró muy entusiasmado, sobre todo Venezuela y Alemania", indicó la fuente. El razonamiento que realiza el menemista sobre la escasez de entusiasmo de los gobiernos con los que hablaron es simple, pero a la vez ejemplificador de la política del gobierno saliente: "Es más probable que un país acepte tener a Oviedo siempre y cuando pueda obtener algún rédito, que le deba un favor. Por eso, nada mejor que negociar con un gobierno que entra, que con uno que en días más es historia", dijo. A pesar de las afirmaciones de la fuente de Cancillería, nada trascendió de la respuesta o posición que habría tomado Rodríguez Giavarini. Pero nadie en la Alianza duda de cuál es el mandato que tiene de De la Rúa. El propio presidente electo reconoció durante la campaña electoral que el militar paraguayo "debe buscar otro sitio de residencia". Oviedo, quien llegó al país el 28 de marzo pasado, luego del asesinato del vicepresidente de Paraguay José María Argaña, y al que en el vecino país le atribuyen la autoría intelectual del magnicidio, permanece recluido en una estancia de la Patagonia. En su momento, el gobierno de Carlos Menem rechazó los reiterados pedidos de extradición del Paraguay, motivando un duro enfrentamiento con el presidente de ese país, Luis González Macchi. Sin embargo, ayer Oviedo abandonó por unos días la lejana Tierra del Fuego para trasladarse a la Capital Federal. El objetivo público fue realizar visitas médicas. Oviedo tiene planeado encontrarse con su dentista, con un traumatólogo y con el cirujano plástico que le realizó el trasplante capilar. El paraguayo llegó luego de recibir la autorización del gobierno de Menem. Por su parte, el secretario de Seguridad, Miguel Angel Toma, se apresuró a aclarar que la presencia de Oviedo en Buenos Aires no tiene vinculación con un presunto movimiento para abandonar el país. "Oviedo vino para hacer una visita a su dentista, porque se le partió un diente y aprovechará la oportunidad para ver a un traumatólogo por problemas cervicales y al cirujano plástico José Jury", aseguró Toma. Aclaró, además, que no se trató de un viaje sorpresivo: "Me lo había anticipado la semana pasada, diciéndome que vendría a Buenos Aires para una serie de controles médicos", dijo el secretario tratando de conjurar toda especulación sobre el traslado del militar paraguayo a cuatro días del cambio de gobierno.
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