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Por Raúl Kollmann El comisario retirado Ramón Orestes Verón pidió el viernes licencia en su actual empleo, la jefatura de seguridad del Banco Hipotecario Nacional, y se convirtió desde ayer en el virtual jefe de la Policía Bonaerense. El gobernador Carlos Ruckauf y su ministro de Seguridad, Aldo Rico, quieren hacerle una gambeta a la ley que hizo desaparecer el cargo de jefe de la Bonaerense y crearán otro, el de superintendente policial, que será ocupado por el superduro Verón. El inminente jefe, propuesto durante la campaña por Luis Patti, cosechó en su carrera odios y amores por igual: hay quienes dicen que es un investigador fantástico, incorruptible, mientras que otros sostienen que sólo logra resultados mediante aprietes. La única denuncia que tuvo en su contra fue por complicidad con los secuestradores del empresario Enrique Menotti Pescarmona, pero nunca se le pudo probar nada. La designación de Verón ya produjo revuelo en la fuerza, sobre todo entre los que rechazan la presencia de un retirado, reemplazando en su papel protagónico a cualquiera de los que están en actividad y que serían los que "naturalmente" deberían heredar el trono de la Bonaerense. El que aparece como más damnificado es Víctor Fogelman, el comisario preferido de Duhalde, y el que aparecía como el oficial de más alto rango. Todo indica que Ruckauf no quiere correr el riesgo de designar a Fogelman a cargo de la fuerza justamente porque el 13 de diciembre empieza el juicio por el asesinato de José Luis Cabezas y Fogelman, que fue principal investigador, puede quedar mal parado. Según trascendió ayer, Verón no sería el único retirado traído a la actividad. Se estudió el caso de unos 400 comisarios pasados a disponibilidad o retirados, de los cuales unos 40 volverían a tomar servicio. En la gobernación alegan que no hay nada contra ellos y que se necesitan hombres de experiencia para afrontar la situación de inseguridad: "Actualmente, el 40 por ciento de las comisarías están conducidas por subcomisarios, es decir gente que todavía no está en condiciones de quedar a cargo de una zona", trató de justificar un alto funcionario del gobierno entrante. Verón es considerado un operativo, que solía estar alineado con Mario Naldi y Oscar "Coco" Rossi; un trío enfrentado con Pedro Klodczyk, Mario Rodríguez y Juan José Ribelli. Durante la dictadura militar estuvo en el campo de concentración Coti Martínez, pero no aparece imputado por violación a los derechos humanos. En el caso AMIA, fue el primer oficial de la Bonaerense asignado a la investigación. El juez y los fiscales opinan que actuó correctamente y que fue el que dio los primeros pasos hacia la detención de Ribelli. Incluso sospechan que la propia fuerza lo volteó de la causa --la jefatura lo sacó-- para frenar la pesquisa. Sin embargo, hay letrados de las víctimas que consideran que no aportó nada. En todo caso, si Verón asume será toda una oportunidad para sacarle fotos: el comisario es un viejo cultor del perfil bajo y es conocida su aversión a las cámaras. Más allá de las características específicas de Verón, la noticia de su nombramiento va a provocar una dura polémica con la Alianza. Todos los legisladores bonaerenses aliancistas evalúan que tanto la designación del comisario retirado como la creación de la superintendencia son una remake de la vieja Bonaerense. Todo confirma que en materia de seguridad no habrá concertación entre gobierno y oposición: uno y otro bando se preparan para una dura pelea.
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