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Investigan si a los padres de la beba los mataron por una venganza


Un testigo dijo que el policía asesinado junto a su mujer, en Lomas, se había tiroteado antes con asaltantes. Entre otras hipótesis, se investiga si los agresores los fueron a matar.


t.gif (862 bytes)  Algunos crímenes, que primero parecen confusos, se aclaran al día siguiente. En cambio, la muerte del matrimonio Alberto se hace más confusa a medida que pasan las horas. Se trata del suboficial de la Policía Aeronáutica que fue muerto a balazos junto con su esposa, el sábado en Lomas de Zamora, cuya hijita de tres meses sobrevivió milagrosamente en brazos de la madre. En principio, el caso pareció el resultado de un típico intento de robo a un integrante de una fuerza de seguridad. Pero ayer un testigo afirmó que, horas antes, la víctima se había enfrentado a balazos con presuntos asaltantes. En la fiscalía que investiga el caso admiten que "los móviles del doble crimen no pueden darse por establecidos", mientras toma sustento una pregunta: ¿Se trató de un asalto común o, directamente, fueron a matarlos?

El sábado a las 20.30, Fabián Gustavo Alberto, de 28 años, suboficial de la Policía Aeronáutica, había entrado a su casa de La Fontaine al 600, barrio Parque Barón, en Lomas de Zamora; allí estaba su esposa, Vanesa Zoraya, de 24 años, quien le daba la mamadera a su hijita Magalí, de tres meses. Fue entonces cuando dos asaltantes, desde la vereda, dispararon por lo menos diez veces contra ellos, y luego huyeron en el auto de sus víctimas, con la pistola reglamentaria 9 milímetros que le habían quitado a Alberto. Se supone que uno de los agresores quedó herido, ya que se encontraron manchas de sangre en la vereda.

Las primeras hipótesis suponían que se había tratado de uno más de los intentos de robo a mano armada con final trágico, que se producen en el conurbano. El suboficial Alberto recién había terminado de lavar su auto frente a la casa y los asaltantes habrían intentado aprovechar la puerta abierta para entrar a robar; el policía aeronáutico, al verlos, se habría tiroteado con ellos. Y su mujer, según peritos policiales, fue alcanzada por una bala disparada desde la calle, que entró por una ventana.

Sin embargo, los balazos que recibió Alberto fueron por la espalda. Y ayer surgió un testimonio según el cual, horas antes, el policía había intervenido en otro tiroteo. "El sábado, Alberto estaba bastante alterado y me contó que esa mañana se había tiroteado con unos 'chorros"; me dijo 'por eso estoy nervioso'", aseguró ayer Adrián Melo, un vecino de la zona.

Rubén Bacca, fiscal de Lomas de Zamora a cargo de la investigación, dijo a este diario que "no podemos todavía desechar ninguna hipótesis en esta investigación", y admitió que se dispone de identikits de los asaltantes, confeccionados gracias a declaraciones de vecinos: "Los estamos cotejando con fotos de delincuentes de la zona; en caso de que esto no dé resultado positivo, recurriremos a otros registros".

El suboficial Alberto había conocido a su esposa en el Aeropuerto de Ezeiza, donde él trabajaba como policía aeronáutico y ella se desempeñaba en el sector expedición de una línea aérea. Hasta allí llegaron las dudas sobre el doble crimen. Según comentaron sus ex compañeros de trabajo, Alberto solía "comentar que estaba metido en una investigación, pero nunca aclaró de qué se trataba".

Fuentes de la fiscalía confirmaron que el testigo Melo prestó declaración testimonial y subrayaron que "el móvil del doble crimen no puede darse por establecido: lo estamos investigando". En tanto, el titular de la Dirección de Investigaciones de Lomas de Zamora, comisario inspector Claudio Smith, admitió ayer que "todavía no contamos con una pista firme que nos conduzca a los delincuentes".

Por lo pronto, el auto del matrimonio, un Fiat Duna que los ladrones alcanzaron a llevarse antes de huir, apareció ayer abandonado y completamente quemado en Almafuerte y Capitán Olivera, en la localidad de Glew, a 15 kilómetros del lugar del crimen. Hoy se iniciarían las pericias sobre el vehículo.

Entretanto, los cuerpos de Fabián Alberto y Vanesa Zoraya fueron inhumados ayer a las 11 en el cementerio privado Las Praderas, de Lomas de Zamora. Más de cien familiares y allegados a las víctimas se hicieron presentes en la ceremonia. Allí estaba la pequeña Magalí, en brazos de su madrina, una tía que será, de aquí en más, la encargada de criarla.

 

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