REGALO Una azafata con el delantal a rayas de Aerolíneas Argentinas recorre las largas colas formadas frente a los mostradores de la dirección de migraciones, en el aeropuerto de Ezeiza. "Las familias con niños de menos de cinco años pueden pasar primero", anuncia. Irónicos aplausos saludan la generosa propuesta, por unos minutos logran silenciar los gritos y abucheos de quienes esperan hasta una hora para el trámite de ingreso al país. Desde hace una semana, cuando se puso en funcionamiento el nuevo sistema de control computadorizado, los alborotos y las demoras se repiten con el despacho de cada avión que llega o que se va. Al borde del colapso nervioso, uno de los funcionarios se descargó: "Lo único bueno es que todo esto no nos costó un peso. Es un regalo de Siemens".
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