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José Luis Machinea baraja en estos días una carta sorpresa para el cargo de la estratégica Secretaría de Industria. Ayer, sonó fuerte la versión de que Alberto Ibáñez, un ex hombre de Techint y actual integrante de la Unión Industrial Argentina, sería un candidato firme para el puesto. Sería un guiño del futuro ministro de Economía para ganarse el apoyo de un sector del empresariado y, en particular, de ratificar una alianza con Techint, el grupo de los Rocca, que hoy tiene un peso decisivo entre los industriales. En diálogo con Página/12, Ibáñez negó el ofrecimiento. Pero, ayer por la tarde, después de la reunión de Comité Ejecutivo de la UIA, dirigentes de la entidad dijeron que habían sido consultados por el tema y que el nombramiento cayó muy bien. Hasta la semana pasada, Miguel Bein era el candidato seguro para ocupar la Secretaría de Industria. Tanto es así que el economista, socio de Machinea en una consultora, había empezado a preparar sus equipos y era el enlance con el actual secretario, Alieto Guadagni, que lo había interiorizado de los principales temas pendientes del sector. Sin embargo, la semana pasada la candidatura de Bein se derrumbó como un castillo de arena. Oficialmente, la versión que circuló era que Machinea prefería que Bein ocupara la Secretaría de Programación Económica y Regional, un área clave porque desde allí debe liderarse la difícil negociación fiscal con los gobernadores. Para ese puesto, hasta entonces, el candidato era Guillermo Rozenwurcel, un economista del Frepaso de excelente formación académica, actualmente director ejecutivo de la FADE, la Fundación que preside Machinea. En privado, en cambio, varios integrantes del equipo económico de De la Rúa admitían que el descarrilamiento de Bein se debía a la interna que había mantenido con Cancillería, por el manejo del área de la política comercial y de las negociaciones del Mercosur. Hasta ahora, la política comercial (antidumping, cláusulas de salvaguardas, aranceles) estuvo siempre en la órbita de Economía, mientras que Cancillería piloteó los acuerdos del Mercosur. El planteo de la gente de Machinea era que, si se quería lograr un mejor manejo de los temas comerciales en general, estas áreas debían unificarse en Economía. La versión indica que esa interna es la que hizo saltar a Bein antes de asumir y que truncó la posibilidad de que Beatriz Nofal, que tironeaba del otro lado, ocupara un papel estelar en Cancillería. Sea como fuere, ayer, sorpresivamente, la candidatura de Alberto Ibáñez en Industria cobró fuerza. Ibáñez fue vicepresidente del Banade durante el gobierno de Alfonsín, ejecutivo de Acindar, luego de Techint y finalmente de Toyota. Actualmente se desempeña como asesor independiente de empresas y es presidente del Departamento de Comercio de la Unión Industrial, desde donde sigue los temas de comercio desleal y antidumping, y también fija la conflictiva agenda de negociación con Brasil. Comparte la política de línea dura con Brasil, dicen en la UIA, entonados con la versión de la designación. De confirmarse el nombramiento, Machinea habrá dado un paso adelante en su pacto con los industriales. Y terminará de sellar una alianza estratégica con Techint, ya que Ibáñez fue uno de los nexos que vincularon a Machinea con la UIA a principios de los noventa, desde el Instituto de Desarrollo Industrial, financiado por el poderoso grupo de los Rocca.
ACUERDO A MEDIAS EN EL MERCOSUR Los
ministros de Economía de los países del Mercosur acordaron ayer, en Montevideo, fijar
normas de trabajo para el tema fiscal dentro de la coordinación macroeconómica. Además,
invitaron a Chile y Bolivia a integrarse a las discusiones de armonización de dichas
políticas. La estabilización depende esencialmente de políticas fiscales
sólidas, dice el documento final de los ministros. Por eso, el proceso de
coordinación macroeconómico en el Mercosur debe comenzar por el tema fiscal,
agrega, e impulsa la armonización de estadísticas y la determinación de
metas de política fiscal dentro del bloque.
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