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“Ella fue cómplice de Carlos Menem”

La diputada Elisa Carrió sostiene que la pesquisa sobre María Julia llevaría a su jefe, el Presidente, a quien pide investigar.

Carrió se especializó en el problema del lavado de dinero.
“Es imposible que María Julia maneje cuentas con esos montos.”

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Por Santiago Rodríguez

t.gif (862 bytes) Para la diputada de la Alianza Elisa Carrió la revelación sobre las cuentas secretas en las que aparece el nombre de María Julia Alsogaray no hace otra cosa que reafirmar la necesidad de investigar a Carlos Menem. “María Julia y Alderete son los dos funcionarios por los que se sube directamente al jefe”, advirtió ayer a Página/12. Carrió, una de las legisladoras más especializadas en la problemática el lavado de dinero, no dudó tampoco en señalar que el de la secretaria de Recursos Naturales puede ser un caso de blanqueo de plata de la corrupción y que, si se investiga, aparecerán más funcionarios involucrados en maniobras similares.
–¿La sorprende el caso de las cuentas de María Julia?
–No, era lógico porque fue la principal cómplice del presidente Menem en determinados procesos de privatización. María Julia y Alderete son cómplices de Menem y tienen la impunidad de Menem.
–¿Por qué pone el énfasis en esos dos funcionarios?
–Porque, pese a tener el repudio público de todo el país, podrían considerarse como dos miembros inamovibles porque eran Menem.
–¿Su inamovilidad es producto de esa complicidad?
–Absolutamente, tienen la impunidad del garante. El único garante de ambos ha sido siempre Menem. Son dos funcionarios tan cuestionados y con ilícitos en vía de comprobación tan graves, que tocan directamente al Presidente. Son los dos funcionarios por los que se sube directamente al jefe.
–O sea que a quien habría que investigar es al jefe.
–Exactamente. Es imposible que María Julia maneje cuentas con esos montos, salvo en el marco de la corrupción que caracterizó al menemismo.
–¿Cree que la Justicia investigará estos casos a partir del cambio de gobierno?
–Creo que va a avanzar en los casos de María Julia y Alderete. Este tipo de personas pierden impunidad cuando pierde poder el que los garantiza. La pérdida de poder de Menem los hace justiciables a ellos. Ojalá que haya justicia respecto de otros funcionarios.
–¿El de María Julia podría ser un caso de lavado de dinero de la corrupción?
–Sí, por supuesto.
–¿Cuáles son los circuitos para blanquear dinero de la corrupción?
–Las bancas off-shore. Se va a algunos de los paraísos fiscales y a través de sociedades creadas ahí se vuelve a invertir.
–Como en el caso de María Julia...
–Absolutamente. Pero, además, si uno sigue el camino, va a encontrar más; yo conozco más de diez casos de este tipo.
–¿De funcionarios implicados en maniobras similares?
–En principio, sí. Funcionarios, empresarios...
–¿Y quiénes son?
–No lo puedo decir porque no tengo elementos contundentes para probarlo, pero es obvio. Hay varias etapas en la época menemista. Hay una primera, que yo llamo la latinoamericana, durante la cual los retornos se cobraron en efectivo. Ese dinero se invertía después, por lo general, a través de sociedades creadas en Uruguay que transferían la plata o la reinvertían en el país. En la segunda etapa, diría de tercerización, ya no se cobran retornos directamente, sino que se crean empresas que forman parte de los negocios que va dando el Estado. Esto se vio muy claro en el PAMI: en la primera etapa, la de Matilde Menéndez, las personas van a cobrar al banco y ahí pagan el retorno; la segunda etapa es la de las gerenciadoras del último contrato de licitación de Alderete.
–¿Cuáles son las características de estas empresas de lo que usted llama la etapa de la tercerización? –Son empresas a nombre de testaferros muchas veces solventes, detrás de los cuales hay dinero de corrupción. El gran problema de esta segunda etapa es que, a diferencia de la primera, en que se podía tomar a un funcionario y juzgarlo, hay una connivencia con sectores del establishment y esto dificulta las investigaciones porque hay mucho mayor poder atrás.
–¿La demora en la sanción de la ley contra el lavado de dinero tiene relación con la corrupción que, según usted, caracterizó al menemismo?
–En Diputados se demoró gracias a Dios. En el primer proyecto de lavado de dinero el organismo que iba a controlar estaba integrado por el secretario de Seguridad Interior, el jefe de la SIDE, el ministro de Justicia y el secretario de Lucha contra la droga, que en ese momento eran (Andrés) Antonietti, (Hugo) Anzorreguy, (Elías) Jassan y (Julio César) Aráoz. Entonces, yo denuncié que se trataba de una SIDE económica paralela con gran posibilidad de chantaje y de hacer una caja política extraordinaria. Así fue que durante dos años y pico peleamos para que quienes investigaran fueran expertos e independientes, pero la orden era que la ley no saliera.
–¿La orden de quién?
–Y..., era difusa, nadie se interesaba por la ley.
–¿Y por qué había orden de que no saliera?
–Porque la Argentina se ha convertido en un país lavador con connivencia de todos, de los funcionarios y de los bancos, que saben que se lava, que por allí sale el dinero de la corrupción.

 

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