Si algo le
faltaba a Central para demostrar sus argumentos y aspirar a pelear el Apertura hasta el
final, ayer ante Instituto rindió un examen perfecto. En desventaja, y con un hombre
menos, siguió creyendo en sus posibilidades, y así consiguió primero el empate y más
tarde el triunfo, a siete minutos del final. Ahora igualó la línea de Boca en el segundo
lugar y quedó a tres puntos de River, cuando restan seis por jugar. En Instituto fue el
último partido de Ernesto Corti al frente de la conducción técnica, ya que renunció
luego de la derrota.
Nada fácil resultó para Central la excursión por Córdoba. De arranque nomás Instituto
salió a copar la parada, a partir de la inteligencia de Sarría para conducir y de Buján
para ubicarse siempre vacío por la izquierda. El equipo de Bauza estaba desconcertado y
por eso Buljubasich pasó varios sobresaltos. A los cinco minutos, Buján reventó el palo
derecho, dos más tarde Corti cabeceó a las manos del arquero y luego lo perdió
Jiménez.
Una vez pasado el sofocón inicial, Central salió a contestar con la habilidad de
Ezequiel González y la movilidad de Maceratesi. Así se armó un partido bárbaro con
llegadas en los dos arcos, donde la mitad de la cancha era una simple zona de tránsito. A
cada ataque de Instituto le seguía una réplica a fondo de Central. Pero como los dos
arqueros respondieron con acierto, el 0-0 con que terminó la primera parte fue un castigo
demasiado caro para los dos.
En la segunda parte, los rosarinos dieron una muestra de carácter. Con un jugador menos
por la expulsión de Gerbaudo al final del primer tiempo, y en desventaja desde el
arranque por el golazo de Rimoldi, los de Bauza no renunciaron nunca a jugar por abajo.
Instituto se replegó para intentar liquidarlo de contra, pero no tuvo precisión para
armar sus ataques, por lo que Buljubasich no pasó sustos. Y la insistencia de Central
tuvo su premio. Pizzi conectó de volea un tiro libre de Rivarola y marcó el empate.
Ya con igualdad en el marcador y en la cantidad de hombres, Central tomó decididamente la
iniciativa. Tuvo la victoria cuando Ezequiel González eludió al arquero, pero Bessone
salvó en la línea. Pero cuando la figura de la cancha tuvo otra chance no la
desaprovechó: amagó entre dos defensores y le pegó al primer palo de Cabrera. El 2-1
levantó las esperanzas de Central, y le permitió a su técnico cambiar el discurso:
Ahora la gente se puede ilusionar con el campeonato.
Cómo se define el torneo Con la victoria de los rosarinos, ahora son cuatro los equipos que tienen
posibilidades matemáticas de ser campeón. River tiene 40 puntos, Boca y Central 37 y San
Lorenzo 34. Los tres primeros pueden ser campeón directo, San Lorenzo necesitaría de un
desempate. River recibe a Ferro y visita a San Lorenzo en la última fecha, Boca juega en
Córdoba ante Belgrano el domingo y cierra con Talleres en la Bombonera, Central enfrenta
a Argentinos en cancha de Ferro y se despide con Vélez en Arroyito mientras que San
Lorenzo va a Jujuy para jugar con Gimnasia y recibe a River en la última fecha. En caso
de empate entre dos equipos habrá un partido desempate en cancha neutral que incluye un
eventual alargue y definición por penales. Si son tres o cuatro los que llegan al primer
lugar habrá triangular o cuadrangular. La suerte de San Lorenzo estará definida este
domingo ya que aún ganando, si River empata, queda sin posibilidades. |
LE GANO 3-0 AL ALAGOANO Y OBTUVO LA CONMEBOL
Primer título grande de Talleres
Habían
pasado 36 segundos del tiempo reglamentario. El destino de la definición por penales
parecía inevitable cuando Astudillo tiró el centro número mil. Pero esta vez en tiempo
y lugar exactos. Maidana apareció como un tanque por el segundo palo, metió el cabezazo
y desató la euforia de los cordobeses. Talleres levantó el 4-2 del partido de ida con el
dramático 3-0, ganó la última Copa Conmebol y logró su primer título internacional.
Hay que decirlo, Talleres jugó mal. El impresentable árbitro paraguayo Grance le dio una
mano enorme cuando a los 4 minutos expulsó a Fabio Magrao por una falta que no cometió y
después de haberle sacado la roja a Williamis. Fue el primer papelón de la noche, que
continuó con una mirada permisiva a las teatralidades del arquero Veloso, a los reclamos
de ambos equipos y a una falta de autoridad inadmisible para una final continental. Con
aquella ventaja de tener un hombre más del inicio, Talleres nunca supo hacer valer la
superioridad numérica. Como principiantes cayeron en la lógica trampa del Alagoano que
arreó los avances cordobeses hacia el centro y casi obligó a tirar centros
para lucimiento de Veloso y el grandito Jivago. Talleres ganó porque el Alagoano es menos
de lo que se espera de un equipo brasileño de mediana estatura. Y si encontró los tres
goles en tres centros, fue porque de tanto insistir con la misma fórmula tuvo la suerte
necesaria en el momento justo. Cuando ya estaba un gol arriba, Pino tiró afuera un penal
y parecía que la fortuna iba a sonreír a los visitantes. Sobre el final hizo la mueca
hacia los cordobeses.
Pese a sus limitaciones ofensivas, Talleres había creado clarísimas situaciones en el
primer tiempo. Dos veces lo tuvo Gigena, una Astudillo y otra Aguilar, pero llegó al gol
de Silva en un pelotazo mal controlado por los defensores. En la segunda parte hubo menos
claridad y, de tanto ir y tirar bochazos y corners, en dos pudo quebrar la resistencia
rival.
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