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OPINION
De éxitosy fracasos

Por Diego Fischerman

Luis Ovsejevich hoy deja su cargo como director del Colón. El fundador de los premios Konex, mientras juntaba sus bártulos, hizo algo que hasta este momento no había hecho ninguno de sus antecesores: envió a los medios de comunicación una larga carta autoensalzando su desempeño. Si el nivel de éxito de una gestión puede leerse en la menor o mayor distancia entre aspiraciones y logros, a la del director saliente le puede caber una sola calificación. Y es en la enumeración de lo que él considera sus éxitos donde es posible detectar la magnitud de su fracaso. Que en su evaluación, uno de los grandes hitos haya sido contar con Plácido Domingo y una Mirella Freni ya casi retirada para protagonizar Fedora, una de las peores óperas del repertorio, o que asegure que Mefistofele de Boito --otra obra mediocre-- haya sido uno de los puntos más altos de la historia del Colón habla, más que de una apreciación estética deficiente, de un concepto altamente peligroso: aquel que pone el culto a las personalidades de la ópera por encima de la calidad de las composiciones. La infinidad de placas conmemorativas colocadas por Ovsejevich en las paredes del teatro testimonia esa frivolidad.

Juan Carlos Montero, quien será su reemplazante, deberá remontar una herencia pesada. La suspensión de las funciones extraordinarias (aquellas a las que tienen acceso los que no están abonados), el criterio de cantidad más que calidad --el Colón debería plantearse hacer menos títulos, con más ensayos y más funciones--, las difíciles internas gremiales --en un momento se le dijo a todo que sí, incluyendo aquello que jamás podría cumplirse--, el divorcio entre el teatro y el público culto de Buenos Aires, que no se siente convocado por él, y la idea del Colón como lugar de reunión de la clase alta, afianzada en los últimos años (el proyecto afortunadamente inconcluso de Ovsejevich incluía la conversión del hall central en restaurante de lujo) serán apenas algunos de los temas con los que tendrá que vérselas el hasta ahora crítico musical de La Nación, el único diario que consideró "excelente" la última temporada lírica del teatro. El lujo vacío de Mefistofele o la veteranía de Freni en La Bohème mal pueden ser confundidos con la excelencia, pero Montero conoce bien el teatro y su tarea será devolverle lo que Ovsejevich le hizo perder.

 

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