Por Martín Granovsky Cuando Carlos Menem le
entregue hoy la banda a Fernando de la Rúa, será la primera vez para muchas cosas. Pero
una se destaca sobre las demás: nunca antes un gobierno peronista entregó el mando a
otro gobierno surgido del voto popular. A pocos días de que el siglo termine, el estreno
marca una clave novedosa de la alternancia democrática y sirve como escenario para un
desafío: ampliar el margen de maniobra para reducir la exclusión social en condiciones
notablemente adversas.
Un cordobés aporteñado de 62 años, abogado, a quien las encuestas ubican como el
dirigente más creíble de la Argentina, surgido del radicalismo balbinista pero con el
olfato político suficiente como para aceptar la formación de una alianza con una fuerza
de centroizquierda, sucederá a un riojano de 69 que se afirmó por la siguiente
ecuación: la derrota de la hiper combinada con la suma de la identidad peronista y el
agregado de la clase media alta, todo eso potenciado por una notable percepción de poder
y la falta de una alternativa política durante casi diez años.
De la Rúa desempeñó su primer cargo como jefe de gabinete del ministro del Interior
Juan Palmero, en 1963. Llega a la cumbre después de 36 años de carrera en la que fue
tres veces senador, una diputado y hasta ayer jefe del gobierno porteño.
Su día seguirá el protocolo de los presidentes. Por la mañana hablará ante el
Congreso, donde buscará reforzar su discurso de campaña mientras encuentra una forma
elegante pero clara de referirse a que Menem deja las cuentas en estado caótico. Luego
viajará en Cadillac hasta la Casa Rosada, el sitio del cambio de mando. Ya con Menem
fuera de la casa de gobierno tomará juramento a los ministros. Después, el besamanos de
los visitantes extranjeros. Y a la noche, gala en el Colón.
Por primera vez el presidente peronista saliente no se ve forzado al exilio o es enviado a
la cárcel por orden de un gobierno militar.
Por primera vez un presidente alcanzó un período de diez años y cinco meses. Menem
superó los nueve años de Juan Perón.
Por primera vez asumirá una coalición de partidos, la Alianza del Frepaso del
vicepresidente Carlos Chacho Alvarez y el radicalismo, dirigido ya desde hace
una semana por Raúl Alfonsín.
Por primera vez el radicalismo deja de lado su patriotismo de partido y acepta coaligarse.
Por primera vez un vicepresidente surge con mandato de cogobierno.
Por primera vez la madre de un desaparecido, Graciela Fernández Meijide, ocupará un
ministerio, el de Acción Social.
Por primera vez un Presidente, si se excluye el segundo mandato de Menem, gobernará sin
la cuestión militar dentro de su agenda. La reconstrucción de la verdad y la búsqueda
de los hijos robados a sus padres desaparecidos es un problema solo de la sociedad y la
Justicia.
Por primera vez un Presidente coexistirá con una Corte Suprema donde la mayoría
automática pertenece aún al régimen que se va. Naturalmente, el automatismo puede cesar
y la Corte podría incluso ser receptiva tanto a la tradición de que las Cortes no son
opositoras al principal poder del Estado como al desprestigio que le provocaría,
seguramente, una política de obstrucción.
Por primera vez desde 1989 un gobierno está forzado a cohabitar con un Senado tan
adverso.
Por primera vez el sistema quedó concebido como un lego, con piezas que encastran a nivel
nacional y provincial.
Por primera vez el régimen político se norteamericaniza por la frecuencia de las
elecciones y la certeza de que, de ahora en adelante, gobernar será, también, estar
permanentemente en campaña. El año que viene, como mínimo en marzo y como máximo en
mayo, habrá elecciones para decidir si el jefe del gobierno porteño será Aníbal
Ibarra, Domingo Cavallo, Gustavo Beliz o un peronista. En el 2001 se renovarán la mitad
de las bancas en la Cámara de Diputados, una oportunidad en la que la Alianzabuscará
pasar de su mayoría actual a un sistema de mayoría y quórum propio. Ese año, también,
se elegirán todos los senadores, en una renovación total que marcará el punto máximo
de la disputa institucional entre el peronismo y la Alianza.
Por primera vez un Presidente gobierna cuatro años con opción a otra reelección de
cuatro.
Por primera vez la Argentina alcanzó un nivel de fractura social que tiene su indicador
más gráfico en el 14.5 por ciento de desocupados, según la medición de octubre. La
cifra llega casi a los dos millones de personas, a lo habría que sumar el millón
setecientos mil desempleados.
Por primera vez el 30 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza,
o sea que tiene necesidades básicas insatisfechas. La franja inferior de ese sector
figura entre los indigentes, que no llegan a completar la canasta básica.
Por primera vez la deuda externa total representa el 41 por ciento del PBI (hace diez
años era del 25 por ciento) y los vencimientos anuales son más de la tercera parte del
presupuesto.
Por primera vez las expectativas que aguardan a un nuevo gobierno suenan relativamente
modestas en términos ideológicos pero son cruciales si el criterio es la vida cotidiana
de una parte importante de la población: mayor transparencia, más seguridad (a veces
endureciendo la ley, otras reforzando las garantías individuales, y otras más reclamando
mano dura) y, por encima de todo, más empleo,.
Sí o sí, hoy juran todos Fernando de la Rúa está decidido a tomarles juramento hoy a todos sus
ministros. Hay dos caminos: el primero consiste en que, luego del discurso del radical, la
Cámara de Diputados trate sobre tablas el proyecto de Ley de Ministerios que ya tiene
media sanción del Senado y crea dos carteras nuevas: Acción Social, que será ocupada
por Graciela Fernández Meijide, e Infraestructura, que quedará a cargo de Nicolás
Gallo. Pero, para que la iniciativa sea aprobada sin pasar por la comisión
correspondiente, el reglamento de la Cámara baja reclama una mayoría de dos tercios, por
lo que es necesario un acuerdo con el justicialismo. El otro camino, el del decreto de
necesidad y urgencia, se abre en caso de que el PJ no facilite el tratamiento de la ley.
Jorge de la Rúa, hermano del presidente electo y futuro secretario general de la
Presidencia, terminó ayer de redactar el decreto que crea los dos ministerios. Fernando
de la Rúa deberá firmarlo mañana, poco después de asumir formalmente el mando, para
poder tomarles juramento a sus ministros un rato después. |
La vida junto al traspaso del mando |
Tránsito difícil Los porteños que no vayan a participar de los festejos relacionados con la
asunción de las nuevas autoridades pueden tener un día complicado si piensan cruzar el
centro. Hoy, a partir de las 8.30, se cerrará el tránsito en el área comprendida por la
avenida Belgrano, la calle Rincón y su continuación Junín, la avenida Corrientes y las
avenidas Madero y Huergo. La circulación también se verá trastornada por un festival de
música que se realizará desde las 18 en Plaza de Mayo. |
Nada de feriado El gobierno saliente dispuso que hoy será asueto administrativo en la
administración pública nacional. Los organismos administrativos dependientes de la
comuna porteña también estarán cerrados. En las escuelas, los cementerios y el resgitro
civil las actividades serán normales. El asueto tampoco afectará a los bancos ni a la
actividad privada. La recolección de basura se hará normalmente y en los hospitales se
respetarán los servicios programados. |
El discurso de presentacion
Toques de última hora
Por José Natanson
Fernando de la Rúa
terminó de redactar personalmente anoche el discurso que pronunciará hoy en el Congreso.
Es un texto breve y de carácter general, sin anuncios ni sorpresas. La tensión generada
con el PJ por el naufragio de las leyes impulsadas por la Alianza lo llevó a endurecer el
tono y a incluir a último momento un par de párrafos en los subrayará la necesidad de
cooperación entre oficialismo y oposición.
Varios discursos llegaron a las manos del presidente electo. Su principal asesor de
imagen, Luis Sthulman, redactó un texto. La ex diputada Patricia Bullrich escribió otro
y los técnicos de FADE, coordinados por Pablo Gerchunoff, concibieron un tercero. Los
tres coinciden en dos puntos: son cortos y no contienen anuncios concretos de medidas de
gobierno.
La idea es pronunciar un discurso en el que se describirán los grandes principios que
guiarán la gestión de la Alianza. No va a leer un texto como los de marzo, en la
inauguración de las sesiones del Congreso, cuando el presidente realiza un balance de su
gestión, explicó uno de los asesores de imagen del jefe radical.
Claro que la negativa del justicialismo a aprobar las tres leyes impulsadas por la Alianza
Presupuesto, pacto fiscal y paquete impositivo cambió el rumbo de las cosas.
Ayer De la Rúa repasó los textos que previamente había estudiado Cecilia Felgueras y
dedicó un par de horas a la redacción del discurso.
Aunque ningún dirigente aliancista tuvo acceso al texto definitivo, el presidente electo
conversó con Rodolfo Terragno y José Luis Machinea y -según el comentario extendido
entre los dirigentes de la Alianza incluyó menciones a la penosa situación fiscal
que recibirá el nuevo gobierno, además de un llamado a la colaboración entre la
coalición y el PJ.
Las novedades programáticas quedarán para la semana que viene. Quince días atrás, De
la Rúa dio instrucciones a sus ministros designados para que le alcancen informes con una
síntesis de las primeras medidas que cada área pondrá en marcha en los primeros días.
El futuro ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, entregó un prolijo detalle de los
planes de vivienda, portuarios y viales que planea implementar. Alberto Flamarique
sintetizó en diez carillas los tres ejes de su gestión y Hernán Lombardi, designado al
frente de Turismo, presentó su propuesta de crear un ente mixto entre el Estado y el
sector privado.
Estas medidas su suman a las que aportaron el resto de los futuros funcionarios. Serían
anunciadas la semana que viene, en simultáneo con los nombres de los secretarios y
subsecretarios de cada ministerio.
MATHOV, PRINCIPAL CANDIDATO A SEGURIDAD
La eterna danza de las sillas vacías
Por Sergio Moreno
Vienen
hablando desde hace quince días del mismo asunto. Uno lo convoca; el otro va. Ayer, se
vieron más de cuatro veces, las primeras en actos protocolares, otras dos en el Hotel
Panamericano. Fernando de la Rúa practica con Enrique Mathov la misma gimnasia que con
todos los candidatos a ocupar algún cargo en el gobierno nacional. Lo que marcó la
diferencia fue que el nombre del actual secretario de Gobierno de la jefatura de la ciudad
fue nombrado por casi todos como futuro secretario de Seguridad. Hasta anoche, el
presidente electo no había hecho el ofrecimiento formal, a pesar de que en los tantos
encuentros que mantuvo con Mathov el tema de conversación fue el mismo: qué hacer con la
Policía Federal y las fuerzas de seguridad.
Todo indica que hoy, cuando De la Rúa asuma, la grilla de su gobierno no estará
completa. Faltarán designar secretarios y subsecretarios aquí y allá, varios de ellos
en áreas estratégicas. Como ejemplo, no menor, basta mencionar lo que ocurre con la
Secretaría de Inteligencia del Estado: el minué de candidatos sonó hasta el paroxismo y
los nombres que se sumaron a la danza fueron cayendo a medida que surgían.
Según aseguran en la Alianza, De la Rúa anunciará al reemplazante de Hugo Anzorreguy
recién en los primeros días de la semana entrante. La versión cobraba fuerza con otra
versión (tal es el nivel de incertidumbre que tiene atrapados a dirigentes mayores de la
coalición): que ayer el designado secretario general de la Presidencia, Jorge de la Rúa,
mantuvo una charla telefónica con Anzorreguy en la cual le comunicó que, debido a la
falta de designación de su sucesor, él, hermano del presidente entrante, se hará cargo
interinamente de las cuestiones burocráticas de la SIDE.
Esta dilación no fue escollo para que siguiese el rondó de candidatos. El senador José
María García Arecha sucesor de De la Rúa en su escaño de la Cámara alta y
hombre de su confianza era nombrado como el potencial Señor 5. El mismo lugar
ocupaba también, cambiando de fuentes en la consulta, el diputado electo y ex ministro de
Defensa del gobierno de Raúl Alfonsín, Horacio Jaunarena, resistido por Enrique
Coti Nosiglia.
Distintas fueron las versiones que involucran a Mathov, cuya posible designación en el
sillón que hasta hoy ocupó Miguel Angel Toma circuló fuertemente entre los principales
dirigentes de la Alianza. De la Rúa viene inquiriendo a Mathov desde hace quince días,
cada vez más insistentemente, sobre la situación de la Policía Federal, sobre el plan
de traspaso de parte de la fuerza a la ciudad de Buenos Aires proyecto que elaboran
en la jefatura porteña desde hace ocho meses y sobre las restantes fuerzas de
seguridad. Ayer, los dos radicales se cruzaron en los diversos actos protocolares que se
celebraron en el ex Palacio Municipal (asunción de Enrique Olivera, recepción de varios
jefes de Estado extranjeros) y mantuvieron dos encuentros, uno a la tarde y otro al cierre
de esta edición, en el Hotel Panamericano. Hasta ese momento, el presidente entrante no
había concretado el posible ofrecimiento.
Otro casillero pendiente en la Secretaría de Seguridad es, reforma del organismo
mediante, el del número dos del área que podría ser el único subsecretario
sobreviviente en dicha reestructuración. El nombre elegido por los informadores
calificados de la coalición fue el de Marcos Di Caprio, hombre de Fredi Storani y ex
funcionario de la administración Alfonsín.
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