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Los fantasmas han regresado a la
Bolsa ante el fracaso legislativo

Fernando de la Rúa asumirá sin el Presupuesto 2000 y el paquete impositivo aprobados, lo que ha inquietado a los financistas. Esa intranquilidad sumada a las dudas sobre la convivencia política entre la Alianza y el PJ implicó que Buenos Aires sea la Bolsa de peor performance de la región.

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Los operadores han encendido luces amarillas en el recinto. Bajaron acciones y títulos públicos.Mientras San Pablo y México alcanzan niveles máximos, la Bolsa de Buenos Aires no levanta cabeza.

Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes) El retraso en la aprobación del Presupuesto 2000 y de las medidas impositivas por parte del Congreso encendió luces amarillas en la city. Para los inversores, el hecho de que Fernando de la Rúa asuma hoy sin la ley que fija los ingresos y gastos totales del próximo año tiene una doble lectura, ambas negativas para el nuevo gobierno: por un lado, abre las sospechas de que finalmente la Alianza no logrará poner en caja las cuentas públicas. Y, por el otro, plantea un signo de interrogación acerca de la gobernabilidad. Este escenario de incertidumbre ya se está reflejando en el recinto: caen acciones y títulos públicos.
La Bolsa de Buenos Aires va a contramano del rumbo de los demás recintos latinoamericanos, los europeos y de Wall Street. Ayer, el índice de acciones líderes terminó con una caída del 0,2 por ciento, en contraste con los niveles record que marcaron las bolsas de México, San Pablo y el índice Nasdaq (ligado a los papeles del sector tecnológico) de Nueva York. La rueda había comenzado con un signo positivo, pero cuando al mediodía el MerVal subía 0,40 por ciento, los operadores recibieron la noticia de que el tratamiento del Presupuesto se postergaba para la próxima semana. Y las acciones empezaron a retroceder, hasta que el panel líder mostró una baja máxima del 1,5 por ciento. Con los títulos de deuda sucedió lo mismo: pese a la mejora inicial, los bonos Brady cerraron con leves caídas del 0,5 por ciento promedio.
La chatura de los activos financieros viene de arrastre. Antes de las elecciones, los financistas internacionales mostraban resistencias a invertir en papeles argentinos ante la incertidumbre preelectoral. Por entonces, los analistas coincidían en señalar que, una vez superado el 24 de octubre, la confianza de los operadores retornaría y apostaban a una recuperación tanto de las acciones como de los bonos. Pero esto no sucedió. En contra de las previsiones, el MerVal ganó apenas el 2 por ciento desde que De la Rúa festejó en el chupetemóvil, mientras que los títulos públicos –que habían llegado a evidenciar signos de recuperación- perdieron todo lo ganado y ahora se sitúan en valores similares a los que tenían durante la campaña electoral.
El dato no es menor: el denominado “riesgo-país”, que mide el humor de los inversores internacionales, no ha descendido pese al ordenado recambio político, lo que se traduce en la imposibilidad de una baja en las tasas de interés doméstica. En este contexto, la lectura que hacen los operadores es que, si se mantiene el escenario actual, al nuevo gobierno se le difícil conseguir casi 20.000 millones de dólares, necesarios para refinanciar los vencimientos de la deuda. Y que, sin tener garantizado el orden de las cuentas públicas por los desacuerdos entre el PJ y la Alianza, De la Rúa asume sin dar seguridades sobre la solvencia fiscal de la economía. Además, alegan, habrá un retraso en la recuperación de la economía.
Consultados por Página/12, tres economistas dieron su opinión sobre esta coyuntura.
u Martín Redrado (Fundación Capital): “Los inversores esperan que rápidamente la Alianza ofrezca la certeza de que reducirá el nivel de endeudamiento. Mientras eso no se logre, creo que el nuevo gobierno está dilapidando su poder político. En tanto el plano fiscal no esté consensuado en el Congreso, los financistas se preguntarán si es posible un pacto de gobernabilidad en la Argentina. Esta señal de desorden, junto con un paquete impositivo que grava al consumo, no hace más que retrasar la recuperación económica”.
u Luis Secco (Estudio Broda): “Nadie duda de que el Presupuesto va a ser aprobado. El problema es que el acuerdo se retrasa y el daño ya está hecho. En el exterior, la Alianza ya perdió el primer test sobre gobernabilidad. Y esto genera preocupación. Más aún cuando el Pacto Fiscal firmado con las provincias otorgó fuertes concesiones a los gobernadores acambio de casi nada. Además, creo que al nuevo gobierno se le hará complicado cumplir con la pauta de déficit fiscal de 4500 millones para el año 2000”.
u Juan Arranz (jefe de economistas del Banco Río): “Entre los inversores internacionales hay incertidumbre. Si bien se cree que el Presupuesto se aprobará fijando la meta fiscal del año 2000, el atraso en votarlo encarecerá el costo del financiamiento externo. No es el fin del mundo, pero la Argentina no está para darse estos lujos”.

 


 

EL PERIODO DE PRUEBA SE EXTENDERA A SEIS MESES
Ser efectivo llevará más tiempo

t.gif (862 bytes) El próximo secretario de Trabajo, Jorge Sappia, confirmó ayer los lineamientos de la reforma laboral que aplicará la Alianza y que habían sido adelantados por el suplemento económico Cash el pasado domingo. Entre las principales medidas de la nueva política, Sappia destacó la ampliación de los períodos de prueba para los contratos laborales de 3 a 6 meses y la agilización de las tramitaciones de inscripción para facilitar el blanqueo de 1,8 millones de trabajadores autónomos y 900 mil domésticas.
La principal crítica que suscitaron los contratos de prueba es que en muchas empresas se registró una alta rotación de trabajadores. Sappia expresó que entre los objetivos de la Alianza está, precisamente, evitar la rotación de planteles. La idea de la reforma es “que los trabajadores se afiancen en su puesto de trabajo. Se trata –sostuvo– de que la relación del trabajador con la empresa sea mediante un contrato de tiempo indeterminado que comience por un período de prueba, que podrá extenderse hasta seis meses, y no por un contrato de tiempo limitado que asegura una alta rotación en la empleabilidad de los desocupados”, explicó. El beneficio para las empresas sería “la liberación parcial de las contribuciones patronales”, que bajarían al 12 por ciento del salario.
Entre las preocupaciones de la Alianza, afirmó, se encuentra también la situación irregular de los trabajadores domésticas y autónomos, no sólo en lo que respecta a sus aportes al sistema jubilatorio, sino también por la falta de cobertura médico asistencial. La idea es que mediante un aporte único se otorgue también la cobertura de una obra social, lo que, a su vez, sería un incentivo para el aportante.
Con relación al nuevo régimen para el personal doméstico, Sappia informó que “consistirá en que el empleador pague con cupones de 10, 50 o 100 pesos que se compran en el banco”. De estos cupones, que llevarán el nombre del empleado, se harán las deducciones y con ello se evitarán los trámites de inscripción.

 

Roque no se pone colorado

Roque Fernández se despidió ayer de Economía con su optimismo de siempre. Como si el desempleo no fuera un problema de Argentina, el titular del Palacio de Hacienda afirmó alegremente que el mercado laboral “está mucho mejor ahora que hace una década atrás”, cuando la desocupación era de un dígito. Señaló que en cuanto a la legislación laboral no se pudo avanzar demasiado “porque es uno de los temas más difíciles de negociar”. Roque apuntó, haciendo gala de un entusiasmo exagerado, que las últimas estadísticas “reafirman el estado de recuperación de la economía, caída del desempleo, aumento de las reservas internacionales y de los depósitos y disminución de la tasa de interés”. Por último, indicó que no deja “una situación caótica como dice la Alianza”.

 

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