Por Claudio Zlotnik El retraso en la aprobación
del Presupuesto 2000 y de las medidas impositivas por parte del Congreso encendió luces
amarillas en la city. Para los inversores, el hecho de que Fernando de la Rúa asuma hoy
sin la ley que fija los ingresos y gastos totales del próximo año tiene una doble
lectura, ambas negativas para el nuevo gobierno: por un lado, abre las sospechas de que
finalmente la Alianza no logrará poner en caja las cuentas públicas. Y, por el otro,
plantea un signo de interrogación acerca de la gobernabilidad. Este escenario de
incertidumbre ya se está reflejando en el recinto: caen acciones y títulos públicos.
La Bolsa de Buenos Aires va a contramano del rumbo de los demás recintos
latinoamericanos, los europeos y de Wall Street. Ayer, el índice de acciones líderes
terminó con una caída del 0,2 por ciento, en contraste con los niveles record que
marcaron las bolsas de México, San Pablo y el índice Nasdaq (ligado a los papeles del
sector tecnológico) de Nueva York. La rueda había comenzado con un signo positivo, pero
cuando al mediodía el MerVal subía 0,40 por ciento, los operadores recibieron la noticia
de que el tratamiento del Presupuesto se postergaba para la próxima semana. Y las
acciones empezaron a retroceder, hasta que el panel líder mostró una baja máxima del
1,5 por ciento. Con los títulos de deuda sucedió lo mismo: pese a la mejora inicial, los
bonos Brady cerraron con leves caídas del 0,5 por ciento promedio.
La chatura de los activos financieros viene de arrastre. Antes de las elecciones, los
financistas internacionales mostraban resistencias a invertir en papeles argentinos ante
la incertidumbre preelectoral. Por entonces, los analistas coincidían en señalar que,
una vez superado el 24 de octubre, la confianza de los operadores retornaría y apostaban
a una recuperación tanto de las acciones como de los bonos. Pero esto no sucedió. En
contra de las previsiones, el MerVal ganó apenas el 2 por ciento desde que De la Rúa
festejó en el chupetemóvil, mientras que los títulos públicos que habían
llegado a evidenciar signos de recuperación- perdieron todo lo ganado y ahora se sitúan
en valores similares a los que tenían durante la campaña electoral.
El dato no es menor: el denominado riesgo-país, que mide el humor de los
inversores internacionales, no ha descendido pese al ordenado recambio político, lo que
se traduce en la imposibilidad de una baja en las tasas de interés doméstica. En este
contexto, la lectura que hacen los operadores es que, si se mantiene el escenario actual,
al nuevo gobierno se le difícil conseguir casi 20.000 millones de dólares, necesarios
para refinanciar los vencimientos de la deuda. Y que, sin tener garantizado el orden de
las cuentas públicas por los desacuerdos entre el PJ y la Alianza, De la Rúa asume sin
dar seguridades sobre la solvencia fiscal de la economía. Además, alegan, habrá un
retraso en la recuperación de la economía.
Consultados por Página/12, tres economistas dieron su opinión sobre esta coyuntura.
u Martín Redrado (Fundación Capital): Los inversores esperan que rápidamente la
Alianza ofrezca la certeza de que reducirá el nivel de endeudamiento. Mientras eso no se
logre, creo que el nuevo gobierno está dilapidando su poder político. En tanto el plano
fiscal no esté consensuado en el Congreso, los financistas se preguntarán si es posible
un pacto de gobernabilidad en la Argentina. Esta señal de desorden, junto con un paquete
impositivo que grava al consumo, no hace más que retrasar la recuperación
económica.
u Luis Secco (Estudio Broda): Nadie duda de que el Presupuesto va a ser aprobado. El
problema es que el acuerdo se retrasa y el daño ya está hecho. En el exterior, la
Alianza ya perdió el primer test sobre gobernabilidad. Y esto genera preocupación. Más
aún cuando el Pacto Fiscal firmado con las provincias otorgó fuertes concesiones a los
gobernadores acambio de casi nada. Además, creo que al nuevo gobierno se le hará
complicado cumplir con la pauta de déficit fiscal de 4500 millones para el año
2000.
u Juan Arranz (jefe de economistas del Banco Río): Entre los inversores
internacionales hay incertidumbre. Si bien se cree que el Presupuesto se aprobará fijando
la meta fiscal del año 2000, el atraso en votarlo encarecerá el costo del financiamiento
externo. No es el fin del mundo, pero la Argentina no está para darse estos lujos.
EL PERIODO DE PRUEBA SE EXTENDERA A SEIS MESES
Ser efectivo llevará más tiempo
El
próximo secretario de Trabajo, Jorge Sappia, confirmó ayer los lineamientos de la
reforma laboral que aplicará la Alianza y que habían sido adelantados por el suplemento
económico Cash el pasado domingo. Entre las principales medidas de la nueva política,
Sappia destacó la ampliación de los períodos de prueba para los contratos laborales de
3 a 6 meses y la agilización de las tramitaciones de inscripción para facilitar el
blanqueo de 1,8 millones de trabajadores autónomos y 900 mil domésticas.
La principal crítica que suscitaron los contratos de prueba es que en muchas empresas se
registró una alta rotación de trabajadores. Sappia expresó que entre los objetivos de
la Alianza está, precisamente, evitar la rotación de planteles. La idea de la reforma es
que los trabajadores se afiancen en su puesto de trabajo. Se trata
sostuvo de que la relación del trabajador con la empresa sea mediante un
contrato de tiempo indeterminado que comience por un período de prueba, que podrá
extenderse hasta seis meses, y no por un contrato de tiempo limitado que asegura una alta
rotación en la empleabilidad de los desocupados, explicó. El beneficio para las
empresas sería la liberación parcial de las contribuciones patronales, que
bajarían al 12 por ciento del salario.
Entre las preocupaciones de la Alianza, afirmó, se encuentra también la situación
irregular de los trabajadores domésticas y autónomos, no sólo en lo que respecta a sus
aportes al sistema jubilatorio, sino también por la falta de cobertura médico
asistencial. La idea es que mediante un aporte único se otorgue también la cobertura de
una obra social, lo que, a su vez, sería un incentivo para el aportante.
Con relación al nuevo régimen para el personal doméstico, Sappia informó que
consistirá en que el empleador pague con cupones de 10, 50 o 100 pesos que se
compran en el banco. De estos cupones, que llevarán el nombre del empleado, se
harán las deducciones y con ello se evitarán los trámites de inscripción.
Roque no se pone colorado Roque Fernández se despidió ayer de Economía con su optimismo de siempre.
Como si el desempleo no fuera un problema de Argentina, el titular del Palacio de Hacienda
afirmó alegremente que el mercado laboral está mucho mejor ahora que hace una
década atrás, cuando la desocupación era de un dígito. Señaló que en cuanto a
la legislación laboral no se pudo avanzar demasiado porque es uno de los temas más
difíciles de negociar. Roque apuntó, haciendo gala de un entusiasmo exagerado, que
las últimas estadísticas reafirman el estado de recuperación de la economía,
caída del desempleo, aumento de las reservas internacionales y de los depósitos y
disminución de la tasa de interés. Por último, indicó que no deja una
situación caótica como dice la Alianza. |
|