Por A.H.M. Esperaba el Gran Rex colmado, al menos con
tanta gente como la que aplaudió a Andrés Calamaro la noche del miércoles. Quería
llevarse en la retina a gobernadores e intendentes justicialistas aplaudiéndolo, como
tantas veces. Pero, a media mañana, el teatro Gran Rex era un páramo. Apenas un puñado
de militantes-funcionarios rodeados de los más impresentables funcionarios del gobierno
saliente. Entonces alguien tragó saliva, le avisó al presidente Carlos Menem del fracaso
de la convocatoria. Ni lerdo, ni perezoso Menem hizo saber que estaba atendiendo a
personalidades extranjeras y suspendió su primera despedida. Los pocos militantes que
ocupaban un puñado de butacas tuvieron oportunidad de volcar su bronca contra María
Julia y Alderete que estaban desde temprano, de punta en blanco dispuestos a ovacionar al
Jefe.
Apenas trescientos militantes se apilaron en las primeras filas del teatro Gran Rex. En
las primeras filas podía verse a la secretaria de Medio Ambiente, María Julia Alsogaray,
a su ex compañera de filas en la UCeDé, Adelina Dalesio de Viola, a los diputados Daniel
Scioli, Miguel Angel Pichetto, Javier Mouriño y Claudio Sebastiani. También dijeron
presente los sindicalistas Raúl Amín y Antonio Cassia.
Por supuesto, no podían faltar los ultramenemistas como Roberto Roby
Fernández, Alberto Lestelle, María Julia Alsogaray y el titular del PAMI, Víctor
Alderete. Otros funcionarios que dijeron presente fueron los ministros, Manuel García
Solá, de Educación; Jorge Domínguez, de Defensa; el secretario de Planeamiento
Estratégico, Jorge Castro, el procurador general del Tesoro, Rodolfo Díaz y el jefe de
Gabinete, Jorge Rodríguez.
En el hall del teatro era incesante el sonar de los celulares ya que todos trataban de
lograr la mayor convocatoria posible. Pero en la cara de algunos de ellos, se percibía el
fracaso de la despedida al jefe. Lestelle fue el primero en exteriorizarlo y
lo hizo frente a los medios. Kohan es un irresponsable. Menem no se merece esta
despedida, no hay intendentes, no hay ningún gobernador y a nosotros recién nos avisó
anoche, dijo. Es que la organización del acto había quedado en manos del
secretario general de la Presidencia, quien brillo por su ausencia, aunque no su gente,
que se ocupó de hacer las veces de acomodadores.
Los ultras que ya se habían ubicado en sus butacas estaban parados mirando hacia la
puerta del teatro a la espera de Menem. Ya llega, ya llega, está con el príncipe
Felipe de Borbón, decían algunos funcionarios tratando de levantar el ánimo. Y
casi lo lograron cuando Rodríguez y García Solá entraron a toda marcha. Pero todo
fracasó porque cinco minutos después ambos ministros se retiraban del lugar haciéndole
gestos al resto de la dirigencia para que abandonara el lugar lo más rápido posible.
Compañeros, el Presidente no podrá asistir porque se encuentra recibiendo a las
delegaciones extranjeras que vienen a despedirlo, anunció el locutor.
El gran problema lo tuvieron María Julia y Alderete, quienes utilizaron el garaje al que
habitualmente recurren los artistas para zafar de las fans, pero a los dos funcionarios
más odiados no les alcanzó. Sos una mancha para el peronismo, le hiciste tanto mal
al partido, Devolvé la plata, o No prendan fuego, que está
María Julia, fueron algunas de las frases lanzadas por algunos de los militantes
que no le movieron un músculo a la gélida funcionaria.
ASUNCION EN la PROVINCIA
La fiesta de Ruckauf
El
justicialismo bonaerense también tendrá su fiesta de traspaso de mando. Esta tarde,
Carlos Ruckauf recibirá de manos de Eduardo Duhalde la conducción de la provincia de
Buenos Aires por los próximos cuatro años. La ceremonia principal se realizará en la
Cámara de Diputados, donde sesionará la Asamblea Legislativa, y desde ese lugar Ruckauf
pronunciará su primer discurso oficial.
Los organizadores esperan una importante concurrencia. Para ello montaron una importante
campaña publicitaria televisiva, del estilo popular que le gusta tanto a
Ruckauf como dijo uno de sus colaboradores, para convocar a los actos preparados en
la Plaza Moreno. Por si acaso, los ruckaufistas entregaron 500 invitaciones especiales
como para que la primera fila esté completa. Entre ellos estará el representante de Juan
Pablo II, el cardenal Girome Brigiome.
Poco antes de las 16.30, Ruckauf llegará a la Legislatura. Allí le tomará el juramento
de rigor a él y a Felipe Solá, el actual vicegobernador Rafael Edgardo Romá. A renglón
seguido desgranará su primer discurso, del que no trascendió ni una palabra de su
contenido. Operadores de la casa de gobierno de La Plata especulan que ese discurso se
terminará redactar una vez que pronuncie el suyo el presidente Fernando de la Rúa.
Si De la Rúa golpea al PJ por no haber aprobado el presupuesto, es posible que
Ruckauf envíe un mensaje similar a los legisladores bonaerense. A él tampoco le
aprobaron el presupuesto, especuló un funcionario saliente de la gestión
duhaldista.
Inmediatamente después se trasladará a la Plaza Moreno, frente a la renovada Catedral de
La Plata, donde Duhalde le entregará la banda y el bastón de mando. Allí, el flamante
gobernador improvisará un discurso. Luego llegará el turno del coro y la orquesta del
Teatro Argentino de La Plata, quienes interpretarán el himno nacional. Pero allí no
termina todo, por la noche Ruckauf festejará con su familia la asunción y el sábado por
la noche participará de la función de gala en el Teatro Argentino donde bailarán
Eleonora Cassano e Iñaki Urlezaga.
Corach ya tiene su banca
Finalmente, el Senado aprobó anoche el diploma de Carlos Corach como representante del
justicialismo porteño. Su mandato se extenderá hasta el 10 diciembre del 2001.
El diploma del entonces ministro del Interior fue aprobado casi por unanimidad. Pero,
sorpresivamente, no logró el apoyo de todos los senadores presentes. El representante
formoseño y también justicialista, Ricardo Branda, se opuso planteando objeciones al
título del actual funcionario, quien ocupará la banca que dejó Mario Pacho
ODonnell, el 10 de diciembre de 1998. ODonnell completó el mandato de Eduardo
Vaca, quien falleció en enero de 1998.
El diploma de Corach fue tratado con rapidez. En realidad, las trabas las sufrió en la
Legislatura porteña cuando su banca tuvo que ser negociada con la Alianza. Una vez que la
coalición dio el okey, la aprobación del pliego en el Senado fue casi un simple trámite
administrativo.
El día de ayer fue una jornada de buenas y malas noticias para el entonces ministro del
Interior. Por la mañana, mientras realizaba su acostumbrada conferencia de prensa, los
integrantes del programa televisivo Caiga Quien Caiga lo despidieron con
mariachis y unas voluptuosas jóvenes que, al compás de la música, lo besaban,
acariciaban y le coslocaban un típico sombrero mexicano. Corach sonreía casi al mismo
tiempo en que le confirmaban que el dictador paraguayo Lino Oviedo había desaparecido del
país. Pero ya no importaba, su gestión concluía con el broche de oro que significó la
sesión de los senadores.
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