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Por Hernán Ferreirós Con tres discos y menos de una década de vida, Tortoise no sólo logró convertirse en la banda más venerada de la escena independiente del rock de Chicago. Además, fue señalado como responsable de un nuevo género cuya denominación provoca intriga: el pos rock. Por primera vez en su carrera, el grupo --cuyo nombre significa tortuga en francés-- inició una gira sudamericana que incluye un show, esta noche, en La Trastienda. "No tenemos demasiado contacto con la cultura sudamericana. Nunca crucé la frontera sur de los Estados Unidos", confiesa a Página/12 el bajista Doug McCombs, uno de los fundadores. Tortoise se originó en 1990, en las zapadas que McCombs sostenía con el baterista John McEntire. Los discos Tortoise (1994), Millions now living will never die (1996) y TNT (1998) compilan algunos de las canciones más ambiciosas y originales que pueden ser atribuidas al rock de esta década. Combinando instrumentos tradicionales con el tratamiento electrónico, el grupo despojó al rock de toda su parafernalia para operar sobre su materia prima: el sonido. --Lo de "pos rock", ¿define bien lo que hacen? --No realmente. Para mí tiene muchas connotaciones negativas. Fuimos etiquetados así por un periodista que quería provocar la impresión de que nosotros éramos la avanzada de un movimiento destinado a destruir al rock. Jamás pretendimos algo así. Lo que intentamos es hacer algo distinto con el rock. Yo me considero un músico de rock, aunque también escucho otros tipos de música e intento incorporar esos sonidos a lo que hago, igual que el resto del grupo. Nuestro guitarrista Jeff Parker, por ejemplo, tiene un background casi exclusivamente de jazz. En verdad, más que músicos de rock preferimos ser considerados simplemente músicos. --Es notoria la influencia del jazz. ¿Se apoyan en la improvisación? --Muy poco. Lo que más nos interesa es escribir canciones. Ese es el horizonte del grupo: componer buenas canciones. Claro que las melodías que nosotros perseguimos no son fácilmente reconocibles. Pero invertimos mucho tiempo y esfuerzo elaborando el aspecto melódico de nuestra música. --¿Por qué no usan voces? --Una respuesta posible es que ninguno de nosotros se concentra en escribir letras. Pero eso no excluye necesariamente al canto. Tuvimos voces en algunos discos que no tenían nada que ver con la palabra, era tan sólo sonido. Tal vez en el futuro incluyamos a un cantante. Hace poco colaboramos con la banda holandesa The Ex y su cantante puso voces. También Laetitia Sadier, la voz de Stereolab, colaboró con nosotros. --A diferencia de buena parte de los grupos involucrados con la música electrónica, Tortoise no usa samplings de sonidos de otros. ¿Por qué? --No nos parece necesario. Sampleamos nuestra propia música con el objetivo de explorar nuestras ideas. De todos modos, no consideramos que sea menos lícito samplear sonidos de otros. Hay gente que ha hecho grandes cosas a partir de otras grabaciones. Pero considero que es mejor si no es posible reconocer los samplings. La técnica es realmente creativa cuando se toma la música de otro y se la transforma para hacerla de uno. No me interesa usar frases completas de otra grabación sin mayor trabajo sobre ellas. --¿Tiene algún conocimiento de la música argentina? --No estamos muy familiarizados. Tal vez si nombra a algún músico yo pueda reconocerlo... --¿Astor Piazzolla? --No, lo siento. Por eso estoy entusiasmado con esta gira. Tortoise tocó miles de veces en Europa. Ya nos tiene un poco cansados ese viaje. Tocar en un lugar nuevo es muy estimulante. Además, pocas bandas chicas pueden darse el lujo de llegar a Argentina. --¿Cómo se imagina a la Argentina? --No sé... Se me ocurre que es una llanura muy vasta y hermosa. No estoy muy al tanto de la geografía, en realidad. Pero me imagino que habrá cowboys por todos lados.
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