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LOS MUSICOS DE MEMPHIS DICEN QUE LA ERA DE LA MISTICA HA TERMINADO
“Ahora, el rock es sólo un negocio”

Un tema del grupo se convirtió en cortina del programa de Marcelo Tinelli, el cantante Adrián Otero hace vida sana y los conciertos ya no son una expedición hacia fronteras peligrosas. De ese cambio de cosas hablan en esta entrevista.

Idea: “Nosotros éramos de verdad tipos de la esquina tocando. Hoy todo es un negocio de meter 20 mil personas en una cancha y venderles remeras y bengalas”.

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Adrián Otero, Daniel Ruso Beiserman y el saxofonista Emilio Villanueva, 21 años juntos en Memphis.
Los veteranos del blues local aseguran que su grupo dio pie al fenómeno de la mística futbolera en el rock.


Por Pablo Plotkin

t.gif (862 bytes) El siempre oportuno Marcelo Tinelli convirtió un tema de la banda en cortina de "Videomatch", Adrián Otero anunció un cambio de hábitos (dejó el alcohol, básicamente), y la mística blusero-barrial de Memphis se fue por la borda casi de un día para otro. Al tiempo que la banda cambiaba el rumbo de su relación con el público (que antes le exigía aguante), el vocalista se inició como actor: integró el elenco de Graciadió y Cinco pal peso, de Raúl Perrone, también el de la efímera serie de Canal 13 La Nocturna, y entonces las cosas habían cambiado por completo. A veintiún años del comienzo, los tres miembros fundadores de Memphis --Otero, el bajista Daniel Ruso Beiserman y el saxofonista Emilio Villanueva-- no se arrepienten de las decisiones que tomaron en el último lustro, y aseguran que no les gustaría volver a los días de desenfreno, cuando "los fanáticos les exigían cosas que van más allá de la música". Acaban de editar El Acústico, una especie de grandes éxitos en versiones desenchufadas grabado en vivo en La Trastienda, y mañana a las 22 lo presentan en el Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125). "Somos gente de moral tradicional", define Otero en una entrevista con Página/12. "Creemos en la familia y todo eso. El rock no nos condiciona a hacernos los locos. No creemos en eso. Respetamos a la gente que enloquece, pero no se sienta con nosotros a tomar café."

--¿El cambio en el estilo de vida le hizo cambiar la manera de escribir?

Otero: Sí. En el último disco tenía mucha necesidad de escribir, y por ahí escribí de más. A todas las letras traté de buscarle una vuelta para poder creer en algo, ver el hilo de luz al final del túnel. Al principio era más nihilista, más triste, en esta última etapa estoy tratando de ser más esperanzado, para poder criar a un hijo y esas cosas. No es que tenga esperanza, pero la quiero tener.

--¿Creen que una parte de su público se lo tomó a mal?

Otero: Eso nos tiene muy sin cuidado. La gente sectaria no nos parece interesante, lo digo habiendo sido los más sectarios. Lo que se premia mucho en este ambiente, que no deja de ser una aldea, es la actitud, y no la música. Y yo no creo que un grupo musical sea un equipo de fútbol, sinceramente. Nosotros preferimos que la gente se siente y escuche y disfrute tranquilamente de un show, y no que prendan una bengala y se queme un brazo uno.

Beiserman: Nos sentimos más cómodos así. Que la gente se pare y baile está muy bien, pero...

Otero: Por favor, no sean hinchas de Memphis. Que les guste la música, nada más. No nos gusta que haya fanáticos que exigen cosas que van más allá de la música. No nos sentimos comprometidos con el fato del aguante y del diez pesitos para la birra, vieja. No nos gusta eso. De frente mar.

--Pero en algún momento...

Otero: Sí, fuimos la primera banda que llevó a esa gente. La primera banda que tuvo ese tipo de adhesión, fuimos nosotros. Fuimos los primeros en llevar las hinchadas de fútbol a los recitales. Las putas, los putos, drogadictos, vendedores de drogas, marginales, y alguno que venía a escuchar música. Me acuerdo que se decía "no, a ver a Memphis no, que ahí hay quilombo siempre". Pero eso ya pasó. ¿Para qué nos compramos instrumentos y ensayamos cuatro veces por semana durante veinte años? ¿Para que vengan a cagarse a trompadas? Era una pálida.

--O sea que fueron casi los pioneros del rock futbolero.

Otero: Casi no: fuimos los pioneros, no te quepa ninguna duda. Nosotros tardamos unos quince años en tocar en Obras, porque estábamos relocos y no nos importaba un carajo. Pero era nuestra manera de ser, no queríamos que eso sucediera. Las cosas nos superaban. Pero ahora tenemos el control de las cosas, entonces decidimos abrirnos. Abrirnos significó perder parte de esa cuestión, pero también significó tocar para muchas generaciones, y tocar a gusto.

Beiserman: Antes no salíamos a tocar si no tomábamos alcohol, por ejemplo. Eso ahora es algo muy lejano. Pasaron muchos años, el físico no es el mismo, las responsabilidades son otras... Así que tomamos después. Bueno, él no toma más.

--Y el hecho de haber sido durante tanto tiempo cortina del...

Otero: Seguimos siendo. Fuimos, somos y seguiremos siendo cortina del programa de Tinelli. Eso nos abrió la puerta en muchos lugares y nos la cerró en otros.

Beiserman: Acá hay muchos prejuicios boludos. O quizás, cuando tenés éxito, hay muchos envidiosos. Más de uno quisiera tener un tema que lo pasen todos los días en un programa de televisión. Como no lo pasan dicen "uy, mirá, estos grasas".

--¿Cómo los afectó la pérdida de público?

Otero: Si la gente va a tener con nosotros expectativas futbolísticas, nos chupan todos un huevo. Si quieren escucharnos como músicos, bien. También todo tiene un ciclo. Nosotros lo suponíamos: un año hicimos seis Obras, cinco Gran Rex, tres Broadway, y los llenamos todos. Sabíamos que todo lo que sube baja. Pero mirá qué paradoja: vamos a tocar a un barrio como Ituzaingó y metemos 30 mil personas en la plaza. Desde el disco en vivo que no bajamos del platino. Somos cortina musical del programa con más rating de la televisión argentina. Algo quiere decir eso. Hay veces que duele que la gente nos tenga que preguntar sobre la televisión y esas cosas. El otro día voy a comprar una pizza y viene un pendejo y me dice "eh, a ver cuando vuelven los Memphis de antes". Pibe, si cuando yo estaba sentado igual que vos, tomando cerveza, vos todavía no habías nacido. ¿De dónde sacaste la chapa para venir a hablarme a mí? ¿Quién te abrió la jaula?

--Pero en esta década la "actitud" fue un valor agregado fundamental en el rock argentino.

Otero: Ahora todo eso es un negocio. Nosotros éramos de verdad así, éramos puros. Nosotros éramos de verdad tipos de la esquina que tocábamos convencidos de lo que estábamos haciendo. Hoy, todo es negocio: acotan la cultura a meter 20 mil personas en una cancha, venderles la remera y las bengalas. Y todo lo que va a la tele es una cagada... La onda es venderles todo a esos 20 mil que te siguen. Dejarlos sordos, ciegos y mudos. Hasta parecen evangelistas, con todo el respeto que me merece la libertad religiosa. Me parece perverso. Están manipulando una cosa pura que es la adolescencia. No se puede ser tan cínico. Creo que es hora de que se vayan cayendo las caretas. Que se ofenda alguno porque tenemos un tema en el programa de Tinelli me chupa un huevo. Así nomás. ¿El rock, qué? ¿Qué pasa con el rock? El otro día vi un documental sobre el rock y los tipos que hablaban eran todos veteranos. Eso ya fue. Lo que pasa es que en este país vivimos veinte años atrasados, y no se tiene la valentía de llamar a las cosas por lo que realmente son: todo esto es un negocio, y por eso el mundo gira como gira.

 

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