|
Por Raúl Dellatorre Según el especialista en política tributaria de la Alianza Antonio Figueroa, al equipo económico del nuevo gobierno "le faltó coraje" para extender el impuesto a las ganancias sobre las rentas financieras, "que le hubiera ahorrado la necesidad de llegar a este paquete tan grande que grava a una población ya saturada". En diálogo con Página/12, el experto en impuestos consideró que "gravar las rentas de colocaciones financieras, que en general son de las grandes empresas, y los dividendos, hubiera permitido recaudar casi 2000 millones de pesos y sin ningún costo, porque nadie va a sacar la plata del país por ello". "Lamentablemente, hay un gran temor al sector financiero, pero me parece que es más por el lobby de la city que por la posibilidad real de una fuga de capitales", señaló Figueroa. El paquete impositivo anunciado por la Alianza, basado en la extensión del IVA, ampliación del alcance y suba de impuestos internos (a productos de consumo masivo y suntuarios) y aumento de la carga fiscal sobre los ingresos personales provenientes del trabajo mereció diversas críticas de quienes rechazan la mayor presión impositiva. Pero es menos usual que se lo cuestione por no haberse aplicado, como alternativa, una mayor carga sobre el sector financiero. "Hay más de 60 mil millones de pesos en plazos fijos en el sistema, que, rindiendo como mínimo 6 por ciento de interés anual, dan una renta imponible de no menos de 3600 millones: ahí sólo ya había para recaudar 1260 millones de pesos por impuesto a las ganancias (a una tasa del 35 por ciento), que si se hiciera extensivo a los dividendos por participaciones accionarias llevaría la recaudación a 1700 millones", calculó Figueroa. "Y sin necesidad de caer sobre las espaldas de una población ya saturada", agregó. Antonio Figueroa puntualizó, por otra parte, que el temor a que la aplicación de este gravamen a las rentas financieras pueda generar una fuga de capitales es infundado. "Salvo en Argentina, no hay país en el que no se graven", señaló. "Por otra parte, en su mayoría son fondos excedentes de las empresas, que en algún momento necesitan para el giro de sus negocios y, además, como se trata de fondos declarados y 'blancos', si se los llevan del país, por ejemplo a Uruguay, también tendrían que pagar impuestos por su renta. Muchos se olvidan que desde 1998 aquí existe lo que se denomina renta mundial, por la que también pagan las rentas de fuente extranjera", agregó. "Estoy convencido de que, con una medida así, no se va un peso", remató. También rechazó el argumento de que un impuesto a las rentas financieras sea de difícil control. "Más difícil es ejercer el control de impuestos internos sobre algunos bienes suntuarios, que desde un punto de equidad fiscal está bien aplicarlos, pero no sé si su resultado será el esperado en materia de recaudación". Señaló, como ejemplo, que controlar el impuesto sobre la venta de joyas "requeriría tener un cuerpo permanente de la DGI en la calle Libertad". Pero refirió, en cambio, que un nuevo impuesto sobre los automotores "es contradictorio con el mantenimiento del Plan Canje, un subsidio que ya le costó al Estado 250 millones de pesos". El experto también cuestionó la mayor carga impositiva sobre las ganancias provenientes del trabajo personal. "La persona que tiene un ingreso mensual de 3000 pesos, con familia tipo, hoy no es un pudiente, y se le aplicarán recortes en las deducciones para que pague más impuesto a las ganancias", subrayó el especialista, que participó de los equipos de trabajo de la Alianza pero cuyas opiniones no se reflejaron en el paquete tributario que la coalición envió al Congreso. "Además, esa persona ya está pagando un impuesto implícito por las contraprestaciones que ha dejado de recibir del Estado: educación, salud, seguridad, que en algunos casos puede estar pagando de su bolsillo a través de servicios privados", advirtió. Pese a sus críticas, Antonio Figueroa admitió que la reforma impositiva impulsada por José Luis Machinea "tiene cierto sesgo progresivo, pero también grava consumos masivos, como cigarrillos y bebidas, que podrían haberse evitado con un grado mayor de audacia". Indicó que éste era el momento para lanzarse con una propuesta que podría haber sido resistida por el lobby financiero, pero "en una situación como la actual nadie podría haber cuestionado su necesidad". Asegura que lo propuso ante los equipos técnicos de la Alianza pero no fue aceptado. "Ahora habrá que ver cómo sale, porque todavía puede haber algunos cambios en el Congreso", señaló finalmente.
|