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CUENTA REGRESIVA PARA LAS PRESIDENCIALES EN CHILE
La incógnita está en los "votos DC"

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Después de la abrumadora demostración de fuerza con un cierre de campaña de más de 200 mil personas, el socialista Ricardo Lagos afronta la primera vuelta de mañana, preocupado por algunos de sus aliados.

Página/12
en Chile

Por Pablo Rodríguez
Desde Santiago

t.gif (862 bytes)  Terminó la campaña electoral y se nota. A lo largo de la Alameda y de sus continuaciones hacia el oeste (en la zona de Estación Central) y hacia el este (hacia Providencia y Las Condes), las plazoletas ya no están inundadas de carteles "a dos aguas" con las leyendas "Crecer con igualdad" y "A votar por el cambio". Santiago se agrisó también por el cielo, completamente cubierto durante todo el día. Los tres candidatos principales (el de la "igualdad", el socialista Ricardo Lagos; el del "cambio", el derechista Joaquín Lavín; y la comunista Gladys Marín), más relajados que en los últimos días, recibieron a la prensa por la mañana. Como si fuera una chanza involuntaria al menemismo saliente, el comando de Lagos ofreció torta y champagne. Y ahora que ceden los slogans, el alimento de las discusiones políticas son las especulaciones.

Estas especulaciones se dirigen fundamentalmente a un solo protagonista: la oficialista Concertación por la Democracia, que va por su tercer período de gobierno luego de la dictadura de Augusto Pinochet, que terminó en 1990. Efectivamente, la coalición liderada por la Democracia Cristiana y el Partido Socialista ganó con holgura las presidenciales de 1989 y 1994: más del 58 por ciento en un caso, casi el 53 por ciento en el otro. Ahora, ninguna encuestadora se anima a pronosticar que Lagos ganará en la primera vuelta, o sea, por encima del 50 por ciento de los sufragios. Es más: alguna consultora, como la Fundación Futuro, afirma que las intenciones de voto están empatadas para Lagos y para Lavín.

Si el candidato socialista ("no seré el segundo presidente socialista de Chile sino el tercero de la Concertación", suele decir Lagos) obtiene por menos de la mitad de los votos, la fuga podrá venir por derecha o izquierda. Por derecha, algunos votantes democristianos, que no se atreven a votar a un socialista por más que su partido esté aliado al socialismo (el ex presidente Patricio Aylwin y el actual Eduardo Frei son "DC", como se dice secamente en Chile). Por izquierda, puede darse el caso que algunos socialistas, o adherentes al Partido por la Democracia y al Partido Liberal, castiguen a Lagos por su viraje de larga data hacia el centro político y elijan a Gladys Marín.

na23fo02.jpg (22079 bytes)Para Lagos, el problema son los votos DC. Por eso, en el último tramo de su campaña electoral, intentó convertir esta elección en una suerte de reedición del plebiscito de 1988, donde Pinochet jugó y perdió la continuación de la dictadura por otros carriles. Lagos acusó reiteradamente a Lavín y a sus colaboradores de haber sido la pata civil de la dictadura, para recordarle a los democristianos que la cara de bebé, la imagen de frescura y cambio y las promesas a veces cercanas a la de la Concertación esconden a un Mr. Hyde. En esta apelación al motivo central por el que nació la Concertación (derrotar a Pinochet), Lagos también calculó que pedir los votos comunistas también podría espantar a los democristianos. Sabe, asimismo, que si hay ballottage los votos de Gladys Marín se inclinarán en buena medida hacia él (ver nota aparte).

Por su parte, Lavín no quiere hablar en absoluto de los años de la dictadura (no es lo que más le conviene), y no cesa de distanciarse de Pinochet. Borró parcialmente su identidad de derecha, fuerza política que no pudo reunir más del 35 por ciento de los votos en los últimos años, para liderar una campaña calificada de "populista". Caminó por las regiones firmando un compromiso en cada una de ellas para solucionar cada problema específico, apareció en los spots televisivos como minero, pescador, indígena múltiple (aymará, mapuche, pascuense) y hasta bombardeó las nubes para hacer llover.

El despliegue de la derecha sirvió, pero tuvo una ayuda muy importante: la situación económica. Las combinaciones de crisis, sobre todo la asiática, dejó a Chile en un constante descenso de la actividad industrial y comercial. Los índices de crecimiento se redujeron a un tres por ciento, la desocupación trepó al 12 por ciento y la popularidad del gobierno cayó abruptamente. Esto hace que los votantes más jóvenes, a los que las referencias a Pinochet y al plebiscito no afectan demasiado, puedan engrosar la votación de Lavín.

"Que querés que te diga, para mí, hay segunda vuelta", confesaba anteayer un hombre a su esposa en medio, y a pesar, del fervoroso y multitudinario cierre de campaña de Lagos. Es cierto que la Concertación es optimista y que las más de 200 mil personas que ocuparon la Alameda constituyen una gran demostración de fuerza. Pero la coalición gobernante aún no está completamente segura del triunfo en la primera vuelta.


PARA EL ABOGADO JOAN GARCES
Un "Nobel" anti-Pinochet

 

t.gif (862 bytes)   Su discurso ante el Parlamento de Suecia fue un alegato implacable contra los crímenes de Estado. Joan Garcés, el abogado valenciano impulsor de los sumarios contra el general Pinochet, recibió en Estocolmo el premio de la Fundación Right Livelihood, más conocido como Premio Nobel alternativo. Este galardón fue creado en 1980 por un filatélico sueco-alemán y desde entonces distingue a personalidades que se han significado por la defensa de los derechos humanos y a organizaciones empeñadas en la defensa de la naturaleza.

"El asesinato en masa, la tortura generalizada, el terrorismo selectivo, el terror indiscriminado, han sido utilizados de modo sistemático en todos los continentes como instrumentos de política interior o exterior. Y lo siguen siendo." Con estas palabras, Garcés, que colaboró con Salvador Allende y milagrosamente pudo abandonar el Palacio de la Moneda cuando las tropas de Pinochet lo asaltaron en septiembre de 1973, pidió ayer un compromiso para desarrollar el Estado de derecho en el ámbito internacional, "ya que es la forma económicamente menos costosa, y socialmente más rentable, de prevenir y sancionar los crímenes contra la humanidad".

HABLA LA CANDIDATA COMUNISTA
Gladys, el voto PC

Por P. R.
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En las elecciones legislativas de 1997, Augusto Pinochet se permitió una chanza. "Voté porna22fo01.jpg (14486 bytes) la Gladys", dijo el entonces jefe del ejército chileno. Mañana, el ex dictador no podrá hacer bromas desde Londres. Hasta la propia derecha se distancia de él para intentar ganar los comicios. Y Gladys Marín, candidata presidencial por Chile de Verdad (básicamente, el Partido Comunista), está dispuesta a duplicar los votos de "la izquierda extraparlamentaria", como se la llama, respecto de las presidenciales de 1994. En medio de la agenda cargada de todo candidato, Marín recibió a Página/12 en su comando electoral para explicar por qué la derecha creció a expensas de la Concertación. Y por qué, a pesar de eso, no apoyará a Lagos si hay ballottage.

--¿Cuántos votos piensa reunir mañana?

--Vamos a estar cerca del siete por ciento o un poco más. Para una izquierda muy, muy alternativa al sistema, como ésta, es una gran base.

--¿Cuáles son las razones por las que la derecha crece para esta elección mientras la Concertación baja?

--La Concertación ha hecho la política de la derecha durante todos estos años. Con la llamada "política de los consensos", la Concertación gobernó junto a la derecha y le regaló la condición de segunda fuerza para lograr la estabilidad política luego de Pinochet. Pero el otro aspecto fundamental es la realidad económica, que no se debe sólo a razones externas sino a fallas estructurales del sistema, que llevan a la pobreza y a las cesantías. Un ejemplo: bajó el precio internacional del cobre, una de las principales exportaciones chilenas. De acuerdo. Pero por la operación de las trasnacionales hubo una sobreproducción del cobre, que es una de las causas de la baja.

--¿Cuál es la traducción de este dato a propuesta económica? ¿Que las trasnacionales no deben operar en Chile?

--No. Pero hay que provocar una redistribución de los ingresos del país. Hay que elevar los salarios y las jubilaciones a través de la generación de nuevos impuestos. Hay que elevar el impuesto a las utilidades de las trasnacionales. Hay que volver a instalar un impuesto que nació en la época de Frei Montalva, el padre del actual presidente: el impuesto al patrimonio, que no es otra cosa que un impuesto a las grandes fortunas. Paralelamente, se debe reducir el IVA para los productos de la canasta familiar y elevarlo para los productos suntuarios.

--Usted señaló las fallas de la Concertación. ¿Pero por qué estas fallas son capitalizadas mayoritariamente por la derecha?

--La propaganda de la derecha fue enorme, mucho más grande que la de la Concertación. Es lamentable que haya sectores populares que apoyan a Lavín.

--¿El hecho de que Pinochet esté lejos de Chile lo favoreció a Lavín para distanciarse de él sin perder votos de su propia derecha?

--Sí y no. Lo favoreció pero también indica que parte de la derecha quiere sacarse realmente de encima a Pinochet. No toda la derecha es fascista.

--Sin embargo, el discurso de Lagos identificó completamente a la derecha actual con la de la dictadura.

--O sea, puso las cosas en los mismos términos que en el final de la dictadura. Esto quiere decir que la Concertación ha fracasado. Tiene que darse cuenta de que por esta vía seguirá perdiendo votos. Es una fuerza agotada.

--¿Considera que existen sectores de la Concertación que podrían, con este diagnóstico, acercarse a la izquierda que usted representa?

--Sí, claro que existen. Por otra parte, es la única forma de que se revitalice. Nosotros estamos buscando una nueva mayoría nacional, y para eso necesitamos a la Concertación. Y la Concertación nos necesita.

--Eso parece en los antípodas de la negativa de Lagos para pedir sus votos en un hipotético ballottage y de su negativa a dárselos. ¿La izquierda no apoyará en esa instancia a Lagos?

--Habrá mucha gente que me votó a mí y que votará después a Lagos. Yo no le doy órdenes a nadie. Pero la Concertación tiene que saber que, si ocurre esto, se enfrentará con el mismo escenario difícil en los próximos años. La Concertación debe cambiar porque a la larga terminará perdiendo.

 

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