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Por Raúl Kollmann Los abogados de varios de los imputados en el caso Cabezas harán hoy un último y desesperado intento por frenar la iniciación del juicio, previsto para mañana. Los letrados se presentarán esta mañana en la Corte Suprema, urgiendo un per sáltum, y argumentando que el tribunal que juzgará a los acusados es el mismo que actuó durante la instrucción, algo que -según argumentan- está estrictamente prohibido por la Constitución Nacional. No será ésta la única sorpresa del juicio. Contra lo que se ha dicho hasta ahora, los acusados hablarán durante el juicio y mantendrán una defensa activa. Consideran que la sentencia ya está redactada, condenándolos a reclusión perpetua, por lo que posiblemente den batalla. La ofensiva judicial contra la iniciación del juicio tiene dos aristas. Algunos abogados esperan que transcurra el tiempo y están esperanzados en que las cosas se dilaten hasta abril, momento en que los imputados cumplirán tres años en prisión, por lo que pedirán su excarcelación. O sea que se trata simplemente de una maniobra para ganar tiempo. Otros letrados, en cambio, consideran que el tribunal de Dolores -integrado por Raúl Begué, Susana Darling de Yaltone y Jorge Dupuy-- no actuó en forma imparcial durante la instrucción y que de todas maneras es contrario a derecho que juzgue a los imputados, siendo el tribunal que actuó desde el momento de crimen. En principio las presentaciones se hicieron ante la Cámara de Casación Penal bonaerense, donde todo cayó como una brasa ardiente. Tres jueces se excusaron, uno se fue de viaje --dice que vuelve mañana-- y sólo opinaron dos magistrados: según parece, uno a favor de cambiar el tribunal y otro a favor de mantenerlo. Pero como la resolución de la Cámara no tiene firma supuestamente esperan la llegada del viajero--, los abogados se presentarán hoy a la mañana en la Corte Suprema. Las posibilidades de frenar el juicio son, sin embargo, escasas, por lo cual el conflicto se trasladará inevitablemente a la primera audiencia. Allí los letrados de policías y horneros intentarán otra vez conseguir la parálisis de la sesión. Aunque las posturas entre los acusados son discrepantes, el juicio apunta hacia un desarrollo inesperado. * Hasta ahora, la previsión era que los acusados no iban a hablar. En consecuencia, en el centro del proceso iban a estar las propias contradicciones de una investigación hecha por la Bonaerense respecto de un crimen cometido por sus hombres. Por ejemplo, nadie puede explicar porqué mataron a Cabezas, qué otros integrantes de la Bonaerense participaron del asesinato, la trama insólita y carente de credibilidad del arma y la máquina de fotos, las declaraciones contradictorias de quienes participaron del crimen, los ladrones de Los Hornos, y algunos testigos obviamente truchos. * El desarrollo inesperado podría venir de los acusados. Saben que tienen la reclusión perpetua sobre la cabeza y es muy posible que den la pelea, por lo menos para mejorar su situación. A los horneros, el gobierno bonaerense les prometió la Ley del Arrepentido y que les iban a aliviar las cosas, pero afrontan una condena de por vida. Esto es lo que modificaría todo el panorama. El juicio entonces puede caminar entre dos pronósticos bien distintos. Por un lado, una especie de cero a cero futbolístico, donde todo camine sobre los rieles previstos y termine imponiéndose una historia poco creíble. Por el otro lado, puede ser un partido apasionante, con muchas jugadas inesperadas y una confrontación que tal vez saque a luz la verdadera historia. En todo caso, la cuestión de fondo es una sola: si la orden de matar a Cabezas provino de Alfredo Yabrán o -lo que nunca se investigó a fondo- si el crimen fue ordenado por jefes de la Bonaerense.
Por R.K. * Alfredo Yabrán estaba molesto porque Cabezas le sacó unas fotos. * No dio instrucciones de que lo mataran, pero hizo un gesto de disgusto como para que alguno de sus hombres se encargara del fotógrafo. * Gregorio Ríos, el jefe de la custodia del supercartero, tomó la posta y convocó al policía Gustavo Prellezo para que apretaran a Cabezas. * Prellezo, junto con otros policías, utilizaron a ladrones que habían llevado a la Costa para hacer el apriete. * Los ladrones de Los Hornos eran demasiado borrachos y demasiado drogadictos, por lo cual se les escapó un tiro, casi por accidente. Esta es la historia que se pretende vender y deja supuestamente bien parados a todos: a Yabrán no se le puede imputar nada, porque está muerto; Ríos y Prellezo no dieron orden de matar sino de apretar y los horneros estaban borrachos y drogados. Una joya. El problema es que el crimen de Cabezas --aun con los hechos que nos quieren vender-- fue distinto: lo mataron con dos o tres tiros en la nuca -no fue un accidente--, lo tuvieron esposado, quemaron el cuerpo, compraron el combustible antes del secuestro y actuaron a cara descubierta, síntoma de que el plan era matarlo. Además, está probado que había más gente en la cava, sospechosos que --curiosamente-- nunca fueron encontrados a pesar de que existen identikits de ellos. El mayor desafío del juicio que empieza mañana es derrumbar la historia que nos quieren vender y develar la real. Si ello no ocurre, es posible que haya condenas, pero no justicia.
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