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Por Diego Schurman "De acá no nos movemos. Que Cecilia Felgueras no se haga la maestra ciruela. Ella que se dedique a la historia del arte, que es de lo que sabe. Pero que no se meta con nosotros." La advertencia de Domingo Petrecca, uno de los representantes de la CGT en el directorio del PAMI, prenunció ayer el tenor del conflicto que le deparará a la Alianza la intervención de la obra social de los jubilados. Petrecca, secretario general del gremio de cementerios, no es un dirigente de perfil alto. Pero llegó al PAMI empujado por un fenomenal polo de poder sindical, liderado por Luis Barrionuevo, y ahora está obligado a dar la cara. La resistencia a la intervención, que encabezará Felgueras desde el Ministerio de Desarrollo Social, se hará por múltiples canales. Ayer se explotó el legal, a través de medidas cautelares presentada por los centros de jubilados. En el peor de los casos, se buscará "ganar" tiempo. En la más optimista de las hipótesis, vencer la partida. Nadie descarta algún tipo de movilización "espontánea", donde se reivindique un añejo proyecto de ley de la CGT, guardado en algún cajón del Congreso, para que los representantes del PAMI surjan del voto directo. La idea es contraponer una medida "democrática" con otra de "facto", como la intervención. Pero el camino más efectivo será, seguramente, el que emprenda Barrionuevo a través de su amigo y operador en las sombras de la Alianza, Enrique Nosiglia. El sindicalista sabía de las intenciones de intervenir la obra social de los jubilados. Pero en conversaciones previas con Nosiglia había estado trabajando para limitar la "limpieza" en la controvertida figura de Víctor Alderete. Ni Petrecca ni Reynaldo Hermoso --el otro representante sindical-- buscan calentar dos sillones del PAMI para asegurarse los 8 mil pesos de sueldo. Sus puestos son claves para que la CGT expanda su dominio sobre el resto de la estructura de la obra social, que maneja un presupuesto de 2400 millones de dólares anuales. Más que un "botín de guerra", como suele decirse en el mundillo político, el PAMI es casi un paradigma de cómo opera el sistema de "retornos", una palabra que ganó lugar en los medios durante la gestión de Matilde Menéndez. El propio Petrecca está imputado en una causa como mentor del sistema de subcontrataciones que realizó con Funeral Home, una empresa intermediaria que derivaba las prestaciones a casas funerarias, que a su vez debían aceptar ciertas condiciones para trabajar con el PAMI. En las negociaciones con Nosiglia, Barrionuevo entendió la necesidad de "remover" las actuales representaciones del Estado y de los jubilados. Al fin, sería la mejor manera de descomprimir una situación que viene de arrastre. Pero nunca se mostró dispuesto a mantenerse cruzado de brazos si los cambios terminan afectando a los representantes sindicales, que tienen mandato hasta el 12 de marzo del 2001. Ni aún con una intervención corta, de no más de seis meses, como le prometieron que sería en una de las últimas conversaciones que mantuvo con gente de la Alianza. Es entendible. La red de negocios que tendió Barrionuevo a través del PAMI es sideral. Sin ningún cargo oficial en esa obra social, tiene voz y voto. Colocó a un hombre de San Martín, sus pagos, como delegado de la octava. Y también varios familiares directos e indirectos, a quienes se vincula con gerenciadoras y empresas de ambulancias. Quizá por eso Petrecca se preocupó en aclarar ante Página/12 su rol en el directorio. "Yo no vine a un club de amigos. Vine a trabajar. Por eso, insisto, ¿cómo el Estado, a través de la maestra ciruela de Felgueras, nos va a intervenir si es el Estado el que se quedó con el dinero del PAMI? Antes que intervenir, Economía debería mandar el dinero para que el PAMI pueda cumplir con las prestaciones."
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