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Por Raúl Kollmann El juicio por el asesinato de José Luis Cabezas se pondrá en marcha en la mañana de hoy. La víspera produjo dos novedades. La primera fue que, bien temprano, la Cámara de Casación Penal rechazó la recusación contra los jueces del tribunal que comandarán el proceso. No hubo argumentaciones de fondo, sino cuestiones de forma para desechar el pedido de los defensores del policía Gustavo Prellezo y de los ladrones, contratados por policías, conocidos como "Los horneros". El camino de la Corte fue el único que les quedó a los defensores, aunque en la jornada de hoy volverán a la carga en la primera audiencia oral. La otra novedad fue el inmediato pase a retiro del jefe de la investigación del caso Cabezas, el comisario Víctor Fogelman. Dentro de la Bonaerense es un secreto a voces que el juicio puede dejar muy mal parado a Fogelman y al conjunto de los que entonces eran mandos de la fuerza. Por las dudas, sacaron al comisario de circulación. Las primeras jornadas del juicio prometen ser aburridas, pero nunca se puede descartar algo de acción. Supuestamente se van a leer las pruebas conseguidas durante la pesquisa y recién el día 20 empezarán a declarar los testigos. Ese será el momento en que podrían aparecer las sospechas. La versión oficial de los hechos podría resumirse de la siguiente manera: * Alfredo Yabrán se molestó con unas fotos de José Luis Cabezas --o tal vez por otro motivo hasta el momento desconocido-- y tácitamente dejó entrever que sería bueno que sacaran al fotógrafo del medio. * Su fiel escudero, el jefe de la custodia Gregorio Ríos, habría contactado entonces al policía Gustavo Prellezo para que se ocupe del asunto. * Prellezo, acompañado por otros tres policías, Aníbal Luna, Sergio Camaratta y Silvia Belawsky, juntaron la información y prepararon el terreno para la paliza. * En la operación supuestamente participaron los horneros, cuatro ladrones con problemas de alcohol y drogas. Según ellos, Prellezo fue el que disparó. Según Prellezo, el que tiró fue Braga. En verdad, la historia oficial está llena de contradicciones e incongruencias que tal vez el juicio oral despeje. La pistola secuestrada y periciada cinco veces no encaja por ningún lado: apareció en la casa marplatense de Luis Martínez Maidana, pero todo se parece demasiado a una maniobra policial, ya que no hay ningún indicio contra el grupo denominado "Los pepitos". Los imputados dicen que tenían orden de "apretar" a Cabezas, pero le pegaron dos --o tal vez tres-- tiros en la nuca y quemaron su cuerpo con combustible que habían comprado antes. Está probado que en la cava hubo más vehículos y más personas que las que aparecen hasta ahora. Sin embargo, esos personajes ocultos --seguramente policías-- permanecen ocultos. Todo indica, además, que hubo una zona liberada para cometer el crimen. En el fondo, la causa Cabezas expondrá otra vez el duelo Menem-Duhalde. Desde el gobierno bonaerense hicieron todo lo posible por echarle la culpa del asesinato a Alfredo Yabrán y por ende a la Casa Rosada. El menemismo, por el contrario, apuntó siempre a la Bonaerense y por lo tanto a Duhalde. En el medio quedó un asesinato brutal que, en verdad, no se investigó en serio.
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