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Una mano negra detrás del estallido de pirotecnia

El responsable de los depósitos, primo  hermano de Menem, cree que la explosión fue intencional. La justicia lo investiga.

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Por Eduardo Videla
t.gif (862 bytes)  Jacinto Akil, primo hermano del ex presidente Carlos Menem y responsable de los tres depósitos que estallaron el domingo en la localidad de Quilmes, no tiene dudas: la voladura de miles de cohetes y fuegos artificiales fue consecuencia de un hecho intencional. Así lo confirmó a Página/12 su abogado, Marcelo Racchetti. La misma certeza tienen los investigadores, que ayer recorrieron la zona del hecho para verificar si existían riesgos de nuevas explosiones. Las sospechas fueron alimentadas por la declaración de vecinos del barrio, quienes detectaron la presencia de un helicóptero que sobrevoló la zona en dos ocasiones, momentos antes de las explosiones.

Los depósitos de pirotecnia, ubicados en lo que fue el Batallón de Arsenales 601 de Monte Chingolo, comenzaron a estallar el domingo a las 3.30 de la madrugada. Hubo una lluvia de fuegos artificiales en medio de las explosiones, que provocaron alarma en los vecinos y la intervención de unas 30 dotaciones de bomberos. El fuego ya había sido controlado cuando, a las 10 de la mañana, otros dos estallidos, mucho más fuertes que el anterior, hicieron volar dos galpones ubicados a unos 300 metros del primero.

Los bomberos, en principio, suponían que la primera explosión pudo originarse en un cortocircuito. Pero el segundo estallido hizo desvanecer esa hipótesis: el tiempo transcurrido entre una y otra deflagración, y la distancia entre los depósitos obligaban a descartar la posibilidad de un "efecto de contagio" entre ambos.

Según el intendente de Quilmes, Fernando Geronés (Alianza), en el lugar había unas 340 mil cajas de artículos de pirotecnia. El material era propiedad de la empresa Hijos de Jaled Akil SCA. Su titular, Jacinto Akil, adelantó que las pérdidas fueron totales. El padre del empresario era hermano de Mohibe Akil de Menem, la madre de quien hasta el viernes fue el Presidente de la Nación.

"Tenemos el pleno convencimiento de que se trató de un hecho intencional, pero desconocemos cuál pudo ser el móvil", dijo a este diario Racchetti, abogado de Akil.

El empresario le alquilaba los galpones para depósito de pirotecnia a Fabricaciones Militares. Cuando, a mediados de 1998, el predio fue vendido por el Ejército a 82 empresas nucleadas en la Unión Industrial de Quilmes, los compradores heredaron el alquiler de esos tres galpones. En el predio hay en total 28 galpones, en algunos de los cuales ya están funcionando industrias.

Ayer, el intendente Geronés inspeccionó 20 de los galpones para constatar que no existían otros depósitos de pirotecnia. Allí comprobó que entre la pólvora habían otros productos de importación y varias bolsas de cloruro de bario, un propagador de la combustión que se utiliza en la fabricación de fuegos artificiales, y que es una sustancia tóxica. Los otros ocho galpones serán abiertos con orden judicial.

El intendente realizó la inspección acompañado por una delegación de vecinos, preocupados por la seguridad del lugar. Habitantes de un barrio lindero, en el partido de Lanús, habían cortado la avenida Donato Alvarez y el Camino General Belgrano, para pedir que se conozca qué se guarda en el ex batallón.

El propio Geronés, cuando era presidente del Concejo Deliberante de Quilmes, presentó una denuncia penal contra el funcionamiento del depósito. El juez federal de La Plata, Arnaldo Corazza, dispuso el desalojo del predio, pero una intervención de Fabricaciones Militares permitió que el lugar fuera desocupado en forma paulatina. El mismo juez es el que interviene en la causa de las explosiones.

Durante su inspección, Geronés descubrió otras irregularidades: al menos una diez industrias ya están funcionando en el ex batallón --entre ellas, la automotriz Dahiatsu--, pese a que el parque industrial aún no está autorizado por el municipio ni por la provincia.

Durante toda la tarde de ayer, los bomberos continuaron humedeciendo el material para inutilizar la pólvora y evitar nuevas explosiones. Mientras, los peritos de la Brigada de Explosivos de la policía bonaerense recolectaron pruebas para realizar las pericias. "Por lo pronto --reveló el intendente a Página/12-- se comprobó que en los galpones no había conexión eléctrica, lo que descarta la posibilidad de un cortocircuito".

 

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